| Tenía una casita pequeñita en Canadá, con un estanque y flores, las mas lindas que hay allá, y todas las muchachas que pasaban por allí, decían, qué bonita la casita en Canadá. Y un día por despecho, Pincu Panco la incendió y entonces sin la casa para siempre se quedó. |
Y ¿saben lo que hizo? la cosa es muy sencilla, más ése es un secreto que conozco sólo yo. Él hizo otra casita pequeñita en Canadá con un estanque y flores, las mas lindas que hay allá y todas las muchachas que pasaban por allí decían, qué bonita la casita en Canadá. (Elder Barber, 1961) |
Un déjà vu?
ResponderEliminarOui, madame, pero uno allí y otro aquí.
ResponderEliminarOh, c'est vrai!
ResponderEliminarY ahora, en castellano:
ResponderEliminar¡Qué bonita, la casita en el Altiplano!
Esas líneas tan depuradas infunden paz, tanto a la luz del ocaso como a la del primer sol de la mañana.
¡A disfrutarla!
En ello estamos.
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