lunes, 1 de agosto de 2011

Ellroy íntimo

Ellroy, A la caza de la mujer   «Escritor de novelas de quiosco.
   Mi primer libro se llamó Réquiem por Brown y apareció en septiembre del 81. Vendió pocos ejemplares. No llevaba foto del autor ni de ninguna mujer con violonchelo. La portada era mala con avaricia, joder: un hombre con una pistola y un campo de golf.
   Encontré una vivienda en un sótano en el condado de Westchester. Conseguí curro de caddy en el Club de Campo de Wykagyl. Estaba a una estación de distancia de la Gran Manzana. Gasté la pasta del libro en ropa estilo Hancock Park confeccionada para el frío. Me la ponía para ir a Manhattan. Sabía que Ella estaría allí.
   Mi agente literario dejaba el negocio y me recomendó a otros. Mi tercer manuscrito estaba a punto de caramelo. Era la historia de un pasma adicto al sexo que se enfrenta a un asesino adicto al sexo. Dos agentes literarios me instaron a reescribirla casi por completo. Una agente literaria se entusiasmó con la novela y se prendó de mí. Nueva York, los vitales años ochenta, una provocativa mujer de pedigrí. Tenía unos duros ojos castaños. Se limpió las gafas con el faldón de la blusa y su corazón asomaba difuminado (...)»

James Ellroy (The Hilliker Curse, 2010) [+]
A la caza de la mujer (p. 83). Literatura Mondadori, 2011
Traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté

1 comentario:

Elena dijo...

Ellroy se metió en su cubil de cavilar y parió un texto "cargado de furia, pasión y energía". Se lee de un trago.

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