lunes, 30 de agosto de 2021

Juan Belmonte, matador de toros, de Manuel Chaves Nogales


Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 - Londres, 1944)
Obra Completa. Volumen IV (1935-1938)
JUAN BELMONTE, MATADOR DE TOROS
Libros del Asteroide, 2020 - 302 págs. - inicio - CAE

¿Qué hubiera sido de Juan Belmonte sin la biografía de Chaves Nogales?, Antonio Lorca
Chaves Nogales y Belmonte, Óscar Escribano
Se torea como se es, Jaime Urcelay
[excelente, aunque no era para mí]
«XVI. El miedo del torero
El día que se torea crece más la barba. Es el miedo. Sencillamente, el miedo. Durante las horas anteriores a la corrida se pasa tanto miedo, que todo el cuerpo está conmovido por una vibración intensísima, capaz de activar las funciones fisiológicas, hasta el punto de provocar esta anomalía que no sé si los médicos aceptarán, pero que todos los toreros han podido comprobar de manera terminante: los días de toros la barba crece más aprisa.
    Y lo mismo que con la barba, pasa con todo. El organismo, estimulado por el miedo, trabaja a marchas forzadas, y es indudable que se digiere en menos tiempo, y se tiene más imaginación, y el riñón segrega más ácido úrico, y hasta los poros de la piel se dilatan y se suda más copiosamente. Es el miedo. No hay que darle vueltas. Es el miedo. Yo lo conozco bien. Es un íntimo amigo mío.» (pág. 193)

miércoles, 25 de agosto de 2021

La maternitat d'Elna, de Assumpta Montellà


Assumpta Montellà (Mataró, 1958)
LA MATERNITAT D'ELNA
Pròleg de JM Solé Sabaté
Ara Llibres, 2014 - 190 pàgs.
Elisabeth Eidenbenz (1913-2011)
Parir amb dignitat
[impressionants testimonis materns]

«La maternitat d’Elna descobreix un dels capítols més dramàtics, tendres i desconeguts de la nostra postguerra. Entre 1939 i 1944, la suïssa Elisabeth Eidenbenz va salvar la vida de 597 infants. Eren els fills de les exiliades [...] que malvivien en condicions penoses en els camps de refugiats republicans de Sant Cebrià de Rosselló, Argelers i Ribesaltes, i que van tenir la sort de ser acollides a la maternitat que va crear Eidenbenz.
    Amb aquesta nova edició, enriquida amb nous testimonis i un nou text introductori de l’autora, Ara Llibres celebra l’èxit d’un llibre que ja s’ha convertit en un clàssic contemporani. Quan La maternitat d’Elna es va publicar per primera vegada al 2005, ningú s'imaginava que es convertiria en [...] un fenomen social que ha transcendit fronteres, llengües i formats [...] Avui, set anys més tard, La maternitat d’Elna s’ha adaptat al teatre i al cinema, és lectura recomanada d’escoles i instituts, s’ha traduït al castellà, al francès i al xinès [...]. Gràcies a la incansable tasca de la historiadora Assumpta Montellà, nous testimonis i noves veus s’han atrevit a donar a conèixer les seves històries, i desenes de pares i mares han donat el nom d’Elna a les seves filles en honor a la Maternitat. El llibre inclou, a més a més de fotografies, una nova introducció de l’autora que reprodueix la seva pròpia escriptura a mà i tres testimonis fins ara inèdits que recullen més casos. » (CONTRAPORTADA)

lunes, 23 de agosto de 2021

Trilogía de la noche, de Elie Wiesel


Elie Wiesel (Rumanía, 1928 - Nueva York, 2016)
TRILOGÍA DE LA NOCHE:
LA NOCHE, EL ALBA, EL DÍA
[La nuit, l'aube, le jour, 1958]
Trad. Fina Warschaver (1975)
El Aleph, 2008 - 342 págs. - CAE

Muere Elie Wiesel, rostro de la memoria del Holocausto
Breve guía de la noche, J. Rodríguez Marcos
Si esto es un libro (2007)
[para esto, mejor Primo Levi]

«Los objetos que nos eran caros y que habíamos arrastrado hasta allí quedaron en el vagón y con ellos, al fin, nuestras ilusiones.
    Cada dos metros, un SS, con la metralleta apuntando hacia nosotros. Tomados de las manos, seguimos a la masa.
    Un suboficial SS vino a nuestro encuentro, cachiporra en mano, y ordenó:
    —Los hombres a la izquierda. Las mujeres a la derecha.
    Cuatro palabras dichas tranquilamente, indiferentemente, sin emoción. Cuatro palabras simples, breves. Sin embargo, era el momento en que me separaría de mi madre. No había tenido tiempo de pensar, cuando ya sentí la presión de la mano de mi padre: quedamos solos. En una fracción de segundo, pude ver a mi madre, a mis hermanas, ir hacia la derecha. Tzipora estrechaba la mano de mamá. Las vi alejarse; mi madre acariciaba los cabellos rubios de mi hermana como para protegerla, y yo continuaba andando con mi padre, con los hombres. Y no sabía que en ese lugar, en ese instante, me separaba de mi madre y de Tzipora para siempre. Continuaba caminando. Mi padre me tenía de la mano.
    Detrás de mí, un anciano se desplomó. Junto a él un SS reenfundaba su revólver.
    Mi mano se crispó sobre el brazo de mi padre. Un solo pensamiento: no perderlo. No quedarme solo.
    Los oficiales SS nos ordenaron:
    —En filas de cinco.
    Un tumulto. Había que permanecer juntos a toda costa.
    —¡Eh, chico! ¿Qué edad tienes?
    Me lo preguntaba un detenido. No podía ver su cara, pero su voz era cálida y cansada.
    —Todavía no cumplí quince.
    —No. Dieciocho.
    —Pero no —respondí—. Quince.
    —Grandísimo idiota. Escucha lo que yo te digo.
    Después preguntó a mi padre, quien respondió:
    —Cincuenta años.
    Más furioso aún, el otro siguió:
    —No, cincuenta no. Cuarenta. ¿Oyen? Dieciocho y cuarenta.
    Desapareció entre las sombras de la noche. Se acercó otro, con la boca llena de insultos:
    —Hijos de perra, ¿por qué han venido? Eh, ¿por qué?
    Alguien se atrevió a responderle:
    —¿Qué se cree? ¿Qué es por nuestro gusto? ¿Qué nosotros pedimos que nos trajeran?
    Poco faltó para que el otro lo matara.
  —¡Cállate, cerdo, o te aplasto aquí mismo! Tendrían que haberse colgado allí donde estaban en lugar de venir aquí. ¿No sabían lo que se prepara aquí, en Auschwitz? ¿No lo sabían? ¿En 1944?
    Sí, nosotros lo ignorábamos. Nadie nos lo había dicho. Él no podía dar crédito a sus oídos.» (págs. 39-40)

jueves, 19 de agosto de 2021

Ariel, de Sylvia Plath


Sylvia Plath (Boston, 1932 - Londres, 1963)
ARIEL (edición bilingüe)
[Ariel, 1965]
Ilustraciones de Sara Morante
Trad. Jordi Doce
Nórdica, 2020 - 208 págs. - inicio - Bibl. Caudete
Elegía a la poeta muerta, Aglaia Berlutti
La extrañeza que soy, Ángel Rupérez
Una gran heroína clásica, Santos Domínguez
Sylvia Plath en sus propias palabras, Jordi Doce
[desolador]

Señora Lázaro

Lo he vuelto a hacer.
Cada diez años
lo consigo: 

especie de milagro andante, mi piel
relumbra como la pantalla de una lámpara nazi,
mi pie derecho

es un pisapapeles, mi rostro,
buena tela de lino
judía, sin adornos.

Arráncame el pañuelo,
oh mi enemigo.
¿Inspiro terror?...

¿La nariz, la cuenca de los ojos, la dentadura completa?
Este aliento agrio
se esfumará en un día.

Pronto, pronto la carne
que el sombrío sepulcro se comió
estará en mí como en su casa

y seré una mujer sonriente.
Solo tengo treinta años.
Y, como el gato, siete ocasiones para morir.

Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
aniquilar cada década.

Qué millón de filamentos.
La multitud con sus bolsas de cacahuetes
se arremolina para ver

cómo me desanudan pies y manos:
el gran estriptís.
Damas y caballeros:

estas son mis manos,
mis rodillas.
Puedo ser toda piel y huesos,

pero sigo siendo la misma, idéntica mujer.
La primera vez que ocurrió tenía diez años.
Fue un accidente.

La segunda vez estaba decidida
a llegar hasta el fin y no volver jamás.
Me arrullé hasta cerrarme por dentro

como una concha de mar.
Tuvieron que llamarme y llamarme
y quitarme los gusanos uno a uno como perlas pegajosas.

Morir
es un arte, como todo.
Y yo lo hago excepcionalmente bien.

Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece real.
Supongo que cabría hablar de vocación.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Es bastante fácil hacerlo y estarse quieto.
Es el regreso teatral

a plena luz del día
al mismo sitio, el mismo rostro, el mismo grito zafio y divertido:

“¡Un milagro!”
lo que me deja fuera de combate.
Hay que pagar

por ver mis cicatrices, hay que pagar
para escucharme el corazón:
de veras que funciona.

Y hay que pagar, hay que pagar muchísimo,
por un roce, una palabra
o una pizca de sangre

o un mechón de mi pelo, un jirón de mis ropas.
Y bien, herr Doktor,
y bien, herr Enemigo.

Soy su obra,
su objeto más valioso,
el bebé de oro puro

que se funde en un grito.
Doy vueltas y me abraso.
No crea que subestimo su gran preocupación.

Ceniza, ceniza...,
que usted remueve y tantea.
Carne, hueso, ahí no queda nada...

Una pastilla de jabón,
un anillo de bodas,
un empaste de oro.

Herr Dios, herr Lucifer,
cuidado,
cuidado.

De la ceniza
con el cabello rojo me levanto
y devoro a los hombres como aire.

23-29 octubre de 1962
Lady Lazarus

I have done it again.
One year in every ten
I manage it—

A sort of walking miracle, my skin
Bright as a Nazi lampshade,
My right foot

A paperweight,
My face a featureless, fine
Jew linen.

Peel off the napkin
O my enemy.
Do I terrify?—

The nose, the eye pits, the full set of teeth?
The sour breath
Will vanish in a day.

Soon, soon the flesh
The grave cave ate will be
At home on me

And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.

This is Number Three.
What a trash
To annihilate each decade.

What a million filaments.
The peanut-crunching crowd
Shoves in to see

Them unwrap me hand and foot—
The big strip tease.
Gentlemen, ladies

These are my hands
My knees.
I may be skin and bone,

Nevertheless, I am the same, identical woman.
The first time it happened I was ten.
It was an accident.

The second time I meant
To last it out and not come back at all.
I rocked shut

As a seashell.
They had to call and call
And pick the worms off me like sticky pearls.

Dying
Is an art, like everything else.
I do it exceptionally well.

I do it so it feels like hell.
I do it so it feels real.
I guess you could say I’ve a call.

It’s easy enough to do it in a cell.
It’s easy enough to do it and stay put.
It’s the theatrical

Comeback in broad day
To the same place, the same face, the same brute
Amused shout:

‘A miracle!’
That knocks me out.
There is a charge

For the eyeing of my scars, there is a charge
For the hearing of my heart—
It really goes.

And there is a charge, a very large charge
For a word or a touch
Or a bit of blood

Or a piece of my hair or my clothes.
So, so, Herr Doktor.
So, Herr Enemy.

I am your opus,
I am your valuable,
The pure gold baby

That melts to a shriek.
I turn and burn.
Do not think I underestimate your great concern.

Ash, ash—
You poke and stir.
Flesh, bone, there is nothing there—

A cake of soap,
A wedding ring,
A gold filling.

Herr God, Herr Lucifer
Beware
Beware.

Out of the ash
I rise with my red hair
And I eat men like air.

martes, 17 de agosto de 2021

Si esto es una persona (prohibiciones impuestas a las mujeres en Afganistán)

De Amelia Valcarcel, las 29 prohibiciones que los talibanes imponen a las mujeres. Una a una:
  1. Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Solo unas pocas médicas y enfermeras tendrán permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
  2. Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).
  3. Prohibición a las mujeres de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
  4. Prohibición a las mujeres de ser tratadas por médicos masculinos. Sistema del hilo.
  5. Prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibán han convertido las escuelas para chicas en seminarios religiosos).
  6. Requirimiento para las mujeres para llevar velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies.
  7. Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram (su marido y guardián).
  8. Azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos.
  9. Lapidación pública de las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (la falta de trabajo o el hambre puede abonar fácilmente a la única salida de la prostitución penada con muerte).
  10. Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas les han sido amputados los dedos).
  11. Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram.
  12. Prohibición de reír en voz alta o cantar (ningún extraño debe oír la voz de una mujer).
  13. Se prohíbe a las mujeres llevar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oir los pasos de una mujer).
  14. Prohibición de montar en taxi sin su mahram.
  15. Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
  16. Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
  17. Prohibición a las mujeres de montar en bicicleta o motocicletas.
  18. Prohibición a las mujeres de llevar indumentarias de colores vistosos. En términos de los talibanes, se trata de «colores sexualmente atractivos».
  19. Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de festividades como el «Eids», con propósitos recreativos.
  20. Prohibición a las mujeres de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
  21. Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra «mujer». Por ejemplo, el «Jardín de las Mujeres» se llama ahora «Jardín de la Primavera».
  22. Prohibición de asomarse a los balcones de sus pisos o casas.
  23. Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
  24. Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
  25. Se les prohíbe a las mujeres el acceso a los baños públicos.
  26. Prohibición a las mujeres de viajar en el mismo autobús que los hombres. Los autobuses se dividen son «solo para hombres» o «solo para mujeres».
  27. Prohibición de usar pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
  28. Prohibición de fotografiar o filmar a mujeres. No pueden aparecer en fotografías y vídeos. No existen.
  29. Prohibición de publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas. A toda esta barbaridad hay que añadir otras prohibiciones "legisladas" como: la prohibición de escuchar música, de ver películas, celebrar el tradicional año nuevo porque la festividad es «pagana»; tener un nombre no islámico... También está prohibido echar a volar cometas.
RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán​)

lunes, 16 de agosto de 2021

Últimas noticias de la duquesa, de Caroline Blackwood


Caroline Blackwood (Londres 1931 - Nueva York, 1996)
ULTIMAS NOTICIAS DE LA DUQUESA
[The Last of the Duchesse, 1995]
Trad. Catalina Martínez Muñoz
Alba editorial, 2021 - 320 págs.
CB y el derrumbe de su estirpe, Manuel Hidalgo
Para los fans de 'The Crown', Elena Hevia
El último amor de Wallis, Raquel Peláez
[repetitivo]

«Al morir el duque de Windsor en 1972, su viuda Wallis, por entonces con setenta y seis años, se apartó de la vida pública y se recluyó en el palacete del Bois de Boulogne que les había cedido el Gobierno francés. En 1980 The Sunday Times aceptó la propuesta de lord Snowdon de hacerle una nueva fotografía. Caroline Blackwood sería la encargada de escribir el texto para acompañarla. Nadie, sin embargo, había valorado lo suficiente que la duquesa se hallaba bajo la tutela legal de una abogada de ochenta y cuatro años llamada Suzanne Blum, que la protegía hasta unos límites exasperantes. Conocida por extorsionar y torturar psicológicamente a quien osara acercarse a ella, era realmente lo que el dragón para la Bella Durmiente. Hubo que esperar quince años –hasta la muerte de la letrada– para poder contar lo sucedido.» (CONTRAPORTADA)

viernes, 13 de agosto de 2021

Los años invisibles, de Rodrigo Hasbún


Rodrigo Hasbún (Cochabamba, Bolivia, 1981)
LOS AÑOS INVISIBLES
Literatura Random House, 2020 - 160 págs. - inicio

El dolor de convivir con el pasado, Nadal Suau
Maestro en el arte de sugerir, Carlos Andia (ulad)
Notable ejercicio narrativo, Fondo lector
El fin de la adolescencia, Diego Zúñiga
[prefiero Los afectos]

«La que llamo Andrea [...] me dice: Pero estoy convencida de que quien de verdad merece una novela es la que llamas Rigo. [...] Me dice: Si quieres una heroína, una verdadera heroína, ahí la tienes, y además matas dos pájaros de un tiro, porque nada le gusta más a los gringos y a los europeos que leer sobre las luchas y miserias de los latinoamericanos y los africanos y todos los que no son ellos. Los personajes sufridos y luchadores los reconfortan, los hacen sentirse orgullosos de sí mismos, de las mentiras que les gusta contarse. Me dice: Qué feliz la hubiera hecho ver con sus propios ojos lo que pasó en Bolivia unos años después, ver al fin un presidente indio y unas ministras de pollera, tan cholas como ella. Me dice: Y no creas que apoyo a este gobierno. Este gobierno ha terminado siendo tan puerco como cualquiera de los que vinieron antes. Pero les tocaba y si quieren ser igual de puercos que lo sean, y si quieren ser igual de mezquinos, igual de machistas y abusivos y corruptos, que lo sean. ¿Por qué tendríamos que exigirle una moral superior? Por qué tendríamos que esperar que no quieran aferrarse al poder si es suyo por primera vez en cientos de años.» (págs. 66-67)

miércoles, 11 de agosto de 2021

Calais, de Emmanuel Carrère


Emmanuel Carrère (París, 1957)
CALAIS
[Calais, 2016, 2017]
Trad. Laura Salas
Nuevos Cuadernos Anagrama, 2017 - 88 págs.

- Banksy muestra a Steve Jobs como un migrante en la Jungla de Calais
- Imágenes impactantes del campamento de inmigrantes de Calais
[nobody deserves to live this way]

4 «"Promigrantes" y "antimigrantes" son expresiones extrañas. Promigrantes no hay, en el sentido de que nadie es partidario de tener a las puertas de una ciudad de setenta mil habitantes una población de siete mil infelices desesperados, durmiendo en tiendas de campaña, entre el fango, pasando frío, y que según el carácter inspiran inquietud, compasión o mala conciencia. Y antimigrantes, en el sentido extremo de exclamar "¡Que los ahoguen!" o "¡Que se vuelvan a su casa!" (lo que en muchos casos vendría a ser lo mismo), sí que hay, he conocido a algunos, pero no es algo tan frecuente. Mucha gente dice que la cosa iba bien cuando eran solo "los kosovares", que llegaron en los años ochenta, al final de las guerras en los Balcanes, de modo que sobre todo los viejos llaman así a los extranjeros en situación irregular. Entonces no eran más que unos centenares, a eso se adaptaban. Pero ahora que están también "los siberianos" ya es demasiado. Eso de "los siberianos" me lo soltaron dos veces. Tardé un poco en entender que se referían a los sirios, y en el mismo saco metían a kurdos, afganos, eritreos, sudaneses, y a todos los que llegaban, a millares ya, de un Oriente Próximo, o de un África del Este que la televisión muestra cada día envueltos en sangre y fuego, de modo que se comprende que los pobres desgraciados quieran huir, pero sería preferible que se detuviesen en otro lugar que no fuesen nuestros jardines. Que haya que acogerlos, vale, pero ¿por qué aquí? ¿Por qué en Calais donde ya cuesta salir adelante sin eso? Nadie está encantado con la engorrosa presencia de los migrantes; los propios migrantes están desesperados de estar aquí; Steve Jobs, Calais, by Bansky solo los antimigrantes la toman con ellos directamente —con buena dosis de racismo, para ser sinceros—, mientras que para los promigrantes el problema es del Estado, de Europa, y sobre todo de Inglaterra, a donde todos quieren ir, y que no quiere saber nada de ellos, y que nos ha hecho la jugarreta de poner la frontera en nuestro territorio y encargarnos que la vigilemos. Esta estafa recibe el nombre de Acuerdos de Touquet, e incluso a la gente que llama a los sirios "siberianos" le suena de algo lo de los Acuerdos de Touquet.» (págs. 21-23)

sábado, 7 de agosto de 2021

Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor


Fernanda Melchor (Boca del Río (México), 1982)
TEMPORADA DE HURACANES
Mapa de las lenguas
Literatura Random House, 2021 - 224 págs.

Preciso y descarnado, Lisette Balabarca Fataccioli
Un relato desesperado de amor (¿?), Selene Mazón
La develación de la indiferencia, Lucía Treviño
[no pude, demasiada intensidad]
«Un grupo de niños encuentran un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.» (CONTRAPORTADA)

jueves, 5 de agosto de 2021

Notas para unas memorias que nunca escribiré, de Juan Marsé


Juan Marsé (Barcelona, 1933-2020)
NOTAS PARA UNAS MEMORIAS QUE NUNCA ESCRIBIRÉ
Prólogo de Ignacio Echevarría
Lumen, 2021 - 448 págs. - fragmentos

Mi nefasta experiencia como jurado, Juan Marsé
El moco nacional, Juan Marsé (2018)
Recordando a Juan Marsé, Joan de Sagarra
La despedida del forastero, Ignacio Echevarría
[sí]

«Jueves, 13 de mayo (de 2004)
    He ido a nadar. Se agrava la alergia en la piel. Me gustaría alcanzar una prosa desprovista totalmente de estilo y capaz de ocultar tras ella a los personajes y a mí mismo. Pienso en los chavales desamparados de mis novelas. ¿Por qué con ellos y a través de ellos me reconozco más vivo y auténtico, y no cuando me miro en el espejo o cuando me miran mis semejantes, y veo esos despojos del niño que fui?

Viernes, 14 de mayo
    Nadando mato la alergia. Pero no me puedo pasar la vida nadando —aunque, bien pensado, no estaría mal. Por lo demás, nada digno de mención. ¡A quién diablos pueden interesarles estas nimiedades de un escritor tan poco dotado como yo? La palabra es NO. En relación con mi vida social y mi actividad pública como intelectual, la palabra favorita, la que desde hace ya mucho tiempo vengo utilizando —y lo seguiré haciendo hasta que muera—, es el monosílabo NO. [...]

Sábado, 15 de mayo
    A Calafell. Nada que reseñar. Me he propuesto no hacer planes que vayan más allá de la próxima media hora.» (págs. 110-111)



«Miércoles, 15 de diciembre (de 2004)
    [...] No tengo ningún mensaje, no escribo para demostrar nada, no tengo nada que decir. Escribo y punto. No te pongas estupendo, chaval. ¿Por qué demonios, en medio de este mundo frenético y atrabiliario y loco, por qué escribo aquí estas banalidades, cuando lo que de veras deseo fervientemente es esfumarme, desaparecer detrás de mis libros sin dejar memoria de mi persona/personaje? [...]

Lunes, 20 de diciembre
    Nuevo encuentro con Óscar Collazo, al ir a por el pan y el diario. Dedico la mañana a ordenar los libros en las nuevas estanterías, y de paso hago limpieza de papeles, recortes y viejas revistas. Me pregunto por qué he guardado tantas tonterías que dicen (y digo) sobre mí. ¿La vanidad? ¿La creencia de que algún día pueda este material servirme de algo, como recordatorio, por ejemplo, para unas memorias...? Nunca escribiré memorias. Lo tiro casi todo a la papelera.» (págs. 195-197)

martes, 3 de agosto de 2021

Jo he servit el rei d'Anglaterra, de Bohumil Hrabal


Bohumil Hrabal (Brno, 1914 - Praga, 1997)
JO HE SERVIT AL REI D ANGLATERRA
[Obsluhoval jsem anglického krále, 1971]
Trad. Monika Zgustova Jamuskova
Proa, 2011 - 272 pàgs.

- Sobre Bohumil y sobre la peli
- Asombrosa y conmovedora, Javier Aspiazu
- El mejor escritor checo contemporáneo, M. Kundera
[otra gozada de Bohumil]

«Ple de candor i d'un amoralisme sorprenent, Jo he servit el rei d'Anglaterra és un llarg i esplèndid monòleg sobre la grandesa i la decadència. Jan Díte és un cambrer d'un cafè de Praga que està disposat a tot per fer-se milionari. A partir d'aquest nus argumental, Hrabal ens passeja per la Bohèmia dels anys vint i l'acompanya el jove proletari fins a l'ocupació alemanya i la comunista (el 1968), en un relat al mes pur estil rabelaisià, ple d'escenes hilarants. Però les aventures i desventures d'aquest personatge de la picaresca centreeuropea, plantejades en clau grotesca, no han d'enganyar sobre l'abast i l'ambició d'aquesta gran novel·la, que tracta temes com el col·laboracionisme, la guerra, l'arribada dels comunistes al poder, i que constitueix una brillant reflexió sobre la condició humana. Monika Zgustova, amiga i biògrafa de Hrabal, és la còmplice perfecta d'aquesta operació de recuperació d'un autor txec esdevingut clàssic.» (CONTRAPORTADA)

lunes, 2 de agosto de 2021

Dendritas, de Kallia Papadaki


Kallia Papadaki (Didimótico, 1978)
DENDRITAS
[Δενδρίτες, 2015]
Trad. Laura Salas Rodríguez
Automática Editorial, 2020 - págs. - inicio

La huella griega en EEUU, Mercedes Monmany
Antítesis de Middlesex, Pablo M. Zarracina
Resaca del sueño americano, Andrea Núñez-Torrón
[no]

«En los años 20, cuando Andonis Cambanis pisó por primera vez Estados Unidos, Camden era una próspera ciudad que crecía a la sombra de la vecina Filadelfia, pero, con el paso de los años y los reveses económicos, llegarían los cierres de las fábricas y el incremento de la delincuencia, dejando tras de sí barrios abandonados y empobrecidos. Dos generaciones más tarde, la familia Cambanis acogerá a la pequeña Minnie, compañera de colegio de su hija Litó, después de la repentina muerte de su madre. La llegada de la niña reabrirá viejas cicatrices familiares, hará que afloren recuerdos del pasado y se perfilen nuevos horizontes. Al mismo tiempo, Minnie y Litó comenzarán a dejar atrás la infancia para despertar en un mundo injusto y, muchas veces, implacable. Dendritas es una oda al fracaso cotidiano, a la dignidad y a la singularidad irrepetible de cada una de las vidas que, cinceladas a golpe de desengaños, se han visto arrastradas lejos del sueño americano. A través de las historias de tres generaciones de griegos afincados en Estados Unidos entre 1920 y 1980, Papadaki construye, con enorme delicadeza e intimidad, una novela sobre la vida en los márgenes y la búsqueda de sentido en una sociedad en crisis, donde las oportunidades perdidas, los matrimonios fallidos y las carreras truncadas se esconden entre las sombras de los rascacielos.» (CONTRAPORTADA)
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