domingo, 25 de marzo de 2018

Saturno, de Eduardo Halfon


Eduardo Halfon (Guatemala, 1971)
SATURNO (ejemplar 0195)
Jekyll & Jill, 2017 - 68 págs. - inicio
- A Nadal también le encantó y Deborah lo devoró
[minilibro y minijoya]

«Sus cartas, padre, me llegaban un par de veces cada año. Yo estaba lejos en la universidad, pero usted estaba aún más lejos de mí. Al inicio, ingenuo, yo abría el sobre con una emoción contenida. Y siempre, sin falta, hallaba un papel doblado en tres. Un solo papel con el membrete de su empresa. Mal doblado, por prisa, supongo. Buscando sus palabras, padre, necesitándolas, lo desdoblaba con ansia. Y como una hoja seca hamaqueándose en la brisa, lento, el cheque caía hacia el suelo. Yo lo dejaba allí, casi olvidado a la par de mis pies, pues lo que realmente me interesaba no era su dinero, padre, sino sus palabras. Ingenuo, buscaba sus palabras. Y en medio del papel, escrito en tinta negra, encontraba yo siempre lo mismo: su nombre. Nada más. Sólo su nombre, firmado con prisa. Una palabra. Sólo una palabra. El padre es un nombre. Quizás por eso escribo, o mejor dicho, quizás por eso necesito escribir.
[...]
(Bellos durmientes: Jack London en su granja aún famosa en California; Malcolm Lowry con barbitúricos y alcohol; R. H. Bar­low también con barbitúricos, en México, tras dejar escrito en la puerta, en pictografías mayas, "No me molesten, quiero dormir largo rato"; Ryūnosuke Akutagawa, el padre del cuento japonés, también con barbitúricos, a los treinta y cinco años, porque sentía que estaba viviendo, dejó escrito, "en un mundo de nervios mórbidos, diáfanos y fríos como el hielo"; Alejandra Pizarnik, antes de su perpetuo sueño, escribió con yeso "no quiero ir nada más que hasta el fondo"; el colombiano Andrés Caicedo ingirió sesenta pastillas de secobarbital el mismo día que recibió el primer ejemplar de ¡Que viva la música!, su única novela; la poeta estadounidense Sara Teasdale tomó veronal para dormirse eternamente en su tina; Stefan Zweig, también con veronal, en los brazos de su esposa, en su cama, en el exilio, en Brasil.)» (inicio)

Exquisita edición de Jekyll & Jill

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