miércoles, 28 de marzo de 2018

Los gansos de las nieves, de William Fiennes

William Fiennes (Reino Unido, 1970)
LOS GANSOS DE LAS NIEVES
Mi viaje migratorio al Gran Norte
[The Snow Geese, 2002]
Trad. Carmen Torres García y Laura Naranjo
Errata Naturae, 2017 - 344 págs. - inicio
[interesante lo relativo a las aves; plúmbeo el resto]
«Estamos inclinados. Eso era lo primero que había que entender. El eje de rotación de la Tierra no es perpendicular al plano de su órbita alrededor del Sol. Tiene una inclinación de veintitrés grados y medio. Esta inclinación significa que los hemisferios norte y sur están orientados hacia el Sol durante parte del año y apartados de éste durante la otra parte. Tenemos estaciones. El clima se vuelve amable y hostil en secuencias regulares. Los suministros de comida menguan en un sitio y medran en otro. Todas las criaturas deben adaptarse a estos ciclos si quieren sobrevivir. La migración es un modo de hacer frente a esta indinadón.

La reinita encapuchada, que pesa unos diez gramos, vuela más de mil kilómetros sin parar para atravesar el golfo de México, y lo mismo hace el colibrí gorgirrubí, de menos de diez centímetros de largo y que bate las alas de veinticinco a cincuenta veces por segundo. El cernícalo patirrojo vuela de Siberia al este de Europa cruzando el mar Negro, el Caspio y el Mediterráneo de camino a las sabanas del sureste de África; la grulla damisela sobrevuela la cordillera del Himalaya en dirección a sus zonas de invernada; la pardela de Tasmania vuela del mar de Bering a las colonias de cría del sur de Australia y llega cada año en el transcurso de la misma semana; la fornida ave zancuda de patas cortas llamada chorlo rojizo vuela todo el trayecto que separa la isla de Baffin de Tierra del Fuego, un viaje anual de ida y vuelta de casi treinta y cinco mil kilómetros. El charrán ártico, que vuela desde el Ártico hasta la Antártida y viceversa, puede viajar cuarenta mil kilómetros al año, una distancia que equivale aproximadamente a la circunferencia de la Tierra.


Charrán Ártico

Seiscientos mil ánsares nivales o gansos blancos mayores crían en las islas nororientales del Ártico canadiense y migran al sur cada otoño, sobrevolando Quebec y Nueva Inglaterra con destino a sus cuarteles de invierno situados a lo largo de la costa atlántica, desde Nueva Jersey hasta Carolina del Norte. Pero a éstos los supera con creces el ánsar nival menor, el Chen caerulescens caerulescens, seguramente el ganso con mayor población del mundo. El ánsar nival menor presenta dos fases distintas de coloración. Los ejemplares de la "fase blanca" poseen un plumaje blanco con remeras negras; los de la "fase azul", plumas de varios tonos de marrón, gris y plateado mezcladas con las blancas, lo que les confiere la impresión general de un azul pizarroso o metálico. Los azules y los blancos se aparean y crían juntos; descansan y migran en bandadas mixtas. Ambos tienen el pico rosa anaranjado, más estrecho que el pico negro de las barnaclas canadienses, con bordes duros y dentados para desgarrar las raíces de las plantas de los marjales. Una visible mancha romboidal negra a lo largo de los laterales del pico les confiere una expresión sonriente o maliciosa.


    Cernícalo patirrojo
Seis millones de nivales menores crían por todo el Ártico, desde la isla de Wrangel cerca de la costa de Siberia en el oeste hasta la bahía de Hudson, la isla de Southampton y la isla de Baffin en el este y, a finales de verano, migran a las zonas de invernada en el sur de Estados Unidos y el norte de México. Son viajes agotadores y peligrosos de tres o incluso cinco mil kilómetros, pero las ventajas de la migración compensan los riesgos.» (págs. 22-24)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tuuuuuuta viruta miaa

Musical albeniz

Elena dijo...

Suite Iberia, Isaac Albeniz.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...