sábado, 2 de febrero de 2019

Lugares fuera de sitio, de Sergio del Molino


Sergio del Molino (Madrid, 1979)
LUGARES FUERA DE SITIO
Viaje por las fronteras insólitas de España
Espasa, 2018 - 312 págs.
["spin off de La España vacía; reflexión lúcida
y turbadora sobre España y sus límites"]

«Desde una perspectiva democrática y social, el planteamiento de De Burgos era impecable y tenía como propósito llevar el estado a todos los rincones del mapa, no dejar ni una aldea al albur de los obispos o de una institución medieval. Además, su propuesta era muy ambiciosa, porque no implicaba sólo al gobierno, sino a todas las administraciones. La provincia seria la unidad de referencia de todos los poderes públicos, incluidos el judicial, el militar y el electoral. Un galimatías enorme de jurisdicciones heredadas de siete reinos e innumerables condados, principados y diócesis se simplificaba y centralizaba con un solo decreto. El Reino Unido nunca llevó a cabo una reordenación tan grande y audaz […] Hay que recordar que este cambio súbito sucedía en noviembre de 1833, cuando solo había un país en toda Europa que había empezado a armar una administración nueva ex novo: Francia [...] En un mundo de imperios y de zares, el empeño de Javier de Burgos iba contracorriente y se situaba a la vanguardia política [...] Las cuarenta y nueve provincias tienen un tamaño parecido dentro de unos márgenes, y se buscó que estuvieran más o menos equilibradas en cuanto a población —requisito que se fue al garete en cuanto el país empezó a industrializarse, la gente se concentró en las áreas donde había fábricas y abandonó las regiones agrícolas; en 1833 nadie podía prever los efectos del acero y del vapor—. El tamaño se calculó según un criterio a la vez curioso y racional: el municipio más alejado de la capital no debía distar más de un día de viaje con los medios de la época. El propósito era garantizar una relación continua y fluida entre las regiones más remotas y la ciudad donde estaban las instituciones del estado [...] El mapa se dibujó sobre una base histórica, respetando los límites de los antiguos reinos y dividiéndolos en unidades provinciales [...]

    En el debate político contemporáneo, las provincias se presentan como una rémora y culpables de la ineficiencia y de la corrupción. Se han convertido en símbolo de la España clientelar y caciquil, plataformas de poderes turbios y autoritarios y un incordio para el desarrollo de las autonomías [...] Por no hablar de los problemas de representatividad que causa el hecho de que el sistema electoral tome la provincia como distrito electoral, haciendo que el peso del voto individual sea muy diferente en los menos poblados y en los muy urbanizados. Estas críticas, rotundamente veraces, podrían solventarse con una reforma...» (págs. 231-233)

1 comentario:

Elena dijo...

Sobre el inimaginable (y heroico) origen de las provincias.

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