“Los lados del valle eran tan altos que el sol no apareció hasta el mediodía, y a media tarde había desaparecido tras las cumbres del oeste. Sentía continuamente frío. Así que continuó subiendo, zigzagueando por la ladera hasta que perdió de vista la carretera del desfiladero y divisó la basta meseta del Karoo, y también Prince Albert kilómetros más abajo. Encontró otra cueva y recortó ramas para el suelo. Pensó: Ahora estoy seguro de haber llegado tan lejos como es posible; estoy seguro de que nadie está tan loco de cruzar esta meseta, subir estas montañas, buscar entre estas rocas para encontrarme; y estoy seguro de que ahora, que soy el único en todo el mundo que sabe dónde estoy, puedo darme por perdido.”
Vida y época de Michael K (p. 73). J.M. Coetzee (1983)
Traducción Concha Manella. RHM (2007)
Traducción Concha Manella. RHM (2007)
2 comentarios:
Cómo me gustan los desolado(re)s libros de Coetzee.
Qué le vamos a hacer.
La Desdicha de Juan Marsé (y de tantos otros), tan vigente como siempre. O más. / Qué manera de marear la perdiz y que pérdida de tiempo (y de dinero), madre mía.
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