“Eso sí que no lo puedo creer", exclamo Alicia. “¿Qué no lo puedes creer?”, repitió la Reina con mucha pena, “prueba otra vez, respira hondo y cierra los ojos”. Alicia se rió. “No tiene sentido intentarlo", dijo, “nadie puede creer en cosas imposibles”. “Yo más bien diría que es cuestión de práctica” dijo la reina. “Cuando yo era joven, practicaba todos los días durante media hora. Y muchas veces llegué a creer en seis cosas imposibles antes del desayuno”.
A través del espejo y lo que Alicia encontró allí
Lewis Carroll (& John Tenniel)
9 comentarios:
Todos creímos en ello y Fernando vuelve del otro lado del espejo.
Me alegro mucho, Elena. Este lado del espejo está mucho mejor.
Luis
:)
Me alegro mucho, Elena.
Un supersaludo
Pero se quedará como antes.
Anónimo (no tanto) fraternal
As we know, nobody is perfect :)
Pero que se quede como antes ya es mucho más de lo que cabía esperar. Y, si no, que se lo pregunten a la virgencica.
Elena:
Recién termino de instalarme en el blog paso a saludar a viejos amigos. Entre ellos, por supuesto, tú. Lamento haber desaparecido tan abruptamente la vez anterior. Ahora quería acomodar un poco las cortinas, pulir las mesas y barrer antes de invitar a pasarlos. Considero la tarea más o menos saldada.
Quiero decirte también que a pesar de haber estado desaparecido no dejé de visitar Hasta Elena. Siempre me ha parecido un lugar muy reconfortante y bello. Lo visito con cuidado, sin embargo, porque siempre termino por exprimir mis bolsillos al límite para hacerme de tus recomendaciones, explícitas o en guiños, en las librerías locales.
La última fue el fabuloso Dietario voluble, del portentoso Vila-Matas, cuyas páginas leo como bocadillos, intercalándolo con un poco de Sartre y del grande, grandiosísimo Georges Perec (¿Has leído algo de él? Si no, te recomiendo Pensar/ Clasificar y por su puesto La vida: instrucciones de uso). Esta literatura híbrida (esta etiqueta, como todas, nada más no termina de gustarme) que Vila-Matas está haciendo me recuerda mucho a los diarios-novelas-ensayos de Sergio Pitol, uno de mis autores mexicanos preferidos y quien dedica algunas entradas a reconocer el talento y amistad de Vila-Matas. Si no lo has leído, también lo recomiendo, especialmente El arte de la fuga. Si lo has leído, me encantaría saber qué opinas de él.
Un abrazo,
Héctor
Bienvenido de nuevo a casa, Héctor. Te hemos echado de menos. Y, cuando ayer, leyendo la divertida entrada de Tangente te descubrí entre sus comentaristas, me alegré de verte de nuevo en este mundo. Paseé un rato por tu casa, y me gustó mucho todo lo que leí: no cabía duda de que eras tú pues en esa Fiesta está tu estilo inconfundible.
Todavía no he leído los libros que comentas, aunque hace tiempo que están en mi lista de espera virtual. Sabes, últimamente estoy teniendo muy mala suerte con lo que leo y casi nada me satisface. Lo malo es que quizá no sea problema de los libros, sino mío porque cada vez soy más difícil de contentar.
Y si a ti también te aqueja el mal de Vila-Matas, te recomiendo Alocución en Monterrey y Café Perec pues son dos textos -que V-M leyó en agosto en México- donde explica parte de su procedimiento de escritura.
Y, finalmente, decirte que es muy gratificante saber que tenemos una mirada mexicana sobre este modesto lugar. Gracias, Héctor.
(Elena, siento utilizarte esta vez de correa de transmisión, pero es la única vía que se me ocurre ;D
Héctor: he intentado colgarte un comentario en el post vigente de tu blog "los libros son fractales", y al final de la redacción me encuentro con que sólo está habilitado para usuarios de Google. Como no tengo especial gana de caer en las redes de G., ya que he resistido hasta la fecha, ¿cabe la posibilidad de que habilites acceso a comentaristas con Nombre+Url.no.google. Ya nos dirás si puede ser, gracias. AM
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