Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980)
LA PIEDRA DE LA LOCURA
Nuevos Cuadernos Anagrama, 2021 - 80 págs.
— Los sinuosos caminos de la locura, Miguel Cano
— Cuando quiebran las historias que hemos creado para vivir, Camila Osorio
— Cómo el caos ha entrado en el sentido común, Pol Cirujano
— Montados en la piedra de la locura, E. Vila-Matas
[alucinante libro (y artículo de Vila-Matas)]
«[...] en 1977, el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick dio una charla en Metz, una ciudad en el noroeste de Francia.
Todavía se puede encontrar el vídeo en internet: la calidad del audio es terrible, y hay que esforzarse para entender lo que dice, aunque, en realidad, lo que dice apenas tiene sentido alguno. El texto que lee se titula "Si te parece que este mundo es malo, tendrías que ver alguno de los otros", y sus desvarios nos dan un atroz presagio del extraño futuro que, allá por los años setenta, parecía estar galopando hacia nosotros, uno que hoy habitamos por entero. Dick habla de la tensión entre la alucinación y la realidad que caracteriza toda su obra; considera la posibilidad de que existan líneas de tiempo ortogonales, mundos paralelos que intersectan el flujo lineal del acontecer en noventa grados y que luego se separan y ramifican hasta el infinito; medita sobre el eternalismo y el concepto de "bloque de tiempo" que propuso Einstein, donde todos los instantes son actuales y donde no hay un pasado en el cual apoyarse ni un futuro que conquistar, solo un presente sin fin, extendido hacia la infinidad; habla de una deidad inmanente, con "mil cuerpos de Dios colgados como si fueran trajes en un closet gigantesco", y nos ruega que consideremos, aunque sea por un instante, todo el cosmos como si fuese una sola entidad consciente. Cuando parece que Dick no puede viajar más lejos en el paisaje paranoico, postula una idea que hoy está a punto de volverse de sentido común, a medida que la realidad muta y toma formas que desafían nuestra credulidad: a saber, que nuestro mundo, esta sólida masa de roca que habitamos, no es verdaderamente real, sino que deberíamos pensar en él como en un simulacro, o una simulación.» (págs. 15-16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario