lunes, 23 de noviembre de 2015

Oliver Sacks: En movimiento (una vida escribiendo)


OLIVER SACKS
En movimiento. Una vida
[On the Move. A Life, 2015]
Trad. Damià Alou
Anagrama, 2015
luis y oliver, mis moteros favoritos
«De niño me llamaban Tintero, y a mis setenta años todavía parece que siempre voy manchado de tinta.
  Comencé a llevar un diario cuando tenía catorce años, y la última vez que los conté había llegado casi a mil. Los tengo de todas las formas y tamaños, desde esos pequeños de bolsillo que llevo conmigo, hasta enormes tomos. Siempre guardo un cuaderno junto a la cama, para anotar mis sueños y también mis reflexiones nocturnas, y procuro tener uno junto a la piscina, o cuando nado en un lago o en la playa; nadar también suele producir muchos pensamientos que debo anotar, sobre todo si se presentan, como ocurre en ocasiones, en forma de frases o párrafos enteros.
  Cuando escribía Con una sola pierna, extraía mucho material de los detallados diarios que había llevado como paciente en 1974. También el Diario de Oaxaca se basaba en gran medida en mis cuadernos escritos a mano. Pero lo más habitual es que casi nunca repase los diarios que he llevado durante gran parte de mi vida. El acto de escribir es suficiente en sí mismo; sirve para clarificar mis pensamientos y sentimientos. El acto de escribir es una parte integral de mi vida mental; las ideas surgen y cobran forma en el acto de escribir.
  Mis diarios no están escritos para los demás, y yo tampoco los consulto casi nunca, pero son una forma especial e indispensable de hablar conmigo mismo.
  La necesidad de pensar en papel no se limita a los cuadernos. Se extiende a los dorsos de los sobres, a los menús, a cualquier trozo de papel que tenga a mano. Y a menudo transcribo frases que me gustan, las escribo o las mecanografío en trozos de papel de vivos colores y las pego en un tablón de corcho. Cuando vivía en City lsland, mi despacho estaba lleno de citas, unidas con anillas de encuadernar que colgaba de las barras de las cortinas que había sobre mi escritorio.
  La correspondencia es también una parte importan- tísima de vida. Por lo general, me encanta escribir y recibir cartas —es una comunicación con otras personas, con personas concretas—, y a menudo me siento capaz de escribir cartas cuando no puedo escribir, signifique lo que signifique Escribir (con mayúsculas). Guardo todas las cartas que recibo, y también una copia de las mías. Ahora, al intentar reconstruir partes de mi vida —como por ejemplo la época fundamental y pródiga en experiencias de cuando llegué a Estados Unidos en 1960—, estas cartas constituyen un gran tesoro, un correctivo a los engaños de la memoria y la fantasía.
   Una gran parte de lo que he escrito han sido mis notas clínicas... y durante muchos años. Con una población de quinientos pacientes en el Beth Abraham, trescientos residentes en el hogar de las Hermanitas de los Pobres, y miles de pacientes externos e internos en el Hospital Estatal del Bronx, he escrito más de mil anotaciones al año durante muchas décadas, y me ha encantado; mis notas son prolijas y detalladas, y otros han dicho que a veces se leen como si fueran una novela.
  Para bien o para mal, soy un narrador. Sospecho que esta afición a las historias, a la narrativa, es una inclinación humana universal, que tiene que ver con el hecho de poseer un lenguaje, una conciencia del yo, y una memoria autobiográfica.
  El acto de escribir, cuando ocurre con fluidez, me proporciona un placer, una dicha incomparables. Me lleva a otro lugar —da igual cuál sea el tema— en el que me hallo totalmente absorto y ajeno a pensamientos, preocupaciones y obsesiones que puedan distraerme, incluso al paso del tiempo. En esos raros y celestiales estados mentales puedo escribir sin parar hasta que ya no veo el papel. Sólo entonces me doy cuenta de que ha anochecido y me he pasado el día escribiendo.
  A lo largo de mi vida he escrito millones de palabras, pero el acto de escribir me sigue pareciendo algo tan nuevo y divertido como cuando empecé, hace casi setenta años.» (págs. 430-432)

Oliver Sacks en castellano
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