jueves, 28 de enero de 2021

Sontag, de Benjamin Moser


Benjamin Moser (Houston, 1976)
SONTAG
VIDA Y OBRA
[Sontag: Her Life and Work, 2019]
Trad. Rita da Costa
Anagrama, 2020 - 832 págs. - inicio

- La altanería de SS en Nueva York, Jordi LLovet
- Un pliego de cargos contra Susan Sontag, A. Major
- Susan Sontag en estado puro, Vivian Gornick
- La pensadora que no temía a los hombres, Laura Freixas
[excesivo]

«De puertas afuera, la Sontag que sobrevivió al cáncer era invulnerable. Desde finales de los años setenta, junto a otras grandes figuras del momento (Brodsky, Derek Walcott, Donald Barthelme), estuvo al frente del New York Institute for Humanities, cuyos socios se reunían para escuchar a oradores invitados y debatir sobre sus propias obras. Sontag, con su característico mechón blanco, era una de las grandes eminencias del Institute, y los visitantes se quedaron maravillados ante sus alardes de ingenio dialéctico e inteligencia. [...] Era la misma Sontag, formidable y aterradora a la vez, que con un simple arqueo de cejas hacía o deshacía carreras, la que firmaba ensayos como "Fascinante fascismo", la que todo lo sabía y conocía a todo el mundo.
      Pero había otra Sontag que escribía ficción, una ficción marcada por lo que podría denominarse incertidumbre narrativa. La incertidumbre que introdujo en sus primeras novelas y películas resultaba desconcertante. Su empeño en que era imposible saber nada –de sus personajes, de cuanto les sucedía– hacía muy difícil identificarse emocionalmente con ellos. El lector acababa reprochándole las piruetass retóricas que impedían el avance de la narración, y es de suponer que solo los más devotos leían sus novelas o veían sus películas hasta el final.» (págs. 424-425)

Beethoven. Sonata piano nº 32 en Do menor, Op. 111. Daniel Baremboin.
 
Beethoven String Quartet Nº 15 Op 132 in A minor. Alban Berg Quartet.
«David le leía el Don Juan de Byron. Peter Perrone le leía La muerte de Iván Ilich con la esperanza de poder entablar una conversación sobre la muerte. No lo consiguió, aunque sí hubo momentos en que Susan habló de su fin. En el Sloan Kettering, pidió a David que acudiera a su lado. "Lo más importante que te dejo son mis diarios", le dijo. "Habría que eliminar unas pocas cosas", se refería a los nombres de sus amantes, "pero deberían publicarse." Y escogió la música de su propio funeral: la última sonata para piano de Beethoven, la nº 32, y uno de sus últimos cuartetos de cuerda, el nº 15. [...] T.S. Elliot se había referido a esta obra en los siguientes términos: "Como objeto de estudio se me antoja del todo inagotable. Hay una suerte de regocijo celestial, o por lo menos más que humano, en algunas de sus últimas piezas que llegan, cabe suponer, como fruto de la reconciliación y el alivio tras un inmenso sufrimiento."
Lina       Esa reconciliación –ese alivio– no llegaría en el caso de Susan. Una y otra vez, alentada por la esperanza de un medicamento experimental [...], hacía acopio de una voluntad que llenaba de asombro a Marcel van der Brink, médico que la conoció por entonces. Él la veía oscilar entre: "No quiero seguir con esto. Soy consciente de que es inutil" y, segundos más tarde: "No quiero rendirme. Dadme otra medicación."» (págs. 694)
Más: Nadando en un mar de muerte. David Rieff. Letras Libres. 28/02/2006.

martes, 26 de enero de 2021

Enfermos antiguos, de Vicente Valero


Vicente Valero (Ibiza, 1963)
ENFERMOS ANTIGUOS
Periférica, 2020 - 144 págs. - Bibl. Joan Maragall
- Visita por la Ibiza tardofranquista, Andrea Aguilar
- VV recrea la Ibiza que fue, JM Pozuelo Yvancos
[no era para mí]

«Una antigua costumbre social –la de visitar a los enfermos– se convierte, en esta nueva novela de Vicente Valero, en el pretexto único para la creación de un original y atractivo mosaico de historias y retratos. Como en Las transiciones (Periférica, 2016), el narrador vuelve a los años de la infancia y a su isla natal para indagar en el estado de una sociedad que está a punto de asistir a la muerte de Franco y al comienzo de la Transición con sensaciones encontradas, las propias de un viejo y anquilosado mundo que se derrumba y en el que sólo el turismo reciente parece haber empezado a ejercer un papel novedoso y modernizador. Pero Enfermos antiguos, además de ser un retrato implacable de la sociedad de aquellos años, es sobre todo una novela sobre la infancia, con sus insólitos descubrimientos y efímeras certezas, que propician un jugoso y divertido anecdotario, y su persistente atmósfera familiar, la misma con la que el autor construyó Los extraños (Periférica, 2014): la historia, en fin, de un convulso aprendizaje en tiempos de cambios profundos y decisivos, en la que el lector podrá encontrar situaciones y personajes tan cercanos como inolvidables.» (CONTRAPORTADA)

lunes, 25 de enero de 2021

Exilios

Carrer Nou de Sant Francesc. Barcelona. Gener, 2021
«El 27 de enero de 1939 el poeta Antonio Machado cruzó la frontera francesa camino del exilio. El próximo miércoles se cumplirán 82 años. Desde Barcelona hasta Portbou, entre la riada de españoles derrotados que arrastraban carretas con colchones y enseres, Machado, en compañía de su madre y de su hermano José, no pronunció una sola queja, ninguna maldición [...] mientras las tropas de Franco bombardeaban a la gente que corría despavorida por las cunetas, en medio de un enorme atasco de coches. Pasaron una noche en un vagón en vía muerta en la estación de Cerbère. Lejos de recurrir a los buenos oficios de la embajada de París, Machado prefirió quedarse en Colliure, donde el poeta y su madre, una viejecita casi agonizante, tuvieron que dormir en la misma cama de la pensión Quintana. El poeta sobrevivió 26 días. El domingo 5 de febrero de 1939, a las seis de la mañana, a pie por el monte bajo la lluvia y un frío glacial, Azaña y su esposa Lola en compañía de Juan Negrín cruzaron la frontera por el puesto de aduanas de Chable-Beaumont, perseguidos por los agentes de Franco, dispuestos a fusilarlos. El 29 de octubre de 2017, después de poner en peligro la estabilidad de un Estado democrático, Puigdemont decide fugarse para eludir la acción de la justicia española y monta sus reales con absoluta comodidad en Waterloo. Equiparar la fuga del pícaro Puigdemont con el exilio republicano de la Guerra Civil es una impúdica trampa que el lenguaraz Pablo Iglesias se ha hecho a sí mismo, por unos votos en Cataluña y por no callarse nunca con tal de segar la hierba bajo los pies a sus socios del Gobierno.»
De POR NO CALLAR
Manuel Vicent, El País, 24/01/2021

sábado, 23 de enero de 2021

Hombres elegantes, de Milena Busquets


Milena Busquets (Barcelona, 1972)
HOMBRES ELEGANTES
Y OTROS ARTÍCULOS
Anagrama, 2019 - 200 págs. - inicio

- El antiguo blog de Milena
- Presentación, con Jorge Herralde y Jordi Évole
- Estremiment. Bellesa. Enveja, Joan Mayans
- Milena habla con Vis Molina
- [a la manera de Woody (frívolo y profundo)]

LA REALIDAD Y LA ACTUALIDAD
(El Periódico, 24/01/2018)
«Vivo en una buhardilla de una calle arbolada en la que la mayoría de las casas tienen pequeños jardines. Yo solo he tenido tres árboles en mi vida: un limonero, un olivo y una mimosa. El limonero y el olivo me los compraron por amor. Hay hombres que regalan árboles.
    La mimosa era de mis padres y vivía junto a una tortuga centenaria en un pequeño patio pedregoso y agreste en Cadaqués. Cuando a finales del invierno florecía, la señora que cuidaba de la casa nos avisaba y subíamos desde Barcelona para ver aquel esplendor de pequeños copos peludos, suaves y amarillos que nos anunciaban la llegada de la primavera, el preámbulo amable y distinguido del escandaloso verano que tanto desagradaba a las mujeres de mi familia.
    [...] Desde hace unos días, cada vez que salgo de casa o del coche, siento que empieza a oler a primavera, es todavía un aroma muy incipiente y en cuanto me detengo para poder captar con más precisión de dónde proviene y lo que es (glicinia, jazmín, tal vez fresia, no lo sé), huye, se esconde y desaparece, juguetón e inaprensible, antes de que yo haya podido distinguirlo, situarlo y apropiármelo.
    Bajo del coche, levanto una mano y les digo a los niños: "Un momento, esperad". Nos quedamos los tres petrificados. Los dos me miran expectantes: "¿Qué pasa, mamá?", yo les digo: "Huele a primavera, ¿no lo oléis, salvajes?". Ellos dicen que no huelen nada y me responden bromeando, pero yo les conozco (menos de lo que creo, seguro, pero mucho) y sé que sí lo huelen.
    La actualidad es chillona y grosera. La realidad, no. La actualidad es lo que sale en las noticias, las mujeres convertidas en soldados, las estúpidas banderas, los políticos más tontos que los ciudadanos y una palabrería mezquina, interesada, ensordecedora y, a menudo, pésimamente redactada.
Milena Busquets y Esther Tusquets     La realidad es la lava que fluye por debajo, burbujeante y lenta, viejísima y nueva, cansada pero dispuesta a fecundarlo todo en su irresistible impulso. La realidad es ese olor a flores que todavía no existe pero que desde hace unos días me asalta al bajar del coche y me anuncia una vez más, en pleno invierno, el final del invierno.» (págs. 130-132)

jueves, 21 de enero de 2021

El retorn dels Bassat, de Vicenç Villatoro


Vicenç Villatoro (Terrassa, 1957)
EL RETORN DELS BASSAT
La Magrana, 2016 - 592 págs. - Bibl. Gracia

- luisbassat.com
- El viejo cementerio judío en Shumen
- Presentación de El retorn dels Bassat en la CIB
- Invitació a una lectura inolvidable, Tomàs Llopis
- [i laberíntica]

El cementiri de Haskoy és a dalt de tot d'un turó, ben entrat el Corn d'Or [...] Venint del cementiri desolat de Shumen, aquest és net, polit, amb tombes d'ara mateix, amb les tombes antigues respectades. [...] Quan mirem les famílies, el passat, les veritables biblioteques són els cementiris. Com en una immensa biblioteca, les biblioteques infinites de Borges, en aquestes làpides hi deu ser tot, tot hi és escrit, tot es podria establir, relacionar, ordenar. Només s'ha de saber llegir. I tenir un temps infinit per llegir-ho. I saber què vols. I saber què busques.

AKI REPOSA LA ALMA DE LA DEFONDA ONORADA

No es poden fer fotos. Només prendre notes, ràpides, amb mala lletra, les lapides més tendres, més poètiques. N'hi ha moltes en turc. Algunes, les més antigues, en hebreu. La majoria són en ladino. No tan sols velles, sobretot les noves: com si a mesura que la llengua es va perdent, les lapides dels cementiris la volguessin acollir més. Com si esdevingués, pera una generació, potser la darrera que parlava la llengua, la que ara enterren, el signe de distinció, d'identitat. Com més es dissolen els signes secundaris, més es reforça el que sembla essencial. Com més es desdibuixa en la vida, més es dibuixa en la mort. Passejo per entre les làpides sense saber què busco, l'alè d'un món que ja no hi és. La manera d'enllaçar-lo amb en Lluís. Busco Jerusalmis. Parents de l'avia que va marxar a Barcelona.

EN SUPITO LA ARREVATO MALDIÇA MUERTE.
YORAN ENCUNTOS IJOS I PARYENTES.

Hi són tots els cognoms que he anat trobant en el paisatge de la família Bassat, a Corfú, a Alep, a Sarajevo, a Shumen, a Barcelona. Asseo i Arditi i Gueron i Palachi i tota mena de grafíes dels Coen i Carasso i Caneti i Katalan i Barzilay. No trobo cap Bassat. Una Mazaltov Benbassat. Els cognoms es trenen, es transformen, un calidoscopi de cognoms i de vides, que es barregen, que es modifiquen amb el temps, que permuten lletres com en la càbala pràctica d'Abulàfía. Hi ha làpides d'ara mateix. No és un món aturat en el temps. Ahir no ens van obrir el cementiri perquè el rabí estava fent una circumcisió a la sinagoga. És un món viu. No em sembla que tingui relació amb el que van conèixer els Bassat i van viure els Jerusalmi fa gairebé un segle. Només una, potser: la llengua, la plàcida agonia de la llengua, camí de l'oblit, descansant a les làpides, negre sobre blanc.

EYA HUE UNA MADRE MUY KARENSYOSA I CUSTA.
70 ANYOS BIBYO KON ONOR.

Hi ha Yerusalmis. A la llista de la sinagoga no en surten, potser perquè ho demanem amb la forma que s'ha conservat a Barcelona, Jerusalmi. I en les tres làpides que trobem, a l'atzar, passejant sense pressa per entre tombes, escriuen Yerusalmi.» (págs. 270-271)

miércoles, 20 de enero de 2021

Inventari de coses perdudes, de Judith Schalansky


Judith Schalansky (Greifswald, Alemanya, 1980)
INVENTARI DE COSES PERDUDES
[Verzeichnis Einiger Verluste, 2018]
Trad. Maria Bosom
Més Lllibres, 2020 - 2880pàgs. - inici

- Heterodòxia literària, Toni Sabater
- El món és l’arxiu il·limitat de si mateix, Ines Macpherson
[no hi he connectat gens]

Illes Cook meridionals
TUANAKI
També coneguda com a Tuanahe

«Però el que va despertar el meu interès no van ser aquestes afirmacions que durant molts anys ningú va rebatre, sinó les illes que havien existit antigament i que havien desaparegut, un fenomen documentat en nombroses ocasions. I de tots els testimonis m’interessaven sobretot els que feien referència a l’illa enfonsada de Tuanaki, en part pel seu nom sonor que evocava una paraula màgica oblidada, però principalment pel curiós relat que circulava sobre els habitants de l’illa: pel que es veu, desconeixien qualsevol forma de lluita i la paraula «guerra» els resultava aliena en qualsevol dels seus significats negatius. Deixant-me endur per les restes d’una esperança infantil soterrada dins meu, em vaig mostrar disposada a creure’m de seguida aquella història, malgrat que em recordava els somnis il·lusoris i utòpics d’alguns tractats que gosaven afirmar, ni més ni menys, que un altre món era possible però que, en general, només era preferible al que existia en un pla teòric, com demostraven les descripcions grandiloqüents d’uns ordres socials cada cop més elaborats i, per tant, més perjudicials per a la vida. Així doncs, tot i saber que era un error, jo també buscava, com tants altres abans de mi, una terra que no conegués el record, sinó només el present, una terra on la violència, la misèria i la mort fossin completament desconegudes. I així m’apareixia Tuanaki davant dels ulls, un lloc que difícilment podia ser més esplèndid de com el descrivien les fonts: un atol format per tres illes que amb prou feines s’alçaven sobre el nivell del mar i que encerclaven una llacuna resplendent de color blau turquesa, d’aigües poc profundes i plenes de peixos, envoltades per una barrera de corall que les protegia de l’embat de les onades i de les marees empipadores, poblades de cocoters esvelts i arbres fruiters esponerosos i habitada per gent extraordinàriament amable i amant de la pau. En resum: un indret encisador que jo, a causa de la meva simplicitat, m’imaginava com el paradís. En la meva ment, l’únic detall, insignificant però decisiu, que el diferenciava del paradís original era que els fruits dels seus arbres no amagaven cap coneixement, tret de l’obvietat que era millor quedar-se allà que marxar. Però de seguida vaig descobrir amb estupefacció que hi havia una diferència cabdal entre aquell paradís i l’original: aquell jardí de l’edèn no era un lloc d’on t’expulsaven, sinó un lloc que oferia refugi a qui el necessitava. » (págs. 30-32)

sábado, 16 de enero de 2021

Centroeuropa, de Vicente Luis Mora


Vicente Luis Mora
CENTROEUROPA
Galaxia Gutenberg, 2020 - 184 págs. - inicio

«Centroeuropa está escrita como un poema. Está ten- sionada hasta el límite de su elasticidad arquitectónica. Por eso no puede ser más extensa, ni más breve, de lo que es», de Cómo está escrita Centroeuropa.
- Lebem im Oderbruch (Vivir en Oderbruch)
- Entre lo mejor del año, Carlos Zanón
- Un juego de niveles narrativos, Basilio Pujante
- A Tes Nehuén le ha gustado
[y a mí también]

«Lo contaré todo, sin duda, pero tened paciencia, pues antes de arrancar mi relato aún me permitiréis recordar la estupefacción que me invadió en aquel instante, cuando en mi flamante pedazo de suelo – unos acres cultivables frente al río, que fluía sin remordimientos a un tiro de fusil–, al excavar mi nueva tierra me topé con el rostro helado y sorprendido de aquel soldado de Prusia, joven aún, casi un niño, con un botón suplementario en su casaca sobre el lugar del corazón, festoneado de sangre; imaginad mi sorpresa, pareja a la suya, al toparme con él, frente a frente, mientras sus ojos abiertos se espejeaban en los míos, al ahondar en la dura superficie los seis pies de tierra prusiana que iba a regalarle a mi hermosa mujer como primer y último obsequio de boda, en tanto que su macabra dote iba a consistir en carretadas de melancolía, para disponer libremente por mi parte durante todos estos años hasta hoy mismo, cuando me he decidido a dar principio a estos recuerdos, para poner orden en ellos; y por esa razón debo desenterrar todas estas memorias, por si a alguien le fueran de provecho, quizá a un historiador como mi fiel Jakob Moltke, mi querido maestro primero y amigo después, a quien tanto debo, y a quien me gustaría dedicar este escrito, por razones que pronto se entenderán. Vuelvo a perderme, pero quiero exponer al improbable lector de este escrito la perplejidad que yo, Redo Hauptshammer, nacido en un burdel de Viena en algún momento de la agonía del siglo xviii, sentí al ir a dar sepultura a mi mujer una mañana gélida cuando me encontré, en mi nuevo y no muy grande terreno de labranza, el cadáver de ese soldado congelado, mirándome impertérrito como si su fallecimiento en la batalla hubiese acaecido en ese instante, como si estuviera recién muerto, huésped inesperado en el reino de las sombras, como yo estaba recién llegado al reino de Federico Guillermo III de Prusia; y pala en mano recordé las palabras del alcalde Altmayer, «Tendrá usted problemas allí, junto al Oder, pues al cavar hondo se topará de seguro con el agua», y me di cuenta, ya en mi segundo día en el Oderbruch, que en estas tierras azotadas por la historia, lo que encuentras nada más abrir el suelo son anchos ríos de sangre.» (págs. 12-13)

Gabinet de Lectura con Vicente Luis Mora sobre CentroEuropa, 20201215

martes, 12 de enero de 2021

Una vocación de editor, de Ignacio Echevarría


Ignacio Echevarría
UNA VOCACIÓN DE EDITOR
Un acercamiento personal a la figura y la labor editorial de Claudio López Lamadrid,
lector y prescriptor entre dos siglos

Prólogo de Emiliano Monge
Gris Tormenta, 2020 - 136 págs. - inicio - fragmentos

- El Claudio de cada uno
- Mínima molestia, IE en El Cultural
- Ignacio recuerda a Claudio en El ojo crítico
- CLL: el lector, el editor, el prescriptor, Ana M. Iglesia
[interesante]

«Claudio no dejó de aprovechar el mayor margen de actuación —y de riesgo— que tenía al frente de un sello poderoso, no solo para ampliar y diversificar la nómina de autores por los que apostaba, sino, además, para ensayar líneas editoriales susceptibles de detectar y, dado el caso, articular nuevas voces, nuevas propuestas, nuevos formatos. Pues uno de los problemas a que se enfrenta todo editos, en la medida en que goza de crecientes visibilidad y hegemonía, es la progresiva pérdida de capilaridad en su sistema receptivo, entendiendo por tal cosa su capacidad de mantener abiertos y activos los circuitos que lo conectan con lo más radicalmente nuevo y emergente, aquello que, por no hallarse todavía convenientemente codificado, no participa aún en el tráfico de expectativas y de convenciones que determinan los prestigios ya consolidados y las modas, y conforme a los que se rigen las leyes de la oferta y la demanda.
    De mi experiencia como reseñista, que se prolongó durante más de quince años, recuerdo muy bien como, a medida que fui ganando notoriedad, el horizonte de los libros y autores sobre los que me correspondía ocuparme se fue, paradójicamente estrechando. A mis manos llegaban, de manera cada vez más excluyente, las novedades más destacadas, firmadas en su mayor parte por autores de prestigio más o menos consolidado, I. Echevarría y C. López de Lamadrid cuando no señaladas de antemano por algún premio sonado o cualquier otro reclamo que atraía la atención sobre ellas. Cada vez me fue resultando más difícil escribir sobre autores sin relieve, raros o noveles, tanto más si eran editados por sellos pequeños o escasamente perfilados, ya no digamos periféricos, quiero decir alejados de las capitales de la edición, donde suelen desarrollarse el grueso de las actividades editoriales y culturales, y donde operan los grandes medios de comunicación.» (págs. 88-89)

domingo, 10 de enero de 2021

Tríptic de la terra, de Mercè Ibarz


Mercè Ibarz (Saidí, 1954)
TRÍPTIC DE LA TERRA
La terra retirada, La palmera de blat, Labor inacabada

Anagrama, 2020 - 328 pàgs. - inici

- X. Graset conversa amb Mercè Ibarz
- Llaurar la pàgina, La Lectora
- Inmens tríptic, El País
- Un llibre que quedarà per sempre, La Vanguardia
[el temps recobrat]

«Les transformacions del caràcter de la terra ja estan arribant a Saidí. Conec unes quantes hectàrees de terra retírada. Terra llaurada i preparada, però no sembrada. Esponjosa i tova, del color de les entranyes del blat madur, generosa. I això no obstant, abandonada, improductiva. La terra retirada, quin nom més estrany. Com si la terra estigués a punt de la jubilació. O com si fos passada de moda i l'haguessin tret del catàleg dels grans magatzems del consum. 0 com si fos una persona per a qui no hi ha feina i, si presenta els papers corresponents, té dret a subsidi. La terra retirada cobra per ser-ho. El govern paga per aconseguir que el pagès deixi la terra sense treballar, i com que no pot pagar per les terres ermes —a tot Espanya hauria de pagar massa, sobretot als terratinents del sud—, els polítics s'han inventat aquesta modalitat de la terra retirada. No és terra deixada en saó per recuperar minerals i força per a la nova sembra. És la terra retirada.
    Me'n vaig a dormir pensant que, a pesar de portar deu anys llargs com a comerciant i empresari a més de pagès, el petit i mitjà propietari agrícola continua sent un supervivent. No es pot industrialitzar perquè la seva terra està tota dividida en trossos petits i disseminats pel terme municipal. No vol abandonar perquè ha aconseguit una qualitat de vida superior a la de totes les generacions anteriors. Però al cap d'aquests anys d'abundor, la il·lusió de normalitat s'esbandeix.
    És també un supervivent perquè no confia en el llegat que pot deixar als més joves, als fills.» (págs. 75-76)

miércoles, 6 de enero de 2021

Una soledad demasiado ruidosa, de Bohumil Hrabal


Bohumil Hrabal (Brno, 1914 - Praga, 1997)
UNA SOLEDAD DEMASIADO RUIDOSA
[Příliš hlučná samota, 1971]
Trad. Monika Zgustova
Galaxia Gutenberg, 2020 - 112 págs. - inicio

"Con la maravillosa prosa que le caracteriza, Bohumil Hrabal construye en Una soledad demasiado ruidosa, escrito cuando su obra estaba prohibida por el régimen comunista, una fábula sobre el sentido de la creación artística y literaria, sobre el amor y la soledad, la creación y la destrucción o la crueldad del tiempo."
- Hrabal escribe como un conversador, The New Yorker
- El plus ultra de la literatura checa, El Cultural
[exquisito (en línea con Kafka y Bernhard)]

«Y ahora todo eso se repite en mis entrañas, hace treinta y cinco años que pulso los botones verde y rojo de mi prensa, y treinta y cinco años que bebo jarras enteras de cerveza, no para emborracharme, los borrachos me horrorizan, sino para poder reflexionar mejor, para penetrar hasta el corazón mismo de los textos, porque no leo para divertirme, ni para pasar el rato, ni para conciliar el sueño; yo, que vivo en un país donde la gente sabe leer y escribir desde quince generaciones atrás, bebo para que el texto me despierte, para que la lectura me produzca escalofríos [...] Los libros me han enseñado, y de ellos he aprendido que el cielo no es humano en absoluto y que un hombre que piensa tampoco lo es, no porque no quiera sino porque va contra el sentido común. Bajo mis manos y en mi prensa expiran libros preciosos y yo no puedo detener ese flujo. No soy sino un tierno carnicero. Los libros me han enseñado el placer y la voluptuosidad de la devastación, soy feliz cuando diluvia, me encantan los equipos de demolición [...] Me quedo inmerso en una nube de polvo y en la música del crujido y pienso en mi trabajo y en el hondo subsuelo donde se halla mi prensa con la que llevo trabajando treinta y cinco años, a la luz de las bombillas eléctricas y oyendo el pisoteo en el patio por encima de mi cabeza, el ruido de los cuernos de la abundancia que vierten sus tesoros desde el cielo, el contenido de sacos y cajas de madera y de cartón, vaciado a través de un agujero en medio del patio que da a mi subsuelo, papel viejo, flores marchitas de las floristerías, papel de empaquetar de los grandes almacenes, programas viejos y billetes y envoltorios de helados, grandes hojas manchadas de pintura, montones de papel chorreando sangre de las carnicerías, recortes de película de los laboratorios fotográficos, el contenido de las papeleras de los despachos, mezclado con cintas usadas de máquinas de escribir, ramos de flores que celebraron el cumpleaños o la onomástica, a veces una bala de periódicos con un adoquín en el interior que alguien habrá metido allí para que el papel pesara más, o cuchillos y tijeras, martillos y alicates, tajaderas de carnicero y tazas con manchas negras de café seco, mustios ramos de novia y coronas fúnebres de plástico de colorines. Hace treinta y cinco años que aplasto todas esas cosas en una prensa, tres veces por semana los camiones se llevan mis balas a la estación, las meten en los vagones y se las llevan a las fábricas de papel donde los obreros cortan los alambres que las atan y sumergen el resultado de mi trabajo en álcalis y ácidos, suficientemente fuertes para disolver incluso las hojas de afeitar que cada dos por tres me cortan las manos. Pero, al igual que en las aguas sucias y turbias de un río en el desagüe de una fábrica, resplandece de vez en cuando un pez magnífico, en el río de papel viejo también brilla a veces el lomo de un libro precioso; deslumbrado, miro un rato hacia otra parte antes de cogerlo, lo seco con el delantal, lo abro y huelo el texto, y sólo después fijo los ojos en la primera frase y la leo como si fuera una predicción homérica; entonces guardo el libro entre otros bellos hallazgos en una caja tapizada de estampas que alguien volcó en mi sótano por equivocación junto con varios libros de oraciones. Mi misa, mi ritual consiste no sólo en leer estos libros, sino en meter alguno en cada paquete que preparo, y es que tengo la necesidad de embellecer cada paquete, de darle mi carácter, mi firma. Éste es mi calvario: para que cada paquete sea diferente, debo prolongar mi jornada laboral, acabar dos horas más tarde y llegar al trabajo dos horas antes, trabajar a veces incluso los sábados para poder liquidar el inacabable montón de papel viejo. El mes pasado tiraron a mi subterráneo seiscientos kilos de reproducciones de maestros célebres, Bohumil Hrabal seiscientos kilos empapados de Rembrandt y Hals, de Monet y Manet, de Klimt y Cézanne, y demás campeones de la pintura europea, de modo que ahora embellezco cada una de mis balas con reproducciones y, al anochecer, mientras mis balas esperan en fila india delante del montacargas, me deleito contemplando aquella belleza [...]» (págs. 9-11)

lunes, 4 de enero de 2021

Dancing Beethoven


El Tokyo Ballet y el Béjart Ballet Lausanne bailan en Japón la coreografía que Maurice Béjart creara para la "Novena sinfonía" de Beethoven.
Director artístico : Gil Roman
Dirección musical : Zubin Mehta
Orquesta : Israel Philharmonic Orchestra
Coro : Ritsuyukai Choir
[Disponible del 04/12/2020 al 12/03/2021]

domingo, 3 de enero de 2021

Yo soy el monstruo que os habla, de Paul B. Preciado


Paul B. Preciado (Burgos, 1970)
YO SOY EL MONSTRUO QUE OS HABLA:
INFORME PARA UNA ACADEMIA DE PSICOANALISTAS

[Je suis un monstre qui vous parle. Rapport pour une académie de psychanalystes, 2020]
Nuevos Cuadernos Anagrama, 2020 - 96 págs. - inicio

- Un filósofo mutante, Clara Fernández de Lis
- Como un monstruo en el diván, Edgard Ariel
- Destruyendo los sexos binarios, Molly Erin
[extraordinario]

«Si he de hablar lo más simplemente posible —por más que me guste enredar las cosas con los términos de la filosofía— les diré: todos ustedes, eminentes sabios de la Escuela de la Causa Freudiana de Francia, también podrían llevar a cabo ese "tránsito". Cualquiera de ustedes, cualquiera que quisera mirar en el caleidoscopio que es su propio cuerpo, podría encontrar en sí mismo ese deseo de vivir de otro modo, de experimentar un cambio, de ser otro, de estar, por así decirlo, radicalmente vivo. Sus feminidades o sus masculinidades asumidas y defendidas no son menos artificiales que la mía. Bastaría con que hicieran un repaso a su propia historia de normalización y de sumisión a los códigos sociales y políticos de género dominante para que sintieran la rueca de la fabricación girando aún dentro de ustedes y en algún lado saltara la chispa del deseo de parar esa repetición, de desintificarse. Vivir más alla de la ley del patriarcado colonial, vivir fuera de la diferencia sexual, es un derecho que cualquier cuerpo vivo, incluso un psicoanalista, debería poderse permitir.
Paul B. Preciado by Leo Freemann     Pero salir y vivir fuera de este régimen epistémico y político es todavía hoy terriblemnte difícil: en este proceso de transición, no he logrado lo que me había propuesto. No es fácil inventar una nueva lengua, acuñar todos los términos de una nueva gramática. Se trata de una tarea ingente y colectiva. Pero aunque una vida singular pueda parecer insignificante, nadie se atreverá a decir que el esfuerzo no valía la pena.» (págs. 54-55)


PAUL B. PRECIADO – JE SUIS UN MONSTRE QUI VOUS PARLE
Lecture par l’auteur, Anna Mouglalis, Félix Maritaud & Naëlle Dariya
Maison de la Poésie de París.
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