Ella, tan amada,
tanto, que una lira se desbocó en lamentos
nunca oídos antes de labios de plañideras;
lamentos que conformaron un mundo
en el que todo volvía a estar presente: bosque y valle
y camino y pueblo, campo y río y animal;
y que en torno a este mundo-lamento, igual
que en torno a la otra tierra, iba un sol
y un silencioso cielo estrellado,
un cielo-lamento con estrellas deformadas:
Ella, tan amada.Rainer María Rilke (Praga, 1875 - Suiza, 1926)
Sonetos a Orfeo, XXIV
9 comentarios:
Dicen que Bertrand Rusell dijo que lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar.
Bueno, el de la paternidad propia está claro que hay que cruzarlo; eso sí, sin sucumbir a la tentación de quemar el puente de... ser hijo del padre propio. Difícil equilibrio, desde luego. Entiendo que Rilke es perfectamente aplicable a un hijo varón... Él, tan amado. Abrazos, Am
[una lira se desbocó en lamentos]
[mientras ella se ahogaba en una rabia oceánica]
Andrés, creo que últimamente hay mucha gente entre las nuevas generaciones que no tiene tan claro eso de cruzar el puente de la propia p(m)aternidad.
Por otra parte, es curioso pero a pesar de pensar que Russell tiene razón, yo sigo prefiriendo que los puentes me crucen a mí. (¿Será porque aún no he aprendido a distinguirlos?)
[Por cierto, se me acaba de ocurrir que 10.586 días son 29 años.]
¿Tú y tu peque, supongo, compa Elena? No sé cuánto tiempo tendrá la foto, pero me resulta muy enternecedora, vaya que sí. En cuanto a los versos de Rilke y las consideraciones de Russell, me pierdo un poco. A ver si después de comer algo...
Un fuerte abrazo.
Yo creo que es un poco al contrario. Sabes que puentes has de quemar, pero lo dificil es resistirse a la tentacion de no quemarlos.
Un supersaludo
qué guapa tú y qué pequeña la prima! descubriendo tu blog, así más en contacto! besos familiares
ampa
pues qué buena sorpresa, amparo; encantada de establecer un nuevo sistema de comunicación ;) abrazos
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