viernes, 19 de agosto de 2016

Dan O'Brien: Los búfalos de Broken Heart


Dan O'Brien (Ohio, 1947)
LOS BÚFALOS DE BROKEN HEART
La aventura de recobrar
una vida noble y salvaje
[Buffalo for the Broken Heart, 2001
Restoring Life to a Black Hills Ranch]
Trad. Miguel Ros González
ERRATA NATURAE, 2016
[primeras páginas]
392 págs. | 21,5 €
«En el imaginario estadounidense, las Grandes Llanuras septentrionales siempre han sido territorio del ganado. Sin embargo, al igual que ocurre con el propio imaginario estadounidense, esa noción es producto de la cultura popular, la mitología y la publicidad. La realidad es que el ganado lleva muy poco tiempo en estas llanuras. Los rebaños de ganado no llegaron aquí hasta después de la derrota de los sioux, a finales de la década de 1870. Antes de eso, por supuesto, el nicho de los grandes herbívoros estaba ocupado por los búfalos. En realidad su verdadero nombre es bisonte, pero los primeros europeos que los vieron confundieron al bisonte con el búfalo del Viejo Mundo, y el nombre cuajó. Pero independientemente de cómo los llamasen, los europeos, con su nueva tecnología y sus cálculos abrumadores, no pudieron resistirse a explotar las enormes manadas. En un abrir y cerrar de ojos la mayoría de búfalos del planeta fueron exterminados por sus lenguas y su pelaje. Acto seguido, los rebaños de texas longhorn y otro ganado del noroeste llegaron a las llanuras septentrionales en oleadas, para garantizar que la hierba no se "desperdiciase". Los búfalos pueden sobrevivir con mucha menos agua que el ganado, y obtenida de fuentes más insólitas: comen nieve, buscan pequeños manantiales, e incluso picotean la tierra en busca de agua, lo que les permite recorrer muchas millas entre grandes fuentes. Esa diferencia entre el ganado y los búfalos es lo bastante obvia para que cualquiera pueda verla. Más sutil, resulta, en cambio, el matiz de que el búfalo evolucionó en las llanuras septentrionales al mismo tiempo que las especies de plantas de las que dependía. Se benefician mutuamente de su existencia. No importa la intensidad con que los búfalos pasten las especies de plantas nativas, Estampida de búfalos en Dakpta del Sur pues éstas han tenido miles y miles de años para desarrollar estrategias con las que sobrevivir y florecer. La introducción de especies ajenas, como el ganado, deteriora estas relaciones naturales y empuja al ecosistema hacia la entropía. Un millón de años de evolución compartida produce comunidades de especies con una relación simbiótica, y ese concepto se extiende hasta la relación del hombre con el búfalo como fuente de alimento.» (p. 43-44)


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