lunes, 17 de diciembre de 2007

El libro ilimitado

AntonioMuñozMolinaEl sábado, Antonio Muñoz Molina ponía este sugestivo título a su crónica de Ida y vuelta de Babelia, y la acababa con estas palabras:
  • “Soy lo que he leído. Me gano la vida gracias a que existen lectores. En el escaparate de la librería distingo con expectación impaciente el libro que vengo buscando. Verlo me da tanta felicidad como descubrir en un escaparate de la infancia la cubierta en colores de una novela de Julio Verne. Son Los ensayos de Montaigne que acaba de publicar Acantilado, editados y traducidos admirablemente por Jordi Bayod Brau. Muy pronto el gozo de las manos se añade al de la mirada: sopeso el volumen, paso los dedos por su tapa tan sólida, lo abro y rozo las páginas con las yemas de los dedos, y al hacerlo percibo un olor exquisito de papel y de tinta. Por cualquier página que se abra este libro ilimitado se reconocerá la voz sabia y serena, la inteligencia irónica y voluble, la curiosidad entre erudita y chismosa de aquel hombre feliz que se retiró hace más cuatro siglos a escribir y a leer en la biblioteca circular de su torre. Como Cervantes o Shakespeare si empezamos a leerlo nos acompañará a lo largo de toda nuestra vida, y a medida que pase el tiempo y sigamos leyendo nos enseñará cosas que ni siquiera habíamos sospechado en las primeras lecturas. Como el señor don Quijote de la letanía de Rubén el señor de Montaigne nos asistirá en nuestra diatriba contra los fanáticos y los propagadores de la ignorancia, contra los sinvergüenzas, contra los estafadores de la jerga psicopedagógica, contra los políticos que sólo pueden eternizarse en su parasitismo gracias a una ciudadanía analfabeta y embotada. En el viaje de vuelta soy yo quien entra en el vagón del metro con la nariz hundida en el libro, quien se queda tan absorto leyendo a Montaigne que cuando levanta los ojos descubre que se ha pasado de estación.”

9 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Sabias y hermosas palabras, como de costumbre, las de este grandísimo escritor, compa Helena. No sé cuántos dedos de cualquiera de mis dos manos entregaría al diablo a cambio de una millonésima parte de su don para la escritura. En fin, resignación (por lo que no lograré) y alegría (por lo que disfrutaré, mientras, al menos, él siga escribiendo...).

Un abrazo.

El Escondrijo dijo...

Helena, la crónica Muñoz Molina me dejo salibando. La misma tarde en que la leí fui a la librería de mi universidad, bajo el influjo de un impulso secreto, y al acercarme al estante de Acantilado, pregunté de inmediato por los ensayos del Señor de la Montaña.

Minutos después, en la explanada de la universidad, aparecí con los ojos absortos en la tapa dura de rojo intenso del "libro ilmitado", y con una deuda gigante en mi tarjeta bancaria (aquí nos llega la literatura a precio de oro, que si bien lo vale, no deja de pesar en la cartera).

He leído los primeros dos capítulos, sin embargo, y he quedado más que satisfecho.


El Escondrijo (http://escondrijocobarde.blogspot.com/)

Por la tangente dijo...

Pues yo empiezo con los Karamazov.
Ups... hoy le digo en mi blog 4 cosas a Enrique Vila-Matas... Espero que te haga sonréir mi ego-pataleta.

elena dijo...

Tangente, acabo de leer la carta y me ha parecido genial (as always). Espero postearla como se merece en cuanto pueda.

elena dijo...

Manuel, elegir es odioso, pero si sólo pudiera leer o escribir, yo no tendría duda en la elección: me quedaría con el placer de la lectura. Y que escriban ellos :)
Por cierto, gracias por recordarnos la digitalización de Triunfo, que fue algo indispensable en mi época de estudiante.

Anónimo dijo...

"los políticos que sólo pueden eternizarse en su parasitismo gracias a una ciudadanía analfabeta y embotada"
No me gusta hablar de política, pero lo que hicieron en el 86 Rubalcaba y los psicopedagogos camboyanos (LOGSE) va a producir 50 años de ciudadanía analfabeta y embotada (que suele votar a partidos de izquierda). Fue una jugada de gran alcance que pagaremos todos.

elena dijo...

Estoy de acuerdo contigo.

Manuel Márquez dijo...

Pues, sin ánimo de polemizar, Shylock y Elena, no creo que una ciudadanía analfabeta y embotada suela votar a partidos de izquierda (salvo que admitamos pulpo como animal de compañía; es decir, al PSOE como partido de izquierdas -¡¡¿?!!-). Más bien, pienso que suele votar: a) partidos grandes y convencionales, preferentemente; b) partidos de derecha, también preferentemente. Y, sobre todo, más allá de lo que vota, la cuestión es que pasa, se desentiende (o, dicho más finamente, "delega la gestión de la cosa pública"...) y deja todo en manos de la casta política. Que es de lo que se trata (para el interés de la casta, claro...).

Un abrazo.

elena dijo...

Creo que nunca me ha gustado la palabra ciudadanía pues me suena hueca, rimbombante y demagógica, aunque esa no es la cuestión. Como dice Manuel, parece evidente que, vote a quien vote, aquí cada vez vota menos gente. Pero mi acuerdo con Shylock se refería a los nefastos efectos de la LOGSE.

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