yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor y aunque no quise el regreso siempre se vuelve al primer amor la vieja calle donde el eco dijo tuya es su vida tuyo es su querer bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven volver volver con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien sentir que es un soplo la vida que veinte años no es nada que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez |
tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenen mi soñar pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar y aunque el olvido que todo destruye haya matado mi vieja ilusión guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón volver con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien sentir que es un soplo la vida que veinte años no es nada que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez in memoriam jjgmg 19050121 |
jueves, 21 de enero de 2016
Volver
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Y, pasado mañana, otra vez.
John Banville, en su traje de Benjamin Black, dice:
"El pasado, el pasado... Todo el mundo intentaba aferrarse a lo que había desaparecido, engalanando su inmaterialidad con abalorios y baratijas, con pedazos de sí mismos."
("Órdenes sagradas", p. 245)
Mensaje captado. Pero no me puedo resistir a un cierto parecido razonable. O air du temps.
Seguramente me expresé mal.
No quiero que te reprimas, sólo que, casualmente, acababa de leer eso del dublinés. Una casualidad.
Pero cada uno es muy libre, y más cuando está en "su casa".
Así que, venga, que hoy es 23.
Pues hoy lo perdono (por fuera).
Publicar un comentario