lunes, 29 de julio de 2013

Margaret Drabble: La piedra de moler

Margaret Drabble, La piedra de moler «Y ni siquiera entonces, ni siquiera en ese momento, tuve el valor de preguntarle dónde vivía, o de pedirle su número de teléfono, pues eso habría parecido una intromisión, habría parecido que suponía que tenía derecho a saber, que había un futuro en el que esos datos serían útiles. Entiendo, claro que lo entiendo, que mi retraimiento, mi deseo de no ofender, se parece bastante a la frialdad, se parece bastante a la indiferencia, y puede que haya un poco de eso, pero no es así como lo siento en mi cabeza.» (p. 50)

La piedra de moler
(The Millstone, 1965)
Margaret Drabble
Trad. Pilar Vázquez
Colección: Rara avis
Alba Editorial, 2013

jueves, 25 de julio de 2013

Últimos días de PPecados en Madrid


LOS 7 PPECADOS CAPITAL.ES
(de Ramón Paso, Victoria Jiménez y Ana Azorín)
Compañía de teatro TODO EL MUNDO LO HACE

«Obra en la que, en tono de comedia, se critica la política del gobierno: ¿qué sucede cuando los pecados capitales dejan de ser los siete originales – Gula, Pereza, Avaricia, Ira, Envidia, Lujuria y Soberbia – y se convierten en Sanidad, Educación, Vivienda, Libertad de expresión, Memoria histórica, Integridad o Igualdad?»

Intérpretes: Francisco Rojas, Victoria Jiménez, Ana Azorín, Andrés Barahona y Cristina Abad
Dirección: Ramón Paso. Ayudantes de dirección: Sandra Pedraz Decker y Blanca Azorín

Sala EL MONTACARGAS, C. Antillón, 19, metro Puerta del Ángel, Madrid
Últimos días: jueves 25, viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de julio a las 20:30 h.
Entradas desde 10 €
Francisco Rojas as Mr. Rajoy Cristina Abad, Ana Azorín, Victoria Jiménez, y Andrés Barahona

martes, 23 de julio de 2013

Los escritores de antes: Vila-Matas versus Bolaño

"El caso del aislamiento de Bolaño durante años en Blanes me recuerda a esos libros de los que nos habla Elías Canetti en La provincia del hombre, libros que tenemos a nuestro lado muchos años sin leerlos, libros de los que no nos alejamos y a los que llevamos de una ciudad a otra, de un país a otro, cuidadosamente empaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeemos en el momento de sacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque solo sea una frase completa. Luego, al cabo de los años, llega un momento en el que, de repente, como si estuviéramos bajo la presión de un imperativo superior, no podemos hacer otra cosa que coger un libro de esos y leerlo de un tirón, de cabo a rabo; este libro actúa como una revelación. En aquel momento sabemos por qué le hemos hecho tanto caso. Tenía que estar mucho tiempo a nuestro lado; tenía que viajar; tenía que ocupar sitio; tenía que ser una carga, y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su velo; ahora ilumina los años en los que ha vivido mudo a nuestro lado.

Al igual que ese libro, Bolaño seguramente no habría podido decir tantas cosas de no haber estado mudo durante todo ese tiempo.«Durante este periodo hay que suponer que se acumularía la energía formidable que se despliega a partir de 1994», apunta Ignacio Echevarría en «Bolaño extraterritorial». A la energía que se iba acumulando habría que añadir probablemente la felicidad de no ser nadie y al mismo tiempo ser alguien que escribía. A veces, el tiempo de silencio es el paraíso de los escritores [...]"
Roberto Bolaño en Blanes

LOS ESCRITORES DE ANTES
[Bolaño en Blanes. 1996-1999]

Fragmento del texto publicado
por
Enrique Vila-Matas
en el catálogo de la exposición Archivo Bolaño 1977-2003.

[Bolaño / Blanes]

miércoles, 17 de julio de 2013

Construcción

the little house
Del Prólogo de La voluntad (1902)
José Martínez Ruiz, Azorín

«En las viejas edades, el pueblo fervoroso abre los cimientos de sus templos, talla las piedras, levanta los muros, cierra los arcos, pinta las vidrieras, forja las rejas, estofa los retablos, palpita, vibra, gime en pía comunión con la obra magna.

La multitud de Yecla ha realizado en pleno siglo XIX lo que otras multitudes realizaron en remotas centurias. La antigua iglesia de la Asunción no basta; en 1769 el consejo decide fabricar otra iglesia; en 1775 la primera piedra es colocada. Las obras principian; se excavan los cimientos, se labran los sillares, se fundamentan las paredes.Y en 1804 cesa el trabajo.

En 1847 las obras recomienzan. La cantera del Arabí surte de piedra; ya en Junio vuelve a sonar en el recinto abandonado el ruido alegre del trabajo. Trabajan: un aparador, con 15 reales; tres canteros, con 10; dos carpinteros, con 10; cuatro albañiles, con 8; siete peones, con 5; siete muchachos, con 3. Es curioso seguir las oscilaciones de los trabajos a lo largo de los listines de jornales. El día 8 los muchachos quedan reducidos a tres. El último de los muchachos es llamado el Mudico. A el Mudico le dan sólo dos reales. El día 7 el Mudico no figura ya en las listas. Y yo pienso en este pobre niño despreciado, que durante una semana trae humildemente la ofrenda de sus fuerzas a la gran obra y luego desaparece, acaso muere.
Las obras languidecen; en Octubre la escuadrilla de obreros queda reducida a seis canteros y un muchacho. Las obras permanecen abandonadas durante largo tiempo. En el ancho ámbito del templo crece bravía la yerba; la maleza se enrosca a las pilastras; de los arcos incerrados penden florones de verdura. La fe revive. En 1857 las obras cobran impulso poderoso.
[...]
Y ved el misterioso ensamblaje de las cosas humanas. Hace veinticinco siglos, de la misma cantera del Arabí famoso en que ha sido tallada la piedra para esta iglesia, fué tallada la piedra para el templo pagano del cerro de los Santos. Al pie del Arabí se extendía Elo, la espléndida ciudad fundada por egipcios y griegos. La ancha vía Heraclea, celebrada por Aristóteles, se perdía a lo lejos entre bosques milenarios. El templo dominaba la ciudad entera. En su recinto, guarnecido de las rígidas estatuas que hoy reposan fríamente en los museos, los hierofantes macilentos tenían, como nosotros, sus ayunos, sus procesiones, sus rosarios, sus letanías, sus melopeas llorosas; celebraban, como nosotros, la consagración del pan y el vino, la Navidad, en el nacimiento de Agni, la semana Mayor, en la muerte de Adonis. Y la multitud acongojada, eternamente ansiosa, acudía con sus ungüentos y sus aceites olorosos, a implorar consuelo y piedad, como hoy, en esta iglesia por otra multitud levantada, imploramos nosotros férvidamente: Ungüento pietatis tuae medere contritis corde; etoleo misericordiae tuae refove dolores nostros

viernes, 12 de julio de 2013

Jeffrey Eugenides: La trama nupcial

«La lógica de su "jugada brillante" residía en una premisa: el trastorno maníaco-depresivo, lejos de ser una carga, era una ventaja. Era un rasgo selecto. Si no lo fuera —un rasgo positivo de la selección natural—, el trastorno habría desaparecido siglos y siglos atrás, erradicado de la especie humana como todo aquello que no incrementaba las posibilidades de supervivencia. La ventaja era obvia. La ventaja era la energía, la creatividad, el sentimiento de cuasi genialidad que animaba a Leonard en aquel momento. Era imposible saber cuántas grandes figuras históricas habían sido maníaco-depresivos, cuántos hitos científicos y artísticos se habían culminado durante las fases maníacas de la enfermedad.» (p. 385)
«Para empezar, mira todos esos libros. Sus novelas de Edith Wharton, ordenadas no por títulos sino por fechas de publicación. La colección de Henry James de la Modern Library, regalo de su padre cuando cumplió veintiún años. Los manoseados libros en rústica que tuvo que leer en la facultad, mucho Dickens, algo de Trollope, junto con unas buenas raciones de Austen, George Eliot y las temibles hermanas Brontë. Un lote completo de libros de bolsillo en blanco y negro de New Directions, mayormente poesía de gente como H. D. o Denise Levertov. Estaban también las novelas de Colette que leía de tapadillo. La primera edición de Parejas, que era de su madre y que Madeleine había hojeado a hurtadillas en los últimos años de primaria y ahora utilizaba como soporte textual para su tesis de licenciatura en Lengua sobre la trama nupcial.» (p. 13)
«—¿Es eso lo que quieres ser?
—Sólo soy un viajero. Viajo. Llevo encima todo lo que necesito, y no tengo problemas. No trabajo, a menos que lo necesite. No tengo mujer. No tengo hijos.
—No tienes zapatos —observó Mitchell.
—Solía usarlos. Pero un día me di cuenta de que es mejor no llevarlos. Ando por todas partes sin zapatos. Incluso en Nueva York.
—¿Anduviste sin zapatos en Nueva York?
—Es maravilloso andar descalzo por Nueva York. ¡Es como caminar por una tumba gigantesca!
El día siguiente era lunes. Mitchell quiso echar al correo la carta antes que nada, y llegó tarde a Kalighat. Liberado de su actividad matinal habitual, Mitchell se pasó la hora siguiente vagando por la sala, en busca de algo que hacer.» (p. 414)
Jeffrey Eugenides: La trama nupcial

LA TRAMA NUPCIAL
(The Marriage Plot, 2011)
JEFFREY EUGENIDES
Trad. Jesús Zulaika
Anagrama, 2013


Jeffrey Eugenides

· Desmontar el amor ·
  Eduardo Lago, El País.
· La gran hembra romántica ·
  Rodrigo Fresán, ABC.
· Fuera de control ·
  Andrés Hax, Clarín.


miércoles, 10 de julio de 2013

Francisco Umbral: Mortal y rosa

«Quiero decir con todo esto que creo en la estética del trabajo, siempre superior a la estética del juego, y no digamos a la estética del ocio. Hay que ser muy importante para tener un ocio digno, para sobrellevar el ocio con dignidad. Sólo los niños quedan puros y naturales en el ocio. Los demás quedamos hechos unos piernas. Las clases superiores, históricamente ociosas, han llegado a la decadencia y el ridículo porque raramente supieron hacer del ocio una obra de arte, y porque el ocio es delito y crimen cuando el trabajo de los demás no es placentero. Sin prisa y sin pausa. En cuanto interrumpimos el trabajo durante un tiempo, se plantea la naturaleza misma de lo que estamos haciendo. ¿Por qué, para qué? La razón última de una obra en marcha es su continuidad. Rota la continuidad, todas las otras justificaciones fallan. Porque, como decía antes, no es que la obra bien hecha exija todas nuestras virtudes y entregas, sino que esas entregas y virtudes nacen de la obra bien hecha, ella las concita, las despierta, las inventa. Se piensa que el buen escritor hace una buena novela. Yo creo que, por lo menos en la misma medida, la buena novela hace al buen escritor. Uno es más listo cuando trabaja. La obra en marcha tira de nosotros, nos aguza, nos afila, nos mejora, nos enerva.

De modo que este libro interrumpido —como cualquier otro— pierde su sentido y su razón últimos, que no son la posteridad ni la gloria ni los lectores ni la curiosidad ni el interés. La razón última de este libro es la disciplina que a mí me da, la continuidad que pone en mi vida, ya que todos somos discontinuos, como dice Bataille a otros efectos. ¿Por qué se escribe un diario íntimo?

Umbral con García-Posada
Francisco Umbral: Mortal y rosa (1975) Francisco Umbral (1932-2007)

Mortal y Rosa (1975)

Ed. de Miguel García-Posada

Cátedra, 2008

Algunos artículos

No por vanidad, ya, a estas alturas y en mi caso, ni por egocentrismo, ni por vedetismo, sino por buscar la sencillez última, por huir de ese artificio que en último extremo suponen todos los géneros literarios. No quiere uno que entre el lector y él haya trucos de novela, efectos de poema, trampas del oficio, y se apela al diario íntimo, como a las memorias. Pero las memorias aún están embellecidas por la niebla del recuerdo. El diario íntimo, en cambio, es lo inmediato, el presente exaspe- rado, la confesión no sólo sincera, sino urgen- te. Lo que pasa luego —y ésta es la gran enseñanza de los diarios íntimos— es que no somos capaces ya de sencillez, de elemen- talidad. Hemos perdido el paraíso, estamos maleados por la cultura, no podemos hacer- nos como uno de esos pequeñuelos, y resulta que el diario íntimo se llena de lirismos, de lucimientos, de improvisaciones muy preparadas, o bien, si se opta por el prosaísmo más directo, cae uno en la cuenta del mercado, en la anotación banal, esquemática, doméstica y monótona. Resulta que se confiesa más Shakespeare a través de toda su retórica, Baudelaire a través de toda su música, Quevedo a través de todo su barroquismo. No existen los géneros directos. Lo más directo sería no escribir.

Así las cosas, tengo que resignarme a hacer literatura en mi diario íntimo, y a que vaya resultando un poco el poema en prosa de unos graves meses de mi vida, o la novela de un mal novelista. Estamos presos, sí, en la cultura, hemos perdido la frescura, la naturalidad. (...) Pues eso necesitaría el hombre y eso quisiera uno; asilvestrarse un poco, volver a estados más naturales.» (pp. 209-210)

domingo, 7 de julio de 2013

Las citas de Dates


Siguiendo de nuevo las recomendaciones de Toni de la Torre, mi último gran descu- brimiento en series ha sido DATES, una serie de la BBC creada por Bryan Elsley (SKINS). Como el título indica (citas), cada capítulo cuenta el encuentro entre dos desconocidos: se trata de citas a ciegas de dos personas que se han conocido a través de webs de contactos y que "intentan ver lo máximo del otro en el menor tiempo posible". Es un juego de apariencias y de tensión emocional y sexual en el que cada episodio es una historia independiente que explora los problemas y las complejidades de las relaciones modernas, y las "emociones y calamidades" de las primeras citas. El planteamiento está basado en el diálogo, es bastante minimalista e intimista, tiene una realización impecable y es de las que no quieres que se acaben. Hay por tanto bastantes similitudes con IN TREATMENT, otra estupenda serie basada en las palabras.

La primera temporada de DATES consta de nueve episodios de menos de media hora cada uno y está interpretada por Oona Chaplin (Celeste / Mia), Will Mellor (David), Montanna Thompson (Ellie), Ben Chaplin (Stephen), Sian Breckin (Heidi), Neil Maskell (Nick), Sheridan Smith (Jenny), Andrew Scott (Christian), Katie McGrath (Kate), Gemma Chan (Erica) y Greg McHugh (Callum).

jueves, 4 de julio de 2013

Algunos consejos (literarios) de Scott a Scottie

"Escribir bien es como nadar bajo el agua y aguantar la respiración." Scott Fitzgerald

«No te desanimes ni un poco por que tu cuento no esté perfecto. Tampoco te voy a animar, porque si quieres codearte con los mejores, al final tendrás que buscarte tus propios obstáculos que saltar y aprender de la experiencia. Nadie se ha hecho escritor por el simple deseo de serlo. Si tienes algo que contar, algo que sientas que nadie ha contado antes, tienes que poder sentirlo con tal desesperación que al final encontrarás una manera de contarlo que nadie haya utilizado antes, y así tanto lo que tienes que contar como el modo en que vas a hacerlo se fusionarán como una sola materia, tan indisolublemente como si hubieran sido concebidos juntos.
  Deja que te sermonee un poco más: me refiero a que lo que hayas sentido y pensado inventará, por sí mismo, un estilo nuevo; por eso, cuando la gente habla del estilo, siempre les sorprende un poco su novedad, porque piensan que sólo están hablando de estilo, cuando en realidad de lo que están hablando es del intento de expresar una idea nueva con tanta fuerza que conservará la originalidad del pensamiento. Es un trabajo espantosamente solitario y, como ya sabes, nunca he querido que eligieras este camino, pero si al final decides hacerlo, quiero que lo hagas sabiendo de antemano lo que a mí me llevó años aprender.» (pp. 36-37)

«Sobre los adjetivos: la buena prosa se basa en que los verbos carguen el peso de las frases. Los verbos hacen que las frases se muevan. Seguramente, el mejor poema en inglés desde un punto de vista técnico sea "La víspera de santa Inés", de Keats. Un verso como The hare limped trernbling through the frozen grass [La liebre renqueó temblando a través de la hierba helada] tiene tanta vida que lo lees corriendo de punta a cabo, casi sin notario, aunque ha prestado color a todo el poema con su movimiento; el renqueo, el temblor y la helada suceden ante tus propios ojos. ¿Me harás el favor de leerte el poema e informarme?» (p. 72)

«Tu comentario sobre el aspecto satírico de la novela inglesa me parece muy atinado. Si quieres un lenitivo, léete Casa desolada (el mejor libro de Dickens), si prefieres explorar el mundo de las emociones —no ahora, mejor dentro de unos años—, lee Los hermanos Karamazov, de Dostoyevski. Y verás de qué es capaz la novela. Me alegra que te guste Butler. Me gustó el lugar donde el padre de Ernest "se volvió para ocultar su falta de emociones". Dios mío; ¡con qué precisión se expresa el odio en esas líneas! Me gustaría ser capaz de destruir a la poca gente que aborrezco —Rosalind, sin ir más lejos— con la misma puntería.» (p. 122)
 

F. Scott Fitzgerald
Cartas a mi hija
Prólogo de Scottie Fitzgerald
Traducción de Albert Fuentes
Alpha Decay, 2013

«Este empleo ha pagado parte del dinero de tu matrícula y ha sido tan arduo ganarlo que detesto verte gastarlo en unas asignatura como "Prosa inglesa desde el 1800". Cualquiera que no sepa leer la prosa inglesa moderna por su cuenta es un subnormal, y tú lo sabes El defecto principal de tu estilo es la falta de refinamiento, algo que tiende a desarrollarse con los años. Sí lo tuviste hace tiempo —se nota un poco en tu diario— y la única manera de aumentarlo es cultivar tu propio jardín. Y la única cosa que puede ayudarte es la poesía, que es la forma de estilo más concentrada.
  Ejemplo: Leíste Melanctha, que es prác- ticamente poesía, y vendiste un cuento al New Yorker, luego lees unas cuantas novelas adocenadas y reincides en un nivel de rendimiento mediocre [...] pero... ¡Maldita sea!, no puedo aconsejarte desde tan lejos. Es una pena que no seas capaz de leer un poco de poesía.

  No es tarea fácil si tienes que empezar sola. Al principio, necesitas la ayuda de un entusiasta que además domine el asunto. John Peale Bishop desempeñó esa tarea para mí en Princeton. Desde siempre había hecho mis pinitos en "verso", pero él me hizo ver, en el transcurso de un par de meses, cuál es la diferencia entre poesía y no-poesía. Después de aquel descubrimiento, que fue uno de los primeros, descubrí también que algunos de los profesores que impartían la materia en realidad la aborrecían y no tenían ni idea. Me enredé en una serie de interminables escaramuzas con esos profesores y al final aparqué del todo las asignaturas de inglés.
  O la poesía arde como un fuego dentro de ti —como la música para el músico o el marxismo para el comunista—, o no es nada, un tedio vacío, formalista, alrededor del cual los pedantes [...] O sientes que la "Urna griega" tiene una belleza insoportable, donde cada sílaba es tan inevitable como las notas de la Novena Sinfonía de Beethoven, o simplemente es algo que no entiendes [...] Por un tiempo, después de dejar a Keats, toda la demás poesía te parece que es solamente silbido o canturreo» (pp. 182, 184)
With dearest love, Daddy 

martes, 2 de julio de 2013

Hannah Arendt y la banalidad del mal


De ‘Hannah Arendt’, cine contra el olvido (Rocío García, El País, 12/06/2013):
« (...) el biopic de Hannah Arendt, exiliada en Estados Unidos en 1941 tras su huida de la Alemania nazi, se centra en la polvareda por la crónica que la filósofa y pensadora alemana, autora de Los orígenes del totalitarismo, publicó en The New Yorker en 1963, sobre el juicio celebrado en Jerusalen contra Adolf Eichmann, teniente coronel encargado del transporte a los campos de exterminio. “Lo que hizo Hannah Arendt fue mirar atrás, hacia esa época oscura e intentar comprender. Fue una pensadora independiente, una filósofa muy abierta al mundo, curiosa con todo lo nuevo. Hay una frase de ella que siempre cito porque me parece muy destacable: ‘Hay que pensar sin apoyos, sin nada a lo que agarrarse’. Mucha de la incomprensión que sufrió tras su artículo vino por parte de gente que ni siquiera se lo había leído y que se enganchó a la corriente de opinión crítica contra ella. De nuevo estamos ante unas personas que no supieron pensar por sí mismas”, asegura Von Trotta (...) » (Más: Javier Ocaña: Dudar, pensar, tal vez vivir)

Aquí la auténtica Arendt en Hannah Arendt. Pensar apasionadamente (Canal Arte):

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