jueves, 15 de junio de 2017

El país donde florece el limonero, de Helena Atlee

Helena Attlee
El país donde florece el limonero
La historia de Italia y sus cítricos

[The Land Where Lemons Grow:
The Story of Italy and Its Citrus Fruit
, 2014]
Trad. María Belmonte
Acantilado, 2017 - 344 páginas - inicio
[a javier le ha gustado más que a mí]

«Muchos cultivos de cítricos de Sicilia y del sur de Italia se encuentran en lugares remotos y muy rurales, donde los visitantes extranjeros no son habituales y sólo se habla en dialecto. Pronto descubrí la utilidad de llevar conmigo una navaja a esos lugares, porque la mayor parte de los frutos se aferran al árbol y, a menos que cortes el tallo de la rama, corres el riesgo de desgarrar la piel del fruto. También aprendí que no hay que pelar nunca una naranja en el campo. Hay que respetar un ritual y ésa es otra razón por la que un cultivador de naranjas lleva siempre una navaja. Primero sujeta el fruto en la palma de la mano, con el tallo hacia arriba. Luego hace un corte horizontal para dividirlo exactamente por la mitad. El jugo de una naranja recién cogida es abundante, incontenible y su aroma estalla en el aire. Arroja la mitad superior al suelo sobre la crecida hierba, porque, en la naranja, el zumo y la dulzura se concentran en la parte inferior, lo más lejos posible del tallo. Luego corta una rodaja y, pinchándola con la hoja de la navaja, la ofrece por la parte sin filo. He participado en este ritual en campos de toda Italia y siempre es un momento extrañamente conmovedor; disfruto de ese instante de intimidad tanto como cuando alguien me encendía un cigarrillo. No hay nada que pueda compararse al sabor de una naranja recién cogida del árbol.»

jueves, 8 de junio de 2017

Un pintor debajo de un fregadero, de Afonso Cruz

Afonso Cruz (Figueira da Foz, 1971)
UN PINTOR DEBAJO DE UN FREGADERO
[O Pintor Debaixo do Lava-Loiças, 2015]
Trad. Teresa Matarranz
Rayo verde - 191 páginas - libro ilustrado
[surrealista]
«Lo primero que Jozef Sors dibujó fue una circunferencia, pues lo primero que se dibuja es una circunferencia. Es la forma más natural, aquella que puede contenerlo todo. Es el útero de todas las formas. Dicen que si a un hombre vendado le pidieran caminar en línea recta, andaría en círculos. ¿Por qué el hombre camina en círculos cuando cierra los ojos? Es un misterio, dicen, pero el hombre de ojos cerrados camina hacia adentro. Y el tiempo también se dobla, no anda derecho. El tiempo es como un hombre de ojos cerrados. En lo profundo todo anda en círculos, desde los recuerdos hasta las historias. Un día todo termina doblándose. Sors aún era demasiado joven para darse cuenta de que no hay líneas rectas en la naturaleza. No hay rectas perfectas. Todo es redondeado y todo anda alrededor de todo. Los hombres están cegados por las rectas: por edificios muy derechos, por reglas, por cosas que no son nada naturales. Y esas cosas son derechas solo en su apariencia, como se puede verificar en un microscopio. Pero los hombres están tan obcecados por las líneas rectas que llegan a usar la palabra derecho para las leyes, para aquello que es correcto. Lo que es correcto es recto. Así ocurre en tantas lenguas que eso prueba una tendencia común: la recta es el Bien y la curva es el Mal. Pero Sors aún era muy joven para pensar en estas cosas y dibujaba circunferencias, una tras otra. Solo más tarde fue que comenzó a dibujar rectas. Y así la infancia se fue disolviendo en el transcurso de los años y le aparecieron algunos pelos encima del labio superior.»

miércoles, 7 de junio de 2017

Canción dulce, de Leila Slimani

Leila Slimani
CANCIÓN DULCE
[Chanson douce, 2016]
Trad. Malika Embarek López
Cabaret Voltaire, 2017 - 288 páginas - inicio
[no conecté nada con este premio Goncourt]

«El bebé ha muerto. Bastaron unos pocos segundos. El médico aseguró que no había sufrido. Lo tendieron en una funda gris y cerraron la cremallera sobre el cuerpo desarticulado que flotaba entre los juguetes. La niña, en cambio, seguía viva cuando llegaron los del servicio de emergencias. Se debatió como una fiera. Había huellas de forcejeo, fragmentos de piel en sus uñitas blandas. En la ambulancia que la conducía al hospital se agitaba, presa de convulsiones. Con los ojos desorbitados, parecía buscar aire. La garganta la tenía llena de sangre. Los pulmones, perforados, y se había dado un fuerte golpe en la cabeza contra la cómoda azul. Fotografiaron la escena del crimen. Los policías recogieron huellas y midieron la superficie del cuarto de baño y del dormitorio de los niños. En el suelo, la alfombra de princesas estaba empapada en sangre. El cambiador, medio volcado. Se llevaron los juguetes en unas bolsas transparentes precintadas. La cómoda azul también servirá en el juicio. »

lunes, 5 de junio de 2017

Kafka y el holocausto, de Álvaro de la Rica

Álvaro de la Rica
KAFKA Y EL HOLOCAUSTO
Prefacio de Claudio Magris
Trotta Editorial, 2009 - 144 páginas
[Sept méditations sur Kafka, Gallimard, 2014]
"Buscar la verdad y la belleza", Isabel Núñez
"Escribir sobre Kafka parece un ejercicio
de curiosidad prohibida
"
, Á. de la Rica
[kafka forever]
«Lo curioso, en lo que se refiere a Kafka, es que la falta de independencia respecto de su familia no le impidió en absoluto retratar hasta el tuétano el problema de la dependencia. Al contrario. La prueba es que escribe, en plena crisis vital provocada por el proyecto de matrimonio, sus obras más conspicuas. Anhela dedicarse en exclusiva a escribir lejos de casa pero sabe que ese laberinto doméstico y social, el mischpoche hebraico o clan familiar que tanto le abrumaba, es el magma en el que cobran vida y se transforman sus ficciones. La guarida de la que nunca llegó a salir y a la que dedicó un relato con una importante carga alegórica. En la carta escrita desde el Báltico (antecedente a cuya luz hay que leer la Carta al padre), Kafka está dando un paso más en la lógica de la emancipación heredada de la generación de los padres y abuelos, y a la vez está proyectando una búsqueda regresiva por medio de la letra escrita de la autenticidad y el equilibrio abandonados a gran precio en el ámbito idílico del shtetl (no se olvide la influencia del actor judío Jizchak Lówy que desde 1911 le introdujo de lleno en la atmósfera espiritual del mundo hebraico oriental). En el caso concreto de En la colonia penitenciaria, el dilema vida (matrimonio) / arte (escritura) queda plasmado en el tormento de la máquina célibe, la máquina que escribe en el condenado hasta matarlo la literalidad del precepto infringido. Una traslación automática entre elementos autobiográficos y símbolos literarios no parece posible ni siquiera [...]»

Del ejemplar dedicado donado por la familia de la escritora Isabel Núñez
a la biblioteca Joan Maragall de Barcelona.

viernes, 2 de junio de 2017

La tercera persona, de Álvaro de la Rica

Álvaro de la Rica
LA TERCERA PERSONA
Ediciones Alfabia, 2012 - 104 páginas
Exlibris de Isabel Núñez
Happy Hobby Horse
[sobre las ventajas de los tríos]
«Recuerdo que todo empezó de una manera difusa. Una noche, hace pocos meses, no podía dormir. Permanecí intranquila en la cama durante horas, con los ojos abiertos y el corazón acelerado. Mientras jadeaba, cada vez de modo más angustioso y sonoro, pensaba desordenadamente en muchas cosas, hasta que de pronto me encontré a mí misma dándole vueltas a mi matrimonio. Apenas llevábamos dos años casados. Dos años que habían transcurrido sin grandes sobresaltos. Lo normal. La verdad es que ahora, mientras te escribo, me doy cuenta de que muchas de las cosas que han pasado no tenían nada de normales. Me preguntaste una vez si me casé enamorada, y te dije que creía que nunca había sentido una gran pasión, ni siquiera por mi marido. No sé si dije la verdad. No es fácil saberlo. Ahora sé que no fue una gran pasión comparada con lo que he sentido después, pero entonces me parecía el amor de mi vida. Supongo que si me casé es porque le amaba y que mentiría si te digo lo contrario. Tú sabes que odio la mentira y que la única fuerza que he tenido en todo este tiempo ha sido la transparencia. No he engañado nunca a nadie y a todos os he ido diciendo la verdad en cada momento. La verdad con el único límite de no hacer daño voluntariamente a nadie.»
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