«(...) Ningún escritor sensato cree en las entrevistas. Nunca en ellas se dice la verdad, o bien se dice una sola vez esa verdad en la primera entrevista, y luego no se repite, porque cansa mucho tener que contestar siempre lo mismo a la misma pregunta, así que el escritor, para no aburrirse, suele dar diferentes respuestas a preguntas sobre su horario, sobre su método de trabajo, sobre su vocación de novelista, sobre su vida al atardecer, etcétera.
Ítalo Calvino abordó muy bien este fenómeno del tedio que lleva a contestar de 10 maneras diferentes -a cual más imaginativa- a la misma pregunta: "Prefiero no comentarme a mí mismo. Además, no es seguro que el autor sepa más de sí mismo que el lector. Lo que cuenta es la obra... El interesado es siempre la fuente menos confiable. Los que hablan de sí mismos mienten siempre. Yo, además, no repito nunca igual la misma historia dos veces seguidas, porque sería muy aburrido. Así que en mí es mejor no confiar (...)
Esa sensación de charlatanería es la que tiene todo escritor serio cuando publica un libro y dedica los meses siguientes a explicarlo en las entrevistas. Decía, el otro día, Jean Echenoz que un libro no se escribe para después hablar de él, sino más bien todo lo contrario, "para no tener que hablar, sobre todo para no tener que hablar".»
De Entrevistas y charlatanes. Enrique Vila-Matas
El último domingo. El País, edición Cataluña, 30/1/2011
Esa sensación de charlatanería es la que tiene todo escritor serio cuando publica un libro y dedica los meses siguientes a explicarlo en las entrevistas. Decía, el otro día, Jean Echenoz que un libro no se escribe para después hablar de él, sino más bien todo lo contrario, "para no tener que hablar, sobre todo para no tener que hablar".»
De Entrevistas y charlatanes. Enrique Vila-Matas
El último domingo. El País, edición Cataluña, 30/1/2011