«Tu vas avoir quatre-vingt-deux ans. Tu as rapetissé de six centimètres, tu ne pèses que quarante- cinq kilos et tu es toujours belle, gracieuse et désirable. Cela fait cinquante-huit ans que nous vivons ensemble et je t'aime plus que jamais. Je porte de nouveau au creux de ma poitrine un vide dévorant que seule comble la chaleur de ton corps contre le mien.»
Así empieza el libro "Lettre à D. Histoire d'un amour" de André Gorz (Viena, 1923 - París, 2007). Este influyente filósofo de la izquierda francesa se suicidó hace unos días junto a su esposa, Dorine, aquejada por una enfermedad que la consumía lentamente. Sus cuerpos sonrientes fueron encontrados en sus cama, cogidos de la mano, por amigos que acudieron a su casa de Vosnon.
8 comentarios:
La vida no es vida sin libertad.
OLI I7O
Congelée!
¡Qué bonito y digno de emular!
Sí, pero te he enviado un e-mail a la dirección de your husband y no lo has recibido, obviamente, pero es que no sé cuál es tu dirección, pues todavía tengo la de T-systems y supongo que a estas alturas de la película ya tendrás tú alguna a tu nombre.
Dime algo.
Amor verdadero, sin duda.
Dice JP Quiñonero en ABC:
"Ya pasados los ochenta, Gorz publicó el otoño pasado el libro que echa los cimientos de su incipiente leyenda, su «Carta a D. Historia de un amor». Más allá de las teorías, caídos todos los velos, idas todas las esperanzas, Gorz escribe a la mujer de su vida una carta de amor: ambos están enfermos, ambos se descubren al margen de todas las patrias, ambos han vivido solos, desde niños, ambos dicen amarse, a los ochenta años, con la intacta pasión de cuando se conocieron, en París, sesenta años atrás, en un baile de la plaza de Saint-Sulpice, la noche de un 14 de julio.
La carta contiene ochenta y tantas páginas de amor y esperanza, teñidos de melancolía, ante la contemplación de dos niños, dos jóvenes, un hombre y una mujer que siempre habían vivido condenados al destierro. Ella era una inglesa que hizo su vida en París. Él era un judío austriaco que consagró su vida a soñar un mundo nuevo que solo terminó encontrando en el cuerpo de la mujer que amó, Dorine.
A lo largo de su Carta a D., André Gorz pasa revista a su vida en común. Y advierte que fueron una pareja de solitarios, apátridas, sin tierra, sin familia. Y en esa tierra de nadie del amor fiel, André y Dorine terminan por encontrar la patria inmaterial de un amor que va más allá de la muerte. André y Dorine discuten, cuenta él, la posibilidad de suicidarse. Están solos. Y la muerte, escribía André Gorz, sería para ellos una nueva tierra prometida, donde continuarían amándose."
Ahora parece que otra francesa ha dicho que los contratos matrimoniales deberían durar 7 años, pues es lo que el amor dura. Pero sí es cierto que el amor a cada pareja le dura un tiempo distinto y los contratos matrimoniales no debían nunca ser "hasta que la muerte nos separe" por motivos más que obvios. Y, además, en este caso la muerte los sigue uniendo.
"Tu vas avoir quatre-vingt-deux ans. Tu as rapetissé de six centimètres, tu ne pèses que quarante-cinq kilos et tu es toujours belle, gracieuse et désirable. Cela fait cinquante-huit ans que nous vivons ensemble et je t'aime plus que jamais. Je porte de nouveau au creux de ma poitrine un vide dévorant que seule comble la chaleur de ton corps contre le mien."
"Tindràs vuitanta-dos anys. T'has empetitit de sis centímetres, no peses més que quaranta-cinc quilos i ets sempre maca, graciosa i desitjable. Fa cinquanta-vuit anys que vivim junts i t'estimo més que mai. Porto de nou al forat del meu pit un buit devorant que només omple la calor del teu cos contra el meu."
"Has empequeñecido seis centímetros, no pesas más que cuarenta y cinco kilos y eres siempre guapa, graciosa y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Llevo de nuevo en el hueco de mi pecho un vacío devorador que sólo llena el calor de tu cuerpo contra el mío."
"You have made yourself smaller of six centimetres, you do not weigh more than forty-five kilos do and you are always nice, graceful and desirable. We have been living together for fifty-eight years joints and I love you more than ever. I bring again in the hole of my breast a devouring emptiness that only fills the warmth of your body against mine."
Le philosophe et sa femme
"Nous aimerions chacun ne pas survivre à la mort de l'autre. Nous nous sommes souvent dit que si, par impossible, nous avions une seconde vie, nous voudrions la vivre ensemble." Un exit commun à la façon d'Arthur Koestler et de sa femme Cynthia? "Nous avons parlé de ce suicide à deux quand nous l'avons appris. Mais c'était leur histoire, presque leur combat. Je n'y pense pas et elle non plus. Dorine et moi vivons dans l'infini de l'instant en sachant qu'il est fini et c'est très bien ainsi. Pour nous, le présent suffit."
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