J.M. Coetzee, Hombre lento“En resumen, no es un hombre apasionado. No está seguro de que le haya gustado nunca la pasión ni de haberla aprobado. La pasión: un territorio extranjero; una aflicción cómica pero inevitable como las paperas, que uno espera pasar mientras todavía es joven en una de sus variedades más leves y menos destructivas, para no cogerla más tarde y de forma más grave. Perros presa de la pasión apareándose, con muecas desdichadas en la cara y las lenguas colgando.” (p. 49)
“Recuerde Paul, la pasión es lo que mueve el mundo. No es usted analfabeto, debería saberlo. Si no existiera la pasión, el mundo seguiría siendo vacío y carente de forma. Piense en Don Quijote. Don Quijote no trata de un hombre sentado en una mecedora que se queja de lo aburrida que es La Mancha. Trata de un hombre que se coloca un bacín en la cabeza y se sube a lomos de su viejo y fiel rocín y parte para emprender grandes hazañas. Emma Roualt, Emma Bovary, sale y se compra ropa cara aunque no tiene ni idea de cómo va a pagarla. «Solamente se vive una vez», dice Alonso, dice Emma, «así que démonos una oportunidad». Dese una oportunidad, Paul. Vea qué se le ocurre.” (p. 224)
Traducción de Javier Calvo
Mondadori, 2005
3 comentarios:
¿La pasión como motor del mundo? Creo, compa Elena, que Coetzee debería darse un paseito por el parqué de Wall Street para verificar cuán equivocado está (desgraciadamente, y a día de hoy...). Me temo.
Un abrazo y buena semana.
Me ha gustado mucho el segundo extracto. Mucho.
Ay, ¿no es pasión lo que sienten los de Wall St por el dinero, Manuel?
Un supersaludo
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