miércoles, 25 de octubre de 2017

El cuerpo en que nací, de Guadalupe Nettel


Guadalupe Nettel (México DF, 1973)
EL CUERPO EN QUE NACÍ
Anagrama, 2011 - 200 págs. - Bibl. Lesseps
diversos extractos
[singular autobiografía precoz]

«Por fin he vuelto a escribir con disciplina. Se trata de una sensación renovadora y tonificante, como tomar una sopa caliente en una tarde de gripe. Cada mañana, después de dejar al niño en la guardería. me voy al mismo café. Tengo mi mesa y mi bebida predilecta. Son mis dos cábalas. Si la mesa está ocupada, espero a que se libere antes de comenzar. No sé si estoy cumpliendo el objetivo de apegarme a los hechos pero ya no me importa. Las interpretaciones son del todo inevitables y, para serle franca, me niego a renunciar al inmenso placer que me produce hacerlas. Quizás, cuando por fin lo termine, este libro no sea, para mis padres y para mi hermano, más que una sarta de mentiras. Me consuelo pensando que toda objetividad es subjetiva.
    Es extraño, pero desde que empecé con esto, tengo la impresión de estar desapareciendo. No sólo me he dado cuenta de cuán incorpóreos y volátiles son todos estos sucesos cuya existencia, en la mayoría de los casos, no puede probarse en forma alguna, se trata también de algo físico. En ciertos momentos del todo impredecibles, las partes de mi cuerpo me producen una sensación de inquietante extrañeza, como si pertenecieran a una persona que ni siquiera conozco.» (págs. 188-189)

Yes, yes,
that’s what
I wanted,
I always wanted,
I always wanted,
to return
to the body
where I was born.

ALLEN GINSBERG, Song, San José, 1954

miércoles, 18 de octubre de 2017

Montañas tras las montañas, de Tracy Kidder

Tracy Kidder
MONTAÑAS TRAS LAS MONTAÑAS
Un hombre dispuesto a curar el mundo
[Mountais Beyond Mountains: The Quest of Dr. Paul Farmer, a Man Who Would Cure the World, 2010]
Trad. Silvia Moreno Parrado
Capitán Swing, 2017 - 376 págs.
[apasionante e inspirador]
«Bien podría decir que, en el momento en que vi por primera vez Zanmi Lasante (Socios en Salud), ahí fuera, en la pequeña población de Cange, en lo que me pareció el fin del mundo, en lo que de hecho era una de las zonas más pobres del país más pobre del hemisferio occidental, pensé que había dado con un milagro. Yo sabía que en Haití los ingresos per cápita ascendían a poco más de un dolar estadounidense al día, y a menos que eso en la planicie central. El país había perdido la mayoría de sus bosques y gran parte de su suelo. Tenía las peores estadísticas sanitarias del mundo occidental. Y aquí, en una de las regiones más empobrecidas, enfermas, erosionadas y famélicas de Haití, estaba esta preciosa ciudadela amurallada, Zanmi Lasante. No lo habría considerado mucho menos improbable si me hubieran dicho que la había traído hasta aquí una nave espacial.» (pág. 32)
«El dinero para Zanmi Lasante se canalizaba a través de una pequeña organización benéfica fundada por Farmer: Partners In Health (Socios en Salud), con sede en Boston. Las facturas eran pequeñas para lo acostumbrado en los Estados Unidos. Farmer y su plantilla de profesionales sanitarios de la comunidad trataban a la mayoría de pacientes de tuberculosis en sus cabañas y gastaban entre ciento cincuenta y doscientos dólares en curar un caso sin complicaciones. La misma cura en los Estados Unidos, donde se hospitaliza a la mayor parte de los pacientes de tuberculosis, suele costar entre quince mil y veinte mil dólares.» (pág. 34)

«Un chico de dieciséis años demasiado débil para caminar, que sólo pesa veintisiete kilos. Farmer le diagnostica una úlcera.
   —Su cuerpo se le ha acostumbrado a la inanición. Lo vamos a poner en forma. —Farmer levanta un bote del suplemento alimenticio Ensure—. Esto es bueno. Le vamos a dar tres botes al día. O sea, le vamos a dar un par de cientos de dólares de Ensure y yo estaré encantadísimo de violar el principio de rentabilidad.» (pág. 38)


Paul Farmer: This is I believe
[o la lucha contra la desigualdad como motor de vida]

[De la contraportada] «En la escuela de medicina, el doctor Farmer encontró el sentido de su vida: curar las enfermedades infecciosas y traer las herramientas de la medicina moderna que salvan vidas —tan fácilmente disponibles en el mundo desarrollado— a aquellos que más las necesitan. El magnífico relato de su trayectoria nos lleva de Harvard a Haití, Perú, Cuba y Rusia, y nos muestra cómo un solo hombre puede cambiar mentes y prácticas a través de una férrea filosofía: «la única nación real es la humanidad». Este libro es un valioso ejemplo de una vida basada en la esperanza y en la comprensión de la verdad que entraña un viejo proverbio haitiano: «Detrás de las montañas hay más montañas». Es decir, el hecho de que cuando resuelves un problema, otro problema se presenta, y así sucesivamente, pero siempre debe buscarse una posible solución.»

jueves, 12 de octubre de 2017

L’últim llibre de Sergi Pàmies


Sergi Pàmies
L'ÚLTIM LLIBRE DE SERGI PÀMIES
Quaderns Crema, 2000 - 152 págs. - Bibl. Lesseps
[inapel·lable]

«L'home que ja no s'assembla a com era abans d'operar-se torna al poble. Com que, d'entrada, ningú no el reconeix, ha de repetir constantment la història de l'operació. Fins i tot els amics i familiars el miren amb reticència. No s'expliquen que hagi decidit passar pel quiròfan per assemblar-se a un famós actor francès. I els que, fent un esforç, arriben a comprendre'l, li pregunten: "¿Per què a aquest famós actor francès i no, posats a fer, a aquell famós etnòleg polonès"?
    L'home surt cada vegada menys i pensa sovint en suïcidar-se. Una nit, just quan està a punt de saltar per la finestra, sona el telèfon. És la psiquiatra que s'assembla a una famosa poetessa argentina, que li explica que, a la ciutat on tothom s'assembla a algú, acaba d'instal·lar-s'hi un circ i que li convindria que ell pogués afegir-se a la troupe.
    "¿En qualitat de qué?", pregunta l'home. "En qualitat d'home que no s'assembla a ningú", respon la psiquiatra, que, tot i que no creu que la psiquiatria sigui una ciència exacta, té prou humanitat per interessar-se pels pacients més enllà dels límits estrictament professionals.» (págs. 87-88)

sábado, 7 de octubre de 2017

La novela luminosa, de Mario Levrero

Mario Levrero (1940-2004)
LA NOVELA LUMINOSA
DeBolsillo, 2016 - 570 págs. - inicio
[revelación]
«Me hago cargo del peligro que implica decir estas cosas, pero estoy harto de callarlas como si fueran crímenes. Conocí el caso de un muchacho que un día descubrió que le gustaba ir al zoológico. Se sentía bien entre los animales, aunque estuvieran enjaulados. Se sentía tan bien que poco a poco se fue dando cuenta de que podía comunicarse con algunos de ellos. Cometió el error de comentárselo a su psicoanalista. Créame, lector, no volvió a ser el mismo de antes; nadie vuelve a serlo, después de una buena serie de electroshocks. Sabiéndolo, me abstuve de comentar que, una vez, conocí unas enormes rocas, que asomaban en una playa como lomos de ballenas, con las que uno podía entablar una cálida comunicación. Me abstuve de comentar que, una vez, la luz de un semáforo me hizo saber que yo —y también ella, desde luego— estaba vivo; no me lo dijo en palabras pues, al igual que las rocas, los semáforos no hablan nuestro lenguaje; simplemente yo comprendí el suyo. Me abstuve de comentar, durante años y años, que la mano de una mujer me acarició la cara, desde una distancia de unos cuatro o cinco kilómetros, y que otra mujer, desde una distancia de unos cien kilómetros, me mordió la espalda. Y que otra mujer, desde una distancia similar, dijo mi nombre y yo la oí. Me abstuve de comentar, durante años y años, que tengo elementos de juicio como para suponer que, de alguna manera superpuesta con nuestro mundo conocido, existe una -¿dimensión?- poblada de seres de gran tamaño, invisibles e intangibles, que no tienen al parecer ningún interés en nosotros. Me abstuve de comentar, durante años y años, que una planta fabricó una vez una muy extraña semilla a influjo de mi amor por una mujer; que me comuniqué telepáticamente con un perro y que, años después, la noche en que ese mismo perro fue envenenado, yo soñé con él, a muchos kilómetros de distancia -soñé que hacía mucho frío, que estaba nevando, que encontraba a ese perro en la calle y lo tomaba en brazos, y la nieve caía y caía sobre nosotros-. Me abstuve de comentar, durante años y años, que he sabido que las flores viajan sin moverse de su sitio, o sueñan. Me abstuve de comentar, durante años y años, que una vez me fue dado ver los colores de un paisaje -en un sueño- con la mente de un amigo pintor; y que una vez escuché una canción con la mente de otra persona. Y me abstuve de comentar muchas otras cosas que sigo absteniéndome de comentar.» (págs. 525-526)
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