Simon Worrall (Inglaterra, ¿?)
LA POETA Y EL ASESINO
[The Poet and the Murderer, 2002]
Trad. Beatriz Anson
Impedimenta, 2019 - 368 págs. - inicio
- La falsificación como una de las bellas artes
[prometía pero acabó siendo farragoso e interminable]
«Después de aquello a Hofmann le fue entregado un conjunto de ropa interior ritual. Puede que para un joven mormón renunciar a la oportunidad de entrar algún día en una tienda Gap y comprar un par de calzoncillos azules estampados con delfines o unos slips de Calvin Klein no sea el peor de todos los sacrificios que se le exijan, pero tampoco debe ser muy agradable saber que durante el resto de tu vida tendrás que llevar siempre calzoncillos largos y camisetas de algodon blanco. Hasta hace poco, las mujeres tenían que llevar también una combinación ancha de una pieza, de algodón blanco, por supuesto. Sin embargo, y dado el predominiio del uso de los pantalones incluso entre las mujeres mormonas, ahora llevan una especie de camisola fina con unos pololos de algodón blanco.
Tanto la ropa interior de los hombres como la de las mujeres está decorada con símbolos tomados de la masonería. Smith estaba muy involucrado en la misma y utilizó muchos de sus rituales y símbolos cuando creó su propia religión. La parte superior de la rompa interior mormona llevan las letras V y L cosidas en el pecho, representando el compás y la escuadra de los masones, y en la rodilla derecha hay una serie de puntadas horizontales que se supone que han de ayudarlos a andar erguidos por el camino de la fe. En los pololos de las mujeres aparecen las mismas puntadas a la altura del ombligo, que simbolizan la fertilidad. Uno de los juramentos mormones más importantes consiste en no revelar jamás las promesas realizadas o cualquier otra parte del ritual del templo, ni siquiera a la familia o a la esposa. Y otro es llevar siempre puesta, para el resto de sus días, la ropa interior de ritual, a excepción de cuando se bañan o duchan. Los mormones más estrictos no se quitan esta indumentaria ni siquiera cuando hacen el amor.» (págs. 117-118)
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