«Hora: Después de las cinco.
Personaje: Riba.
Tema: La vejez de Riba.
Acción: Sucede íntegramente en la imaginación de Riba, en el tren en el que regresan de Dalkey a Dublín. Con la canción Ay, Milly Bloom de fondo, imagina que ese fantasma que le acecha y que toma nota de todo lo que ocurre en el tren, y del que casi oye la respiración, es un joven principiante en el mundo de las letras; alguien que lleva semanas adentrándose en una aventura que le vuelve loco y que, además, no sabe que a la larga le acabará dejando sepultado debajo de los libros que compondrán su obra; una obra que le impedirá tarde o temprano –en historia paralela a lo que le ha sucedido a él como editor, que hoy en día ve oculta su verdadera personalidad por culpa de su catálogo- saber quien es, o quien pudo ser.
Imagina que el joven principiante le ha elegido a él como personaje y cobayo de sus experimentos, como personaje de una novela en torno a la vida real sin estridencias, aunque algo desesperada, de un pobre viejo editor retirado. Imagina que ese joven le observa de cerca, le estudia como si fuera un conejillo de Indias, Se trataría para el principiante de averiguar si vale la pena haberse desvivido por la buena literatura a lo largo de cuarenta años, y para ello va contando la vida cotidiana, sin demasiados sobresaltos, del personaje observado. Al tiempo que estudia si vale la pena tanta pasión literaria, va contando cómo su editor busca todavía lo nuevo, lo vivificador, lo extranjero. Se acerca al personaje todo lo que puede –a veces se acerca incluso en su sentido más físico- y narra los problemas que el hombre tiene con el budismo de su mujer al tiempo que comenta sus movimientos –un funeral en Dublín, por ejemplo- para llenar el tiempo vacío.
Imagina que el principiante se está proponiendo en la novela desmontar cierto tipo de procedimientos convencionales, pero no buscando transformar a la literatura en una zona misteriosa, sino tratando de que al editor literario también pueda vérsele como un héroe de nuestro tiempo, como un individuo que es testigo de la desaparición de los editores de raza y reflexiona en el duro contexto de una sociedad que avanza a pasos agigantados hacia la estupidez y el fin del mundo.
Imagina que de pronto se acerca tanto a ese principiante que acaba sentándose encima de él y tapándole la vista, asfixiándole de tal modo que el pobre jovencito se queda viendo sólo una gran mancha confusa, en realidad un fragmento de la chaqueta oscura del editor escrito.
Aprovechándose de tan oportuna mancha que paraliza pasajeramente los resortes narrativos del principiante, logra Riba colocarse en todos los sentidos en el sitio de éste, y apoderarse plenamente de su modo de ver las cosas. Descubre entonces, no sin sorpresa, que comparte con él absolutamente todo. Para empezar, una idéntica tendencia a contar y a interpretar –con las deformaciones propias de un lector muy literario- aquellos sucesos cotidianos que atañen a su vida.
El tren se adentra luego en un túnel y al final se queda sin nada de imaginación. Imaginación cero. Oscuridad total. Llega un poco de claridad cuando salen del túnel y vuelve a ver la luz del atardecer. Cree que ya ha pasado todo. Y de pronto, nota un roce espectral en la espalda. Se queda por momentos inmóvil en su asiento, y acaba poco a poco comprendiendo que el principiante sigue ahí, al acecho.»
Enrique Vila-Matas
Dublinesca
Seix Barral
Marzo 2010
Personaje: Riba.
Tema: La vejez de Riba.
Acción: Sucede íntegramente en la imaginación de Riba, en el tren en el que regresan de Dalkey a Dublín. Con la canción Ay, Milly Bloom de fondo, imagina que ese fantasma que le acecha y que toma nota de todo lo que ocurre en el tren, y del que casi oye la respiración, es un joven principiante en el mundo de las letras; alguien que lleva semanas adentrándose en una aventura que le vuelve loco y que, además, no sabe que a la larga le acabará dejando sepultado debajo de los libros que compondrán su obra; una obra que le impedirá tarde o temprano –en historia paralela a lo que le ha sucedido a él como editor, que hoy en día ve oculta su verdadera personalidad por culpa de su catálogo- saber quien es, o quien pudo ser.
Imagina que el joven principiante le ha elegido a él como personaje y cobayo de sus experimentos, como personaje de una novela en torno a la vida real sin estridencias, aunque algo desesperada, de un pobre viejo editor retirado. Imagina que ese joven le observa de cerca, le estudia como si fuera un conejillo de Indias, Se trataría para el principiante de averiguar si vale la pena haberse desvivido por la buena literatura a lo largo de cuarenta años, y para ello va contando la vida cotidiana, sin demasiados sobresaltos, del personaje observado. Al tiempo que estudia si vale la pena tanta pasión literaria, va contando cómo su editor busca todavía lo nuevo, lo vivificador, lo extranjero. Se acerca al personaje todo lo que puede –a veces se acerca incluso en su sentido más físico- y narra los problemas que el hombre tiene con el budismo de su mujer al tiempo que comenta sus movimientos –un funeral en Dublín, por ejemplo- para llenar el tiempo vacío.
Imagina que el principiante se está proponiendo en la novela desmontar cierto tipo de procedimientos convencionales, pero no buscando transformar a la literatura en una zona misteriosa, sino tratando de que al editor literario también pueda vérsele como un héroe de nuestro tiempo, como un individuo que es testigo de la desaparición de los editores de raza y reflexiona en el duro contexto de una sociedad que avanza a pasos agigantados hacia la estupidez y el fin del mundo.
Imagina que de pronto se acerca tanto a ese principiante que acaba sentándose encima de él y tapándole la vista, asfixiándole de tal modo que el pobre jovencito se queda viendo sólo una gran mancha confusa, en realidad un fragmento de la chaqueta oscura del editor escrito.
Aprovechándose de tan oportuna mancha que paraliza pasajeramente los resortes narrativos del principiante, logra Riba colocarse en todos los sentidos en el sitio de éste, y apoderarse plenamente de su modo de ver las cosas. Descubre entonces, no sin sorpresa, que comparte con él absolutamente todo. Para empezar, una idéntica tendencia a contar y a interpretar –con las deformaciones propias de un lector muy literario- aquellos sucesos cotidianos que atañen a su vida.
El tren se adentra luego en un túnel y al final se queda sin nada de imaginación. Imaginación cero. Oscuridad total. Llega un poco de claridad cuando salen del túnel y vuelve a ver la luz del atardecer. Cree que ya ha pasado todo. Y de pronto, nota un roce espectral en la espalda. Se queda por momentos inmóvil en su asiento, y acaba poco a poco comprendiendo que el principiante sigue ahí, al acecho.»
Enrique Vila-Matas
Dublinesca
Seix Barral
Marzo 2010
8 comentarios:
Y para acabar de celebrar el día de Santa Dublinesca, nueva y fascinante sesión del Gabinete de lectura en La Central: el gran Ignacio Echevarría hablando del inconmesurable Roberto Bolaño y sus Detectives salvajes. No digo más.
Ayyyyy! Y esta incomnesurable sesión, ¿cuándo es? ¿está abierta al público en general? Oye, la entrevista de Juan Cruz a EMV en Babelia, ¿no te pareció flojísima -por parte del entrevistador? ¿No preguntaba siempre lo mismo? A.
Andrés, la sesión inconmesurable tuvo lugar ayer, como extraño colofón a mi Dublinesca's day particular. Creo que ya hemos hablado de este Gabinete de lectura en alguna de nuestras comidas. Por si acaso, en este enlace tienes toda la información. Por mi parte, si tengo tiempo, os haré un resumen próximamente.
Y, ya que lo dices, sí, Juan Cruz y Babelia me parecen cada vez más flojísimos. JC no tiene ningún interés para mí (siendo más mala aún, diré que me parece un obvio, un soso y un blando), y el último número de Babelia parecía más un Cosmopolitan o similar (con todos mis respetos para las revistas de maquillaje que no engañan y te explican cómo maquillarte) que un suplemento cultural. Yo no entiendo que dediquen la portada y la cuarta página entera a dos primeros planos casi idénticos de la bella señora Lahiri, a quien no tenía el gusto de conocer. ¿Es eso literatura?
Y, por ciero, leyendo la también flojísima reseña que JE Ayala-Dip hacía de Dublinesca, tenía la sensación de que no ha leído el libro. Creo que se limitó a abrir el cajón de los tópicos metaliterarios y dejar caer unos cuantos. Ay, Ignacio Echevarría como se te echa de menos.
En definitiva, Andrés, creo que le vas a tener que dar un toque a tu amigo Altares ;)
Por mi parte, si tienes tiempo, estaré encantada de leer tu resumen próximamente.
:)
Y por la mía, me gustó muchíííísimo el artículo de mi querido Antonio Muñoz Molina en el último Babelia. Creo que se llamaba "La costumbre de la infamia" o algo parecido.
¿Alguien más lo leyó?
Bueno, chicas, ese resumen ocupa ya una de las primeras posiciones entre mis prioridades actuales, así que espero que no tarde mucho en salir.
Por otra parte, a mí también me gustó mucho La costumbre de la infamia, el emocionante y atinado artículo de AMM en el último Babelia.
Y aquí seguimos, esperando ansiosamente noticias positivas de la que esta mañana se ha desbordado y casi inunda el Altiplano. Força Luchy!
Elena:
Recién me entero que EVM acaba de publicar Dublinesca. Ahora me encuentro estudiando fuera del país, pero me dan ganas de comenzar ya mismo la lectura de Dublinesca. Compensaré la imposibilidad con la lectura de La asesina ilustrada, que iré a sacar ahora mismo a la biblioteca. Un raro entusiasmo me cubrió cuando escuché el soundtrack que acompaña el libro; y no se me ocurrió mejor lugar que venir acá a compartir con otra estimadaísima entusiasta del señor.
Abrazos, muchos,
HF
Nice to meet you again, HF! Ya te echábamos de menos por aquí, pero espero que tu stage académico sea de lo más interesante y provechoso. ¿Está relacionado con la literatura?
Como ya sabes, puedes encontrar información relacionada con La asesina ilustrada en este enlace.
Un afectuoso abrazo.
Elena
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