“(...) el premio que le han dado en España, y Renzo afirma que ha sido una distracción bienvenida, que últimamente ha estado bajo de moral y le ha sentado bien cambiar de aires durante unas semanas, estar en un sitio distinto del interior de su propia cabeza. Morris ha oído decir a Renzo esa clase de cosas desde que puede recordar. Renzo siempre tiene un bajón de ánimo, cada libro que termina siempre es el último que escribirá en la vida, y luego, por la razón que sea, el bajón se interrumpe misteriosamente, y está de nuevo en su habitación escribiendo otro libro. Sí, dice Renzo, sabe que ya ha dicho eso antes, pero ahora es diferente, no sabe por qué, esta vez la parálisis empieza a tener carácter permanente. Terminó Paseo nocturno a finales de junio, prosigue, hace más de seis meses, y desde entonces no ha hecho absolutamente nada. Fue un libro muy breve, sólo ciento cincuenta y tantas páginas, pero pareció exigirle todo lo que tenía, lo escribió en una especie de frenesí, en menos de tres meses de principio a fin, trabajando más y con mayor concentración que en cualquier otro momento de todos los años que lleva escribiendo, apresurándose, apretando el paso con energía como un corredor a toda marcha durante catorce kilómetros, y por estimulante que fuese correr a esa velocidad, algo se derrumbó en él al cruzar la línea de meta. Han pasado seis meses y no tiene planes, ni ideas ni proyecto en que ocuparse para pasar el tiempo. Cuando no ha salido de viaje, se ha sentido apático, desmotivado, sin ganas de volver a su escritorio y ponerse a trabajar de nuevo. Ya ha experimentado antes esos paréntesis, sí, pero ninguno tan pertinaz ni prolongado como este, y aunque todavía no ha llegado a un estado de alarma, empieza a preguntarse si no es el final, si la antigua llama no ha acabado ya por extinguirse. Entretanto, pasa el tiempo sin apenas hacer nada: leyendo libros, pensando, saliendo a dar un paseo, viendo películas, siguiendo las noticias del mundo. En otras palabras, está descansando, pero por otro lado es un descanso un poco raro, observa, un reposo impaciente.”
Paul Auster. Sunset Park (p. 140-141)
Trad. Benito Gómez Ibáñez. Anagrama, 2010
Leer a Auster: recomendación de Sergi Pàmies
Trad. Benito Gómez Ibáñez. Anagrama, 2010
Leer a Auster: recomendación de Sergi Pàmies
(PD del domingo) El sábado Eduardo Lago visitó a Auster en su casa: “Las estructuras complejas no están reñidas con la emoción”.
2 comentarios:
Fui austeriano, ya no tanto, creo que lo compraré
Harás bien, Jesús. Creo que este libro es una buena oportunidad para volverse a enamorar de Auster. O, al menos, para volver a pedirle relaciones ;)
Publicar un comentario