Acabo de leer las
Opiniones contundentes (Taurus, 1999) de
Vladimir Nabokov (San Petersburgo, 1899 - Montreux, 1977), ese ruso aristocrático y gruñón que amaba las mariposas, escribía a lápiz y que, para enseñar literatura, consideraba imprescindible hacer esquemas de los
escenarios de los libros. He aquí algunos extractos de este interesante y divertido libro en el que Nabokov -a través de una selección de entrevistas que le hicieron entre 1962 y 1972- reflexiona sobre su vida y su obra:
[Vida] Soy un escritor norteamericano, nacido en Rusia y educado en Inglaterra, donde estudié literatura francesa antes de pasar quince años en Alemania
:: Fui a Norteamérica en 1940 y decidí hacerme ciudadano norteamericano, y hacer de Norteamérica mi patria
:: Sucedió que inmediatamente me vi expuesto a lo mejor de Norteamérica, su rica vida intelectual y su atmosfera serena, afable
:: Me sumergí en sus grandes bibliotecas y en su Gran Cañón
:: Trabajé en los laboratorios de sus museos zoológicos
:: Me hice con más amigos de los que jamás tuve en Europa
:: Mis libros, los antiguos y los nuevos, hallaron algunos lectores admirables
:: Pero la mejor parte de la biografía de un escritor no es la crónica de sus aventuras, sino la historia de su estilo.
[Oficio] Placer y agonía mientras compongo el libro en la mente, irritación aguda cuando lucho con mis instrumentos y mis vísceras... el lápiz que hay que volver a afilar, la ficha que hay que volver a escribir, la vejiga que hay que vaciar, la palabra que siempre escribo erróneamente y cuya ortografía tengo que verificar
:: Luego, la tarea de leer la versión a máquina preparada por una secretaria, la corrección de mis errores graves y los errores leves de ella, pasando las correcciones a las demás copias, traspapelando las hojas, tratando de recordar algo que debía tacharse o insertarse
:: La repetición del proceso al corregir las pruebas
:: Y desempaquetar el precioso y rotundo ejemplar anticipado, abrirlo... y descubrir un descuido estúpido cometido por mí, que sobrevive con mi permiso
:: Al cabo de aproximadamente un mes me habitúo a la etapa final del libro, a que haya sido desahijado de mi cerebro
:: Entonces lo miro con una especie de ternura divertida, no como se mira a un hijo, sino a la joven esposa del hijo.
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.”
[Lolita] Para mi nínfula necesitaba un diminutivo que tuviera una cadencia lírica
:: Una de las letras más límpidas y hermosas es la "L"
:: El sufijo "ita" tiene mucha ternura latina, y también requería eso. De ahí Lolita
:: Pero no hay que pronunciarlo como lo hace usted y la mayoría de los norteamericanos, Louliita, con una "L" pesada, y una "o" larga . No
:: La primera sílaba tiene que sonar como la de "lollipop", la "L" líquida y delicada, la "li" no demasiado marcada
:: Los españoles y los italianos, desde luego, la pronuncian exactamente con la necesaria nota de travesura y caricia.
[Profesor] Para gozar del arte de
Tolstoi, el buen lector debe querer visualizar, por ejemplo, la disposición de un vagón de ferrocarril del tren nocturno Moscú-San Petersburgo tal como era hace cien años
:: En estos casos los
diagramas son muy útiles
:: Los profesores deberían preparar
mapas de Dublín con los itinerarios de Bloom y de Stephen Dedalus claramente trazados
:: Sin una percepción visual del laberinto de alerces de
Mansfield Park, esa novela pierde algo de su encanto estereográfico, y a menos que la mente del estudiante reconstruya claramente la fachada de la casa del
Dr. Jekyll, no puede disfrutar perfectamente del cuento de Stevenson
:: Cuando estudiaban el famoso
relato de Kafka, mis alumnos tenían que saber exactamente en qué clase de insecto se convertía Gregor (era un escarabajo de forma abovedada y no la cucaracha chata de los traductores chapuceros) y tenían que poder describir exactamente la distribución de las habitaciones del piso de la familia Samsa, con la posición de las puertas y los muebles.
[Gustos] Mis odios son simples: la estupidez, la opresión, el crimen, la crueldad, la música ligera
:: Mis placeres son los más intensos conocidos por el hombre: escribir y cazar mariposas
:: Mis obras maestras más grandes de la prosa del siglo XX son, en este orden:
Ulysses de Joyce,
La Metamorfosis de Kafka,
Petersburg de Bely y la primera mitad del cuento de hadas de Proust
En busca del tiempo perdido :: No odio a uno, sino a cuatro doctores: el Dr. Freud ("No puedo concebir que nadie en su sano juicio acuda a un psicoanalista"), el Dr. Zhivago, el Dr. Schweitzer y el Dr. Castro.
[Opiniones] Ser conscientes de ser conscientes de ser es lo que nos
distingue de los animales
:: No pienso en ningún idioma. Pienso en imágenes
:: La realidad es una cosa muy subjetiva
:: Admiremos la tela, olvidemos a la araña.
:: Los placeres de la lectura, la dicha, la felicidad de una frase es compartida por escritor y lector
:: Escribir para el placer de un solo lector... uno mismo.