martes, 10 de mayo de 2022

Yo, vieja, de Anna Freixas


Anna Freixas (Barcelona, 1946)
YO, VIEJA
Apuntes de supervivencia para seres libres

Prólogo de Manuela Carmena
Capitán Swing, 2021 - 192 págs.

El club de las viejas tremendas, Davis Bollero
"Si se paran las viejas (y los viejos) se para el mundo", Eva Cantón
Anna habla con Berna
[pertinente]

«Este es un recorrido por los derechos humanos en la vejez y, concretamente, por los derechos de las mujeres, sintetizados en tres principios que a Anna Freixas le parecen fundamentales en la edad mayor: la libertad, la justicia y la dignidad. Por tanto, estos apuntes de supervivencia están pensados para la nueva generación de viejas que van estrenando libertades, para las que mantienen su dignidad, para las ancianas que mientras se desplazan por el calendario son capaces de escudriñar la vida y las relaciones cotidianas con perseverancia y agudeza. Este libro pretende ser una reflexión y un divertimento sobre un surtido de pequeñas cosas que en este momento de la vida nos la pueden amargar o, por el contrario, hacérnosla más fácil. Una especie de foco para iluminar situaciones de la vida cotidiana que creemos tan normales que no las consideramos importantes y que, sin embargo, constituyen el grueso de la discriminación y el rechazo social hacia las personas mayores, únicamente por el hecho de serlo. Freixas también trata de visibilizar determinados factores que consolidan los estereotipos que la sociedad tiene sobre las veteranas. Yo, vieja es un canto a la libertad y al desparpajo; a la vejez confortable y afirmativa. Con la pretensión de que entre todas consigamos vivir una edad mayor elegante, relajada y firme. Anna Freixas nos invita a escuchar lo que las mujeres tienen que decir cuando son menos escuchadas, es decir, cuando envejecen.» (CONTRAPORTADA)

[nuestra vida enotrizada: de seres-para-los-otros (pág. 57)]

1 comentario:

Elena dijo...

De En el confín, Féliz de Azúa:

"Cuando Pérez Galdós y también Pío Baroja veían a un anciano sentado en un banco o echando miguitas a las palomas, se acercaban lentamente, pedían permiso y se acomodaban a su lado. Tras un parloteo sobre el tiempo y el calor procedían a hurgar en la memoria del viejo. Tanto Galdós como Baroja acumularon una montaña de información hablando con aquellos personajes acabados, pero que conocían lo que ya nadie recordaba.

Las memorias de los ancianos son del mayor interés. Tomo por anciano al que ha cumplido más de 75 años y se encuentra en buen uso de su cabeza. En esos 75 años el mundo ha dado una vuelta entera a todo lo que antes fue normal, común, habitual y ahora es ya perfectamente desconocido. Los que han tenido la fortuna de vivir tantos años han habitado dos mundos diferentes. El de la niñez y juventud poca relación tiene con el de la senectud. Es un escenario parecido, pero ya nada está en donde solía."

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