viernes, 22 de agosto de 2008

Sebald y Los emigrados

Los emigrados. WG Sebald. Debate, 2002Los emigrados es uno de los libros que más me ha gustado y conmovido de todos los que he leído este verano bajo los pinos de Yecla. Contiene las historias de cuatro personas allegadas a Sebald que tuvieron que emigrar en la primera mitad del siglo XX por ser judías: su casero en Norfolk Henry Selwyn, su maestro de primaria Paul Bereyter, su tío abuelo Ambros Adelwarth y el pintor que conoció en Manchester, Max Ferber. Sebald indaga en sus vidas, habla con quienes los conocieron y visita los lugares que habitaron.
  • “Vengo a menudo, aquí me siento como si estuviera muy lejos, sólo que nunca sé muy bien de dónde”
  • “Su trabajo lo absorbía por completo. Retrospectivamente se diría que no existió como persona privada, que todo él ya no era más que mera corrección.”
  • “El diagnóstico de Fahnstock apuntaba a una grave melancolía senil combinada con estupor catatónico, pero esto se contradecía con el hecho de que Ambros no mostrara ningún signo de desaliño típico de este estado. Al contrario, cuidaba su aspecto exterior hasta extremos inimaginables. Nunca llegué a verlo vestido con otra cosa que un traje con chaleco y corbata primorosamente anudada. No obstante, siempre daba la impresión, aunque tan sólo estuviera junto a la ventana mirando afuera, de que estuviera invadido de una pena irremediable. No creo, dijo el doctor Abramsky, haberme encontrado jamás con una persona más desconsolada que su tío abuelo; cada una de las palabras que dejaba caer, cada uno de sus gestos, todo su porte erguido hasta el final equivalían en realidad a una petición continuamente reiterada de permiso para ausentarse.”
  • “...y lo que ocurre en el llamado mundo real ya no me interesa para nada. No cabe duda de que ahora, en cierto sentido, estoy loco, pero como quizá usted ya sepa, estas cosas no son más que una cuestión de perspectiva.”
  • “...pero el tiempo, continuó Ferber, es una escala muy insegura, es más, no es otra cosa que el rumoreo del alma. No hay pasado ni futuro. En todo caso, no para mí.”
W. G. Sebald (Baviera, 1944-Inglaterra, 2001)
Los emigrados (1993)
Traducción de Teresa Ruiz Rosas
Debate, 2002 / Anagrama, 2006

6 comentarios:

SuperWoman dijo...

Uau, la primera frase es tan, tan descriptiva de lo que significa la realidad de emigrar...
Un supersaludo

Anónimo dijo...

Hola Elena ;)

Me alegro de que vayas completando con Sebald el triángulo de las bermudas EMV-RB-WGS de que hablaba aquella artista francesa y que salía en el Babelia, y que le tenía abducida la mente.

En esto, como en tantas cosas, me llevas ventaja (yo solo estoy a 1/3 de las pesquisas Archimboldianas) Un abrazo fuerte ;)

Anónimo dijo...

Todas las frases del libro de Sebald son lúcidas y deliciosas, SW. Por cierto, hace mucho tiempo le oí decir a un marroquí que cuando estaba en Francia se sentía marroquí y cuando estaba en Marruecos se sentía francés. Añadía que quizás la patria es el lugar donde no estás.

Obviemos el nefasto concepto patria y cambiémoslo por el de lugar que más amas. Si es que se ama alguno por encima de los demás, cosa que no nos pasa a quienes arrastramos una naturaleza más bien nómada.

Anónimo dijo...

Andrés, ¿sabes que no me acordaba de las palabras de D. González-Foerster que comentas? Pero las he buscado y he visto que decía “Tengo la impresión de haber estado atrapada en el triángulo Vila-Matas-Bolaño-Sebald los últimos años”. Bueno, aunque ese no es exactamente mi caso, sí tengo que decirte que ¡hace 2 horas he acabado 2666!, y que aunque me ha gustado mucho, y La parte de los crímenes me ha parecido impresionante, el final –La parte de Archimboldi-, no. No. Ya hablaremos cuando lo acabes (que espero que sea dentro de este año ;)

¿De nuevo en casa?

Anónimo dijo...

¡Hola! ¡No me cuentes más! A mí de momento el ritmo me parece mucho más ágil y directo a la diana que Los detectives, al cual le hubiera quitado varios personajes, en particular el tal Salvatierra, a pesar de que todo el mundo dice que es la espina vertebral de la historia. Pero... ¿quién no quitaría una parte de cualquier novela, ejemplar o no? ;)

Abrazos, y gracias por tu comentario allá, que contestaré en breve. Am

SuperWoman dijo...

La frase de tu amigo también es muy buena Elena, quizá es que nos reconocemos a nosotros mismos por oposición al contrario...
Un supersaludo

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