viernes, 28 de junio de 2013

Gay Talese: Vida de un escritor

« (...) A pesar de toda la devoción y obligación que sentía hacia sus seres queridos, yo imaginaba que, cuando mi padre dejo su casa, era un hombre muy egoísta y lleno de rabia, y creo que, cuando vino a vivir a Estados Unidos, fundió toda esa rabia y ese egocentrismo en ese crisol que era una nación movida por millones de hombres parecidos a él, insatisfechos y determinados, originarios de Europa, Asia, Oriente Próximo, Sudamérica y muchas otras partes... Un variopinto grupo de recién llegados que tenían en común el conflicto que experimentaban con el lugar del que habían salido, y que, a diferencia de muchos de los parientes que se habían quedado atrás, tuvieron la audacia y la determinación de decir adiós.
   Con seguridad no fue fácil para esta gente decir adiós a todo lo que hasta ese momento les resultaba familiar y comprensible y bien codificado en sus conciencias. Sin importar lo intolerable que hubiera podido ser la situación, irse exigía una cierta dureza de corazón, una mentalidad de sobreviviente, una carencia de sentimentalismo en relación a todos aquellos seres a quienes amaban. Independientemente de todas las buenas intenciones y racionalizaciones, el compor- tamiento de estos viajeros no es muy distinto al de un desertor. Ya sé que esa palabra no resonaría muy bien dentro de las ilustres paredes del Museo de la Inmigración en la isla Ellis, pero aun así pienso que en el ADN de la migración masiva hacia Estados Unidos hay un impulso primitivo y muy poco romántico que busca una vida mejor, una propensión a separarse de las causas perdidas, una capacidad de mirar hacia delante, no hacia atrás, y aceptar nuevas costumbres, una lengua nueva y, a veces, un nombre nuevo. Siempre que oigo señalar con dedo acusador la agresividad y el pragmatismo de Estados Unidos, su pasión mercenaria, su inclinación a intervenir en la política exterior, o su gusto por la violencia en lo que concierne a su cultura y entretenimiento popular, creo que estas cosas están genéticamente ligadas a la pasión, la temeridad y la rabia que trajeron primero a estas costas los puritanos y luego la multitud de valerosos refugiados que los siguieron.» (pp. 248-249)
Gay Talese: Vida de un escritor
GAY TALESE
Vida de un escritor
(A Writer's Life, 2006)
Trad. Patricia Torres Londoño
Alfaguara, 2012



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