miércoles, 19 de abril de 2023

El instante antes del impacto, de Glòria de Castro


Glòria de Castro (Caldes de Montbui, 1974)
EL INSTANTE ANTES DEL IMPACTO
DeBolsillo, 2023 - 240 págs. - inicio
L'INSTANT ABANS DE L'IMPACTE
Periscopi 2022 - 264 pàgs.- inici

Glòria habla con Cristina Gómez
"Ha sido una terapia total".
[lúcido y devastador (leído de un tirón)]

«¿De qué va la vida, así, en general, la vida de la gente? No la de la gente a la que le pasa algo extraordinario que cambia toda su existencia, sino la de la mayoría...
    El año en que se produce una ola de suicidios en la sede francesa de una compañía de telecomunicaciones, la protagonista de esta historia entra a trabajar para su filial en Madrid. Pronto se ve sometida a mobbing: no le encargan ni una sola tarea. Cada día llega a la oficina y se enfrenta a seis horas (jornada reducida por maternidad) de nada. Todo ese tiempo vacío le sirve para idear, en respuesta, un plan de venganza personal contra la economía global y las políticas laborales. Una íntima rebelión contra la sociedad. Tiene cuarenta años, dos hijos pequeños y un marido argentino en una dudosa gira como estrella de rock, y, a la espera de un despido o una indemnización que no acaban de llegar, durante trescientos sesenta y cinco días se irá dando cuenta de cómo, al ir tachando artículos de su lista de la compra, van cayendo las verdades universales, la fe en las políticas de conciliación y en la eficacia de los champús, y las ideas preconcebidas de una felicidad que quizá puede ser posible.
    Grito anticapitalista escrito con humor negro y pasión, esta novela, que fue finalista del Premio Clarín, habla de una caída, del amor, de cosas afiladas y de una orquídea muerta.» (CONTRAPORTADA)

"No tinc principis, tinc contradiccions."
Querida X,

   Sé que vas a leer estas líneas, recuerdo haber visto muchas veces esta revista en la mesa de tu despacho de grandes ventanales soleados con vistas a Arturo Soria.

   Quería hablarte de mis gallinas. Y, en concreto, de sus excrementos. Las gallinas los depositan en grandes montañas encima del suelo cubierto de paja del gallinero. Los sábados por la mañana agarro un gran cubo y la pala y los voy sacando, apilándolos en un rincón del huerto. Los excrementos de gallina son tremendamente ricos en nitrógeno y también contienen potasio y fósforo, que es lo que necesitan las plantas para crecer más fuertes y sanas.

   Seguro que no lo sabías. Yo tampoco. Nunca hicimos anuncios sobre fertilizantes orgánicos. Pues bien, cuando todo ese montón de estiércol mezclado con paja se seca, lo esparzo por encima de la tierra del huerto, que descansa en invierno, para que en verano podamos recolectar tomates, lechugas, pepinos, calabacines y berenjenas. A la vez, las pieles y hojas de los tomates, lechugas, pepinos, calabacines y berenjenas se las damos a las gallinas, que las comen, las cagan y crean fertilizante que da de comer al huerto, en un sistema circular hermoso y perfecto.

   ¿Recuerdas las horas que pasábamos en interminables reuniones intentando encontrar la belleza? Y estaba aquí. En lo más banal. En la mierda. También te quería contar que, a pesar de todo, a veces, me parece oír voces. “Una licenciatura, cinco idiomas, veinticinco años trabajando en grandes multinacionales para acabar así, lidiando con heces”. A veces es tu voz, a veces son las voces a coro de los líderes del G-20 posando en la Fontana di Trevi, o Elon Musk, burlándose y señalándome. Miro a mis gallinas que picotean, felices, arañando el suelo. Tienen sus rincones favoritos donde depositan huevos de color blanco y marfil y rosado y yo tengo que jugar a encontrarlos.

   Me acuerdo, en concreto, cuando me dijiste, después de pedirte la reducción de jornada, eso de ¿por qué no te marchas? ¿por qué no te vas a tu casa a hornear tartas?, en que al final tenías razón. En que no cambiaba este rincón del mundo por la oficina de grandes ventanales soleados. Por eso te escribo, para darte las gracias. Por haberme hecho esa pregunta. Por haberme convertido en una mujer valiente. Porque para dejarlo todo y ponerse a hacer tartas hay que, primero, tener huevos.

Glòria de Castro, 7 de abril de 2022

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