lunes, 6 de mayo de 2019

Zami. Una biomitografía, de Audre Lorde


Audre Lorde (EEUU, 1934-1992)
ZAMI. UNA BIOMITOGRAFÍA
UNA NUEVA FORMA DE ESCRIBIR MI NOMBRE
[Zami: A new spelling of my name, 1982]
Trad. María Duarte
Horas y Horas, la editorial, 2009

- Mujer, obrera, lesbiana y Negra, The Lirio Rojo
- Pone los puntos sobre las íes, Andrea Valdés
- Algunos poemas, Audre Lorde
- No hay jerarquía de opresiones, Audre Lorde (1983)
[intenso]
PRÓLOGO
«Siempre quise ser a la vez hombre y mujer, para incorporar a mi ser, dentro de mi ser, las partes más fuertes y más ricas de mi madre y de mi padre —para distribuir valles y montañas por mi cuerpo de la misma manera que la tierra se reparte en colinas y cumbres.
    Me gustaría penetrar a una mujer de la misma manera en que puede hacerlo cualquier hombre, y que me penetraran —dejar y que me dejaran— y estar caliente y dura y suave, todo al mismo tiempo, en pro del hecho de amarnos. Me gustaría ser la que lleva y otras veces descansar o que me llevaran. Cuando me siento a jugar en el agua de la bañera, me encanta sentir las partes profundas de mi interior, resbaladizas y replegadas y tiernas y profundas. Otras veces me gusta imaginarme su núcleo, mi perla, una parte protuberante de mí, dura, sensible y vulnerable de una manera diferente.
    He sentido el arcaico triángulo que forman madre, padre y criatura —en el que el "yo" es su núcleo eterno—, alongarse y aplanarse para formar en su desarrollo la tríada de elegante fuerza que conforman la abuela, la madre y la hija, en la que el "yo" se desplaza libremente, fluyendo en cualquier dirección o en ambas, según sea preciso.
    Mujer por siempre. Mi cuerpo, representación viviente de otra vida más antigua, longeva y sabia. Las montañas y los valles, los árboles, las rocas. La arena y las flores y el agua y la piedra. Hecha en la tierra.» (págs. 13-14)

Prologue
/ have always wanted to be both man and woman, to incorporate the strongest and richest parts of my mother and father within/into me— to share valleys and mountains upon my body the way the earth does in hills and peaks.
    I would like to enter a woman the way any man can, and to be entered— to leave and to be left— to be hot and hard and soft all at the same time in the cause of our loving. I would like to drive forward and at other times to rest or be driven. When I sit and play in the waters of my bath I love to feel the deep inside parts of me, sliding and folded and tender and deep. Other times I like to fantasize the core of it, my pearl, a protruding part of me, hard and sensitive and vulnerable in a different way.
    I have felt the age-old triangle of mother father and child, with the "I" at its eternal core, elongate and flatten out into the elegantly strong triad of grandmother mother daughter, with the "I" moving back and forth flowing in either or both direc- tions as needed.
    Woman forever. My body, a living representation of other life older longer wiser. The mountains and valleys, trees, rocks. Sand and flowers and water and stone. Made in earth.

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