viernes, 15 de marzo de 2013

Haruki Murakami: Después del terremoto

De LA TORTA DE MIEL

  «A los veinticuatro años, su colección de relatos obtuvo el premio de una revista literaria al mejor escritor novel y fue nominado para el Akutagawa. Durante los siguientes cinco años, fue propuesto par el Premio Akutagawa un total de cuatro veces. Una carrera nada despreciable. Pero al final nunca lo obtuvo y acabó convirtiéndose en el eterno favorito. Una reseña representativa de aquello decía: "Posee una gran calidad estilística, inusual en un autor joven, y muestra una capacidad notable en la descripción de escenas y en el retrato psicológico de los personajes, pero, en algunos pasajes, se deja llevar por el sentimentalismo y adolece de falta de fuerza, frescura y, en definitiva, de perspectiva novelística.» (p. 165)

  «Los cuentos que escribía Junpei trataban, por lo general, de amores desdichados entre hombres y mujeres jóvenes. Los desenlaces eran tristes y algo sentimentales. Todo el mundo decía que estaban muy bien escritos. Sin embargo, no cabía duda de que se apartaban de las últimas tendencias literarias. Su estilo era poético. Sus argumentos tenían cierto aire anticuado. La mayoría de lectores de su generación pedían un estilo y unas historias más novedosos y potentes. Era la época de los videojuegos y de la música rap. El editor le aconsejó que intentara escribir una novela. (...) Escribir una novela larga facilitaba a menudo la apertura de nuevas perspectivas narrativas.» (p. 166)

  «Sin embargo, Junpei era un cuentista nato. Se encerraba en su habitación, olvidándose de todo lo demás, y, en tres días, en soledad, sin respirar apenas, concluía el primer borrador. Luego lo iba corrigiendo a lo largo de los cuatro días siguientes (...) La partida se decidía la primera semana. Todos los elementos importantes se incluían o eliminaban entonces. Esa manera de trabajar casaba con su carácter. Concentración absoluta durante un corto espacio de tiempo. Imágenes y palabras condensadas, plenas de significado. Sin embargo, a la hora de escribir una novela, Junpei siempre se sentía perdido. ¿Cómo podía mantener su poder de concentración a lo largo de varios meses, o cerca de un año? ¿Cómo podía encauzarlo? Era incapaz de encontrar el ritmo adecuado.» (p. 167)

Llámeme rana

Haruki Murakami

1 comentario:

Elena dijo...

Me encanta cuando los escritores inventan escritores de ficción.

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