domingo, 26 de junio de 2022

Las palabras justas, de Milena Busquets


Milena Busquets (Barcelona, 1972)
LAS PALABRAS JUSTAS
Anagrama, 2022 - 136 págs. - inicio

Cuando el diario de Milena era un blog
Milena habla con María G. y Carmen S.
Entre supuestas ligerezas, Bruno Pardo Porto
Quiero ser leída como ellos y por ellos, Núria Escur
[sutil]

«11 de marzo
    "Los pájaros ya han empezado a cantar de una manera diferente", me ha escrito Enric, que vive en el campo, esta mañana. Si no fuese porque ya estuvimos casados y porque tenemos un hijo en común, me habría enamorado al instante de él. Cualquier hombre que escuche a los pájaros es digno de amor eterno. (pág. 15)

16 de septiembre
    Eliminar cualquier frase que no sea verdad. No sobreescribir, no sobreexplicar, no enrollarse inúltilmente. Pasar las horas que haga falta delante del ordenador para intentar decir algo y que no sea mentira. Un escritor tiene la obligación moral de acertar más a menudo que un meteorólogo. (pág. 77)

19 de octubre
    A ratos me asalta un amor loco, desmedido y un poco desesperado por mis hijos (como todos los amores verdaderos que en el fondo de los fondos esconden siempre un aullido pavoroso y justificado). Un amor total y absoluto que comprende todo el universo, todos los fenómenos y todos los mares, todo lo que ha hecho y pensado la humanidad, todos los animales, todo lo que ha ocurrido y pueda ocurrir jamás. Mi amor patético llega hasta el último centímetro de la última frontera conocida o por conocer, no hay inmensidad que no cubra. Haber vivido sin esta locura me resulta inconcebible. (pág. 104)

14 de noviembre
    Prefiero mil veces que me pidan dinero prestado a que me pidan que me lea un manuscrito. (pág. 115)

22 de noviembre
    Es necesario ser un genio como Paul Éluard para escribir: "La terre est bleu comme une orange." "La tierra es azul como una naranja." Después de eso, ya te puedes echar a dormir para el resto de tus días. Es la frase más rara, sencilla, sugerente, irritante, alegre, perfecta jamás escrita. El cerebro se cortocircuita unos instantes al escucharla, como si le estuviesen obligando a hacer una cabriola extraña. Mejorar el mundo con solo siete palabras. De vez en cuando la repito para ponerme de buen humor, para hacer un poco de gimnasia, para estirar los músculos y para recordar que esta frase tan perfecta pulula por el mundo, como un animalito salvaje y saltarín. (pág. 118)» (diversos fragmentos)

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