«[...] Sólo me referiré al editor literario, o sea, a aquel que no antepone el mayor beneficio a la calidad de sus elecciones, o, si prefieren, al que se dirige consciente y premeditadamente a lectores habituales, que son los que visitan con frecuencia las librerías y que saben perfectamente cuándo se les quiere dar gato por liebre —y todos sabemos que ese público, o mercado, no es, en principio, mayoritario [...] Pero, entretanto, Toni ya había aprendido a ser publisher de nuestros autores. A ser publisher se puede aprender; a editar, no. Por desgracia, en español solo tenemos una palabra —editor— para estos dos aspectos (el empresarial y el literario) de una editorial [...] Mientras estás leyendo ese libro que te gusta, puedes tener la percepción de que a tu alrededor hay un tipo determinado de gente con quien compartir ese placer. Eso también forma parte de ese don del olfato atribuido a quien ejerce el oficio de editor [...] En mi vida editorial, los autores que más ayuda me han pedido, los que me han pedido una lectura atenta y crítica, han sido algunos de los más célebres de nuestro catálogo. Incluido alguno extranjero. Han querido compartir criterios, con preguntas como: qué piensas, qué cambiarías y qué dejarías pase lo que pase [...] Hay que defenderse del batallón de escribidores que están convencidos de que han sido agraciados con el don del talento [...] La inmensa mayoría de esos locos apenas saben redactar correctamente, revelando con ello que son prácticamente iletrados [...] Con este tipo de don se nace, no se hace. Unos lo aprovechan y otros no, pero es evidente que el que no nace con ello nunca podrá ser un gran escritor. Podrá dominar los elementos prácticos de un texto, hacerlo comprensible, pero nunca será un creador, un artista. Podrá comunicar pensamientos y muchas otras cosas, pero no crear en términos literarios [...] Porque hay una cosa que sé: escribo correctamente, o sea, que redacto bien, lo cual es muy distinto. De modo que sé muy bien que no soy escritora. Eso lo descubrí escribiendo precisamente aquella novela que, merecidamente, pasó sin pena ni gloria [...] El otro día hablaba con una colega de otra editorial y me decía que ella creía que en los próximos años los que leerán en papel, o en cualquier otro soporte, serán las tías y las abuelas de las familias burguesas. O sea yo misma. Eso significa que hemos perdido a los más jóvenes para tan hermoso pasatiempo. Me resisto a creerlo [...] Hasta hace aún relativamente pocos años, el entusiasmo por contar a los demás lo que has leído era gratificante. La pregunta hoy es: ¿sigue siéndolo cuando una inmensa mayoría de quienes antes te gratificaban se alza de hombros, vuelve la mirada hacia su tableta, smartphone o videojuego de turno y sigue deslumbrado por la luz metálica que irradia?» (fragmentos)
POR EL GUSTO DE LEER Beatriz de Moura, editora por vocación Conversaciones con Juan Cruz Tusquets Editores, 2014 “Beatriz de Moura (Río de Janeiro, 1939), fundadora en 1969 de Tusquets, un sello que ha marcado una generación de lectores.” · Antonio López Lamadrid, gran editor y cómplice. · Tusquets, 40 años en la brecha. · Álbum de fotos. · Catálogo de Tusquets. · “A nivell de lectura estem com en l’època de Franco” (8tv) |
1 comentario:
El libro es muy interesante si te interesa el tema editorial y la vida de una persona tan seductora (en todos los sentidos) como Beatriz de Moura. (Quizás algo repetitivo debido a su estructura).
Me llevé una gran sorpresa al encontrar a Iris Menéndez en una de las muchas fotos que contiene el libro. De ella tuvimos la suerte de disfrutar de su amistad y de sus traducciones (entonces principalmente las de John Irving). Y de quién heredamos las sillas de la cocina sobre las que aún comemos cada día.
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