"No tienes [elección]. Quizá sientas que has tomado decisiones, pero en realidad tu decisión de leer este artículo, o de si tomar huevos o crepes, estaba tomada mucho antes de que fueras consciente de ello —tal vez antes de que te levantaras hoy—. Y tu «voluntad» no participa en esa decisión. Y lo mismo ocurre con otras decisiones: ninguna de ellas es el resultado de una decisión libre y consciente por nuestra parte. No hay libertad de elección, no hay libre albedrío. ¿Y esos propósitos de Año Nuevo que te has hecho? No tienes elección para proponértelos, y no tendrás elección respecto a si vas a mantenerlos.
(...)
No hay gran inconveniente en abandonar el concepto del libre albedrío. Es imposible, en cualquier caso, actuar como si no lo tuviéramos: harás como si hubieras elegido tus propósitos de año nuevo, y las leyes de la física determinarán si los mantienes. Y tiene dos cosas buenas. La primera es darse cuenta de la gran maravilla y el misterio de nuestro cerebro evolucionado, y contemplar el concepto de que cosas como la conciencia, la libre elección, e incluso la idea del «yo», no son más que convincentes ilusiones creadas por la selección natural. Además, al perder libre albedrío ganaremos empatía, porque nos daremos cuenta de que, sean Bernie Madoffs o Nelson Mandelas, son víctimas de las circunstancias, de los genes que heredamos y de los entornos con que nos encontramos. Sabiendo eso, podemos ponernos a construir un mundo más benévolo."
(...)
No hay gran inconveniente en abandonar el concepto del libre albedrío. Es imposible, en cualquier caso, actuar como si no lo tuviéramos: harás como si hubieras elegido tus propósitos de año nuevo, y las leyes de la física determinarán si los mantienes. Y tiene dos cosas buenas. La primera es darse cuenta de la gran maravilla y el misterio de nuestro cerebro evolucionado, y contemplar el concepto de que cosas como la conciencia, la libre elección, e incluso la idea del «yo», no son más que convincentes ilusiones creadas por la selección natural. Además, al perder libre albedrío ganaremos empatía, porque nos daremos cuenta de que, sean Bernie Madoffs o Nelson Mandelas, son víctimas de las circunstancias, de los genes que heredamos y de los entornos con que nos encontramos. Sabiendo eso, podemos ponernos a construir un mundo más benévolo."
Jerry A. Coyne (vía AE), Por qué no tienes libre albedrío.
[and here we are again]
8 comentarios:
I jo que me n'alegro!
Una de las preguntas del millon de dolares: en que proporcion dependemos de nuestra propia decision y en cual de nuestra genetica... en el numero de noviembre de Scientific American habia un buen reportaje sobre el tema.
Un supersaludo
Cambiaste esta interfaz, o como se llame, no por propia voluntad, sino porque Newton escribía en Latín.
Es cierto que no podemos elegir, pero también lo es que la vida viene siendo una sucesión de azares (ya podrían ser azahares) y como consecuencia hay infinidad de caminos no seguidos, de decisiones no tomadas, de vidas no vividas, de palabras no dichas, de besos no dados... que estarán en alguna parte, en otras dimensiones donde se preguntan dónde están sus decisiones no tomadas.
Sin saber que están aquí.
Pues yo me alegro mucho de que alguien se pueda alegrar porque estemos aquí ;) Y de que SW venga, lo vea y nos dé más pistas. Y de que Pterodunham-Bartlet nos ofrezca uno de sus interesantes pterocomentarios.
Pero, sobre todo, me alegro de que mis decisiones las tomen en otra dimensión.
Entonces nadie es culpable de nada:
- ¿Lo mataste?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Y yo qué sé, si no puedo tomar ninguna decisión propia. Si mis decisiones ya estaban tomadas antes de levantarme this morning. ¿Y si la víctima tenía la decisión de que yo lo matara hoy, incluso antes de haber nacido? No teníamos elección.
Espero no estar yo en las decisiones no tomadas de alguien que no pueda decidir si me mata, porque ya está decidido de antemano.
Es interesante todo esto, a la par de tremebundo.
Tremebundo, y raro, es vivir, Pteri.
Qué manía con creer/querer que otros decidan por nosotros... con lo bonito que es, a veces, creer/querer decidir por uno mismo. Ilusión de la ilusión.
Pues será porque hay ilusiones para todos los gustos, manías y dimensiones, ¿no?
Publicar un comentario