sábado, 14 de mayo de 2011

La literatura del yo de Oé

Kenzaburo Oé, gafas
Andrés S. Braun. Y Renacimiento sería la primera de una serie de tres novelas.
Kenzaburo Oé. En efecto. Y en todas ellas el protagonista es un escritor llamado Kogito. La segunda obra de la trilogía se podría traducir como El niño de la triste mirada. Hace referencia al "caballero de la triste figura", porque en este caso narra la relación de Kogito, literato y moralista japonés, con el Don Quijote de Cervantes. El tercero se llama Adiós a mis libros, un canto a esta vida dedicada a la literatura.
ASB. Renacimiento es la primera en la que aparece su álter ego Kogito. ¿Por qué la referencia cartesiana?
KO. En principio se trata de una broma. En la era de Meiji , mi bisabuelo fundó en mi aldea una escuela que aún existe. En la puerta principal colgaba un cartel en el que se leía "kogî", que viene a querer decir "la manera ortodoxa"; un concepto básico de la filosofía confucionista. El caso es que de niño me pusieron de apodo Kogî. Como no me gustaba, le dije a todo el mundo que me llamaran Kogito, por el Cogito ergo sum de Descartes. Empezando por eso, no hay duda de que el modelo de Kogito soy yo mismo.
ASB. ¿Y dónde termina Oé y empieza Kogito?
KO. En la literatura moderna japonesa existe la llamada literatura watashi, la literatura del yo [watashi significa yo en japonés], en la que el autor habla de sí mismo y sólo de sí mismo. A grandes rasgos es algo como "yo soy así, en mi familia ocurrió esto, he tenido una aventura con esta geisha y fue asá...". Yo utilizo este modelo de watashi, pero en mi caso confluyen Kenzaburo Oé y Kogito. El modelo soy yo mismo y poco a poco voy introduciendo ficción. El resultado es que en todo Renacimiento no existe una sola línea en la que puedas decir "aquí termina Oé y aquí empieza Kogito". Ésta es una manera muy mía de escribir.

 De El gesto del hidalgo. Kenzaburo Oé habla con AS Braun, El País, 23/1/2010

3 comentarios:

Elena dijo...

Y el viernes cogimos un Tokaido Sinkansen en la Estacion central de Tokio y viajamos hacia Nagoya, con unas vistas impresionantes del Fuji nevado a la derecha (uno de los paisajes mas bellos de mi mundo conocido). Y en Nagoya cambiamos a otro tren que subio por el valle del rio Hida hasta Takayama, donde estamos ahora.

Ver: http://en.wikipedia.org/wiki/Takayama,_Gifu

Esta ciudad conserva calles enteras con casas tradicionales de madera de hace bastantes siglos, y esta muy bien.

Nos acordamos continuamente de L. y P., como si viajaran con nosotros. Y nos preguntamos a menudo si esto o aquello les gustaria (sobre todo las comidas raras), si se reirian como nosotros de algunas rarezas de por aqui (en este hotel-onsen hay que dejar los zapatos en recepcion y entrar descalzos, es mas, hasta limpiaron las ruedas de las maletas para dejarlas entrar!), si habrian aguantado la paliza de bici que nos hemos dado esta manyana (con pliegue espacial incluido, pero con truco: las bicis tenian un mini-motor), etc. Bueno, seguro que con ellos aun nos habriamos reido mas.

Por cierto, mientras nos dabamos un banyo (nudes) a casi 50C en un onsen privado (es decir solo para 2 personas) hemos pensado que el anyo que viene estaria bien volver a Ayers Rock (aka monte Uluru).

Y el que avisa no es traidor.

Y espero que esta entrada de Oe y este boletin informativo no se borren.

Elena dijo...

Hoy, carretera y manta hacia Kanazawa, en la costa del mar de Japon. Espero que husband no se maree demasiado en el autobus, pero el se teme lo peor :(

Elena dijo...

No mareose porque el viaje atraves de los llamados Alpes Japoneses era a traves de tuneles larguisimos, o sea, que ni una curva.

Estamos en Kanazawa, donde lo mejor ha sido la novisima estacion JR, el rio de la derecha (pues hay otro a la izquierda), el barrio de las geisas y el queso que (por fin) hemos encontrado en un supermercado y que nos vamos a comer a continuacion.

Y yo me lo digo todo.

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