«—Yo pienso..., y también él, que es una chica muy simpática y, desde luego, no es..., no es que no sea inteligente. Sólo que...
—¿Sólo que qué?
—Sólo que parece que enseguida se desespera, que de antemano ya tira la toalla.
—¿Que enseguida se desespera?
—Sí, parece estar decepcionada consigo misma, con el mundo. Es una desesperación destructiva. Tal vez esté desilusionada contigo. Mi marido dice que tú deberías luchar un poco más por ella, no renunciar a ella tan fácilmente.» (pág. 143)
—¿Sólo que qué?
—Sólo que parece que enseguida se desespera, que de antemano ya tira la toalla.
—¿Que enseguida se desespera?
—Sí, parece estar decepcionada consigo misma, con el mundo. Es una desesperación destructiva. Tal vez esté desilusionada contigo. Mi marido dice que tú deberías luchar un poco más por ella, no renunciar a ella tan fácilmente.» (pág. 143)
Abraham B. Yehoshúa:
Una mujer en Jerusalén
(Shlijutó shel ha-memuné al mashavei ehosh, 2004)
Trad. Sonia de Pedro. Anagrama, 2008. 287 páginas
(Shlijutó shel ha-memuné al mashavei ehosh, 2004)
Trad. Sonia de Pedro. Anagrama, 2008. 287 páginas
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