«Desgajado de
Exploradores del abismo –tal como comencé a imaginarlo nada más publicar ese libro- el cuento
Porque ella no lo pidió inicia finalmente en 2015 en Estados Unidos (
Because She Never Asked, traducción de Valerie Miles) una vida propia, es decir, constituye un libro por sí solo: “
Nobody imitated Sophie Calle better than Rita Malú. Rita liked to be considered an artist, though she wasn’t at all sure of being one…” Me gusta mucho esta historia que empezó cuando llegué con
Sophie Calle a un pacto que de algún modo se parecía al de los dos viajeros de
Extraños en un tren, aquellos dos tipos creados por Patricia Highsmith que acuerdan asesinar a sus enemigos mutuos al mismo tiempo. En este caso, nuestro pacto consistió en acordar que durante un año yo le escribiría a Sophie la vida y ella la viviría. Le escribí el primer capítulo enseguida, pero pasaron los meses y ella –como ocurre con el segundo asesino de
Extraños en un tren-
no se decidía a actuar. Si Sophie no hacía nada, yo no podía seguir escribiendo y corría el peligro, además, de quedar bloqueado para siempre, esperando a que ella moviera su ficha… Viendo que ella no actuaría nunca y después de un desesperante tiempo de bloqueo (noqueado en la versión
bartleby más pura), decidí volver a la escritura contando la historia de lo que me había sucedido con Sophie Calle. Y volví, y conté la historia. Pero sucedió algo raro. Normalmente, los escritores tendemos a tratar de hacer pasar por real una historia de ficción. En
Porque ella no lo pidió ocurrió lo contrario: para darle sentido a mi historia de la vida real me vi en la necesidad de presentar esa historia como una ficción.»
«La nouvelle
Porque ella no lo pidió es el rizar el rizo de la ficción y la realidad, porque presento como ficción lo que ocurrió, de pe a pa, en la realidad: el encargo que me hizo la artista francesa
Sophie Calle para que escribiera una historia para ella vivirla. Yo había acabado
Pasavento y no sabía qué hacer. Me hubiera gustado que la hubiera llevado a cabo. Ese episodio me bloqueó
[...] Si ella no ponía en marcha la historia yo no podía escribir. Como resultó que había tomado nota del proceso, decidí contarlo como ficción para seguir escribiendo. O sea, para salvarme a mí mismo. Su propuesta fue para mí paradójica: tras años de juguetear con la literatura y la vida, encuentro que alguien quiere quedarse con mi literatura para pasarla a la vida..., pero a la suya, con lo cual yo lo perdía todo. Por eso, para salvarme, escribí ese relato
[...] Ella puede hacerlo aún. Es un viaje difícil porque tiene que fotografiar a mi propio fantasma en una casa de las Azores, pero sé que es capaz de encontrarme ahí.»
«Y, por fin, el cuento más arriesgado y culminación de la escritura cubista y abismal de
este libro, “Porque ella no lo pidió”. Relato funambulista pero también reticular, experiencia del “fuera de aquí” donde Vila-Matas se ha visto abocado a cruzar los límites de lo literario hacia la vida, y de retorcer a ésta para regresar a la literatura, convencido, finalmente, de que más allá de la literatura “no hay vida, sino un riesgo de muerte”. Este cuento es la quintaesencia, en estos momentos, de la escritura vilamatiana, el “rien ne va plus” de su funambulismo. Y es un cuento-máquina, un artefacto generador y reciclador de realidad, que se va plegando y bifurcando para cerrarse finalmente de forma brillante.
El lector comienza leyendo una historia, “
El viaje de Rita Malú”, donde la artista protagonista, obsesionada doble de Sophie Calle, decide salir del
spleen de su condición de máquina soltera (femenina por una vez) convirtiéndose en detective (al estilo de Auster en
Ciudad de cristal) para encontrar al escritor Jean Turner, desaparecido en la isla de Pico, en las Azores. Relato de final enigmático que se abre, en su segunda parte, a la sorpresa de ser el cuento escrito por el auténtico protagonista-narrador para responder al reto, real, planteado por la artista y performer (“novelista de pared”) Sophie Calle. La propuesta de llevar un cuento a la vida queda paralizada por distintas circunstancias [...] hasta que el cuento da otra vuelta de tuerca más, un nuevo pliegue, para plantear todo lo precedente como fruto de la escritura imaginativa del narrador, ausente de la vida y deseante de provocarla, en su cuaderno rojo (de nuevo Auster), con la ficción como motor de los hechos.»