«Cuando, muchos años más tarde, leí la Carta al padre de Kafka, yo pensé que podría escribir esa misma carta, pero al revés, con puros antónimos y situaciones opuestas. Yo no le tenía miedo a mi papá, sino confianza; él no era déspota, sino tolerante conmigo; no me hacía sentir débil, sino fuerte; no me creía tonto, sino brillante. Sin haber leído un cuento ni mucho menos un libro mío, como él sabía mi secreto, a todo el mundo le decía que yo era escritor, aunque me daba rabia de que diera por hecho lo que era solo un sueño. ¿Cuántas personas podrán decir que tuvieron el padre que quisieran tener si volvieran a nacer? Yo lo podría decir.»
4 comentarios:
"Cuando me inscribo en los hoteles, como profesión pongo 'exportador' poque escritor, o author, me parece una palabra muy fuerte."
Que texto tan bonito, rezuma sentimiento sin ser sentimentalista.
Un supersaludo
En la línea de libros-homenaje a los progenitores, El olvido que seremos es un texto muy interesante. Sin olvidar a Marcos Giralt y su Tiempo de vida. Ambos recomendables, SW.
Precisamente estos días Héctor Abad está en Barcelona, y ayer (en Casa América Catalunya) dijo que no hablaría de EOQS porque ya había dicho demasiadas veces las mismas cosas y detesta repetirse.
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y los que seremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el fin, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá quien fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.
Soneto atribuido a Jorge Luis Borges.
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