“El asesinato de Benazir Bhutto (1953-2007) es un ataque a la libertad y a la lucha de las mujeres por respirar aire fresco en un mundo de hombres. Impone el terrorismo sobre el diálogo, el fundamentalismo sobre la libertad y confirma que una parte del mundo está en manos de violentos visionarios. Malas noticias para empezar 2008.”
Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, hoy en El País.
Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, hoy en El País.
8 comentarios:
Como dice Arcadi en su web "era una mujer laica en tierra de fieles". Y, como decía ayer en la radio un pakistaní de Barcelona "iba a suceder antes o después".
Lo tenía realmente mal.
Esto de Benazir Bhutto es un disparate, una infamia, compa Elena. Yo ignoro si esta mujer tenía las manos más o menos limpias, hasta dónde esas acusaciones de corrupción contra ella y su familia tenían fundamento, o eran un invento del régimen paquistaní para desacreditarla políticamente (y quitarla de en medio como agente político activo): en esas realidades tan lejanas, y tan complejas, todo nos llega tan confuso, tan intoxicado, también, que es difícil formarse una opinión con cierto fundamento, siempre tengo la impresión de que todos nos quieren engañar en función de intereses bastardos. Pero ante una burrada de este calibre uno no puede sentir más que pena y asco...
Manuel, yo no hablaba de política estricto sensu (o sí, vete a saber). Como tú dices, no conocemos los avatares de la vida de BB que, como la de todos, tendrá tantas luces como sombras. En cualquier caso, la información que nos llega tampoco es inocente y, por lo tanto, acabas no creyendo nada. Pero lo que yo quería era resaltar el destino trágico de algunas mujeres que se han atrevido a estar a la altura de los hombres en países donde eso parece que es inaceptable.
Creo que ella decía que era su destino político quien la había elegido a ella, y no al revés.
Pues sí, compa Elena, eso del destino y la elección ya lo había leído en alguno de los numerosísimos artículos que en estos últimos días (por obvias razones) le está dedicando toda la prensa mundial.
Como me consta (por tus reseñas) que eres lectora del mismo periódico del que soy suscriptor (y no lo vamos a mencionar, ¿o sí...? Pues sí, porque sí, ¿por qué no...? El País...), supongo que habrás leído un reportaje sobre Benazir Bhutto que se publicó ayer firmado por Georgina Higueras, una magnífica periodista y buena conocedora (por su cercanía a él) del personaje. Excelente, de lo mejor que he podido leer en todos estos días, y supongo que bastante revelador, en cuanto a eso que tú bien señalas de las luces y sombras.
Tampoco tengo duda alguna de que Benazir Bhutto era una mujer con un tremendo carisma. Esa belleza de imán, que transmitía tanto sin decir nada, supongo que no era pequeña herramienta para manejarse en sus cuitas políticas.
Un fuerte abrazo.
P.S. por cierto, ¿qué opinas de que la suceda, políticamente, su hijo? Y aquí algunos clamando por la República...
La verdad es que lo de la sucesión de su hijo como lider del partido PPP, como hizo ella con su padre, aunque sea algo tribal no me parece el peor problema de Pakistán. Por lo menos ha aprendido a leer y escribir en Oxford.
(Por cierto, yo también estoy suscrita al País, pero la verdad es que me gustaba más antes :(
De acuerdo, Elena, en que, en el contexto paquistaní, el de la tribalidad sucesoria es un problema, o cuestión, menor. Pero no por eso creo que deje de ser significativa desde un punto de vista político; al fin y al cabo, supongo que un planteamiento de ese tipo sería totalmente inasumible en nuestro contexto europeo occidental, y creo que con todo fundamento.
En cuanto a lo de las calidades de El País, he de reconocer que ha perdido mucho, especialmente en lo relativo a redacción (ha empeorado horrores), pero, aún así, sigue siendo, con años luz de diferencia sobre todos los demás, el mejor periódico español. Creo...
Un abrazo.
Pues yo creo que El País me gustaba más cuando era en blanco y negro. Los colorines parece que dan un aire poco serio, y el contenido también se ha ido haciendo cada vez más comercial y/o partidista (o se ve más el plumero, como a todos). Aun así, y a pesar de que prefiero los suplementos literarios de ABC (me encanta la columna de Andrés Ibáñez) o de El Mundo, El País sigue siendo mi diario, pero cada vez es más por eliminación que por elección. Una lástima.
A mí el tema del color, compa Elena, me parece algo accesorio, supongo que era una opción poco evitable, dada la tendencia generalizada -hay tendencias que parecen imposibles de soslayar: fíjate, si me hubieran dicho a mí hace un par de años que El País acabaría regalando cuberterías, por muy de Mariscal que sean, me hubiera dado un pasmo...-; pero, en fin, cuestión de gusto. En cuanto a comercialidad y/o partidismo, yo siempre lo he visto posicionado con bastante claridad (tema distinto es que lo disimulara con más finura -y eficacia-). Eso sí, coincidimos en el fundamento final de la elección: cuestión de eliminación (es, claramente, y siendo bastante menos bueno que antaño, el menos malo...).
Un abrazo.
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