martes, 22 de diciembre de 2020

Las malas, de Camila Sosa Villada


Camila Sosa Villada (Córdoba, Argentina, 1982)
LAS MALAS
Tusquets, 2020 - 240 págs. - inicio

- Camila habla con Xavi Ayén en LV
- Devastadora crónica, Babelia
- Un texto sin remilgos, El Periódico
- Novela más que necesaria, Cuerpos Periféricos Red
- No al discursito lastimero, Camila en euforia.org.es
- Me hice mujer en el medio del fuego, con todo en contra.
[tierno, salvaje, formidable]

«Escribir de madrugada, cuando volvía de mi ronda prostibularia, escuchando siempre en la radio a La Negra Vernaci como apoyo y compañía en mi solitaria pieza de pensión. Un café, un porro. La visita clandestina de un amante. Los apuntes de la universidad sobre la mesa, que trataba de leer, de entender, pero me era imposible, como me era imposible asistir a todas las clases si quería tener plata suficiente para comer todos los días. La derrota cotidiana del optimismo y los propósitos, una batalla que siempre se perdía, y la obligación de regresar cada tanto a casa de mis padres.
    Mis amigas, las travestis con que armaba familia, no entendían cómo soportaba la exposición, la luz diurna, la mirada heterosexual sobre mí, cómo era capaz de ir a cursar y de ir a rendir materias, ante profesores que ignoraban por completo mi existencia nocturna.
    Aquella vida donde siempre fui extranjera, donde no era dueña de nada, la visita al mundo de los normales, de los correctos, mis compañeros y compañeras de clase media en la universidad, esa montaña de secretos y mentiras que siempre tuve para con todos ellos. Una mierda de vida, con el deseo perpetuamente reprimido. Pero era lo que hacía posible la otra vida, la de la noche, la del sexo por dinero, la de la desesperación por los hombres.
    Así aprendí a mentir, a ocultar mi secreto, a preservarme de los ojos de los demás, de mis padres, de mis amigos, de mis profesores, de los señores de la verdad, los exigentes que pretendían la pureza de la carne y la sumisión del espíritu. Sí, era capaz de decirles: soy tan adaptada como ustedes, soy mejor que ustedes puesto que puedo ser como ustedes y como yo quiero al mismo tiempo. Y ellos aplaudían satisfechos, porque su modelo de mundo les parecía perfecto, y me abrían las puertas de sus casas y me invitaban a pasar, a ver bien de cerca sus hipocresías.
    Y yo veía el sillón donde desplomaban sus cuerpos agotados, el cajón donde guardaban los billetes que pagarían los colegios privados de sus hijos y las vacaciones en la playa y las joyas de sus esposas. Pero también los veía llegar al Parque en sus coches último modelo, igual de dispuestos a pagar por una mujer con pene. Nada los desquiciaba más: "Me vuelve loco verte dormir con ese cuchillo entre las piernas".» (págs. 134-136)

Profunda humanidad | Camila Sosa Villada | TEDxCordoba

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