«No desaparece del todo el nombre de Miguel Desvern, aunque yo jamás lo conociera y sólo lo viera a distancia, todas las mañanas con complacencia, mientras desayunaba con su mujer. Como tampoco se van del todo los nombres ficticios del Coronel Chabert y de Madame Ferraud, del Conde de la Fère y de Milady De Winter o en su juventud Anne de Breuil, a la que se ató las manos a la espalda y se colgó de un árbol, para que misteriosamente no muriera y volviera, bella como los amores o los enamoramientos. Sí, se equivocan los muertos al regresar, y aun así casi todos lo hacen, no cejan, y pugnan por convertirse en el lastre de los vivos hasta que éstos se los sacuden para avanzar. Nunca eliminamos todos los vestigios, no obstante, nunca logramos que la materia pasada enmudezca de veras y para siempre, y a veces oímos una casi imperceptible respiración, como la de un soldado agonizante que hubiera sido arrojado desnudo a una fosa con sus compañeros muertos, o quizá como los gemidos imaginarios de éstos, como los suspiros ahogados que algunas noches aquél aún creía escuchar, acaso por su demorado roce y por su condición tan próxima, porque estuvo a punto de ser uno de ellos o tal vez lo fue, y entonces sus posteriores andanzas, su deambular por París, su reenamoramiento y sus penalidades y sus ansias de restitución, fueron sólo las de un fragmento de lápida en la sala de un museo, las de unas ruinas de tímpanos con inscripciones ya ilegibles, quebradas, las de una sombra de huella, un eco de eco, una mínima curva, una ceniza, las de una materia pasada y muda que se negó a pasar y a enmudecer. Algo así pude ser yo de Deverne, pero ni siquiera eso he sabido ser. O quizá es que no he querido que ni su lamento más tenue se filtrara al mundo, a través de mí.»
Los enamoramientos (p. 362-363). Javier Marías. Alfaguara 2011. |
· Los pliegues de un crimen. JM Pozuelo Yvancos, ABC cultural, 9/4/2011
· Un homicidio piadoso. JA Masoliver Ródenas, Culturas (La Vanguardia), 6/4/2001
· La ausencia y el azar. Guillermo Altares, Babelia (El País), 2/4/2011
· Los enamoramientos, Àngel Basanta, El Cultural (El Mundo), 8/4/2011
· Los enamoramientos, de J. Marías , A. Olmos, blog Lector mal-herido, 15/4/2011
· Javier Marías en Página 2, Ó. López, La 2 de TVE, 27/4/2011
9 comentarios:
«... un relato que trata de llevar al lector a un territorio que éste puede considerar, de antemano, manido y agotado, para demostrale, con otro gran ejercicio de estilo, que hay temas que no se agotan nunca, que siempre hay nuevas facetas que desvelar, que nuestro conocimiento de las cosas es siempre parcial y limitado, es más, que nuestro conocimiento de las cosas humanas jamás puede anclarse en un mundo de certezas inamovibles. Por eso es necesario seguir horadando como topos en esos misterios, saltando por encima de los tópicos y los prejuicios, e intentando nuevas y valientes aproximaciones.
[...]
El lector está, pues, invitado más a compartir incertidumbres que a encontrar remedios. Y es que esto es una novela, y no un manual de autoayuda. Y la literatura, como recuerda Javier Marías. citando a Faulkner, “no sirve para iluminar nada, sólo sirve para ver un poco mejor cuánta oscuridad hay alrededor”.»
De Santuario.
Blog de literatura por J. Albacete y A. Garzón
Estupendo blog Elena. Me ha gustado mucho.
Te leere con regularidad :)
Gracias, Ale. En realidad creo que esto no es más que una memoria de lecturas, viajes y algunas otras alegrías (pelis, series, sonidos...). O eso es lo que me gustaría que fuera, aunque a veces se me cuelen algunos retazos de esa -más bien horrible- realidad que nos rodea.
Me costó medio libro superar algunas invisibles barreras (*) que me impedían entrar en él, pero una vez dentro fui bastante feliz en Los enamoramientos.
(*) el lenguaje, las reiteraciones, la sensación de no avanzar, que todos los personajes hablen y piensen como el autor, y cierta rabia, quizás, por no encontrar lo que inutilmente buscaba o esperaba, o quizás lo buscaba o esperaba sin saber, o sin pensar en ese momento, que no hay que buscar o esperar nada de un libro, que lo que tenga que ser será sin que uno lo espere ni lo tenga que saber de antemano... [me contagié]
"(...) El estilo, finalmente, nos procura otra objeción, también escolar y como de libro blanco de la literatura. A saber: todos los personajes hablan igual. Y cuando decimos igual no decimos ni siquiera normalito, que es como habla la gente, sino con la misma pomposidad y retorcimiento y afán agotador de una idea que caracteriza la obra toda de Marías.
(...) una cosa es el estilo y otra el discurso, y el discurso en Marías, en este libro, es sólo uno, que recae ahora en un personaje y ahora en otro, como relevistas de una voz que no es la suya, por lo que no es exactamente que todos los personajes hablen igual sino que hablan todos igual para decir lo mismo y ver el mundo de la misma manera."
De Los enamoramientos, de Javier Marías
Juan Malherido, 15/4/2011
"Incluso de publicarla una vez terminada. Con Los enamoramientos he tenido una sensación de más inseguridad. Siempre tengo muchas inseguridades. Una de las cosas que si acaso me irritan de llevar 40 años cultivando esta actividad, no ejerciendo esta profesión porque nunca lo he visto como profesión, es que no he ganado nada en seguridad, debería tener una cierta confianza en mis recursos. Y no, nunca la tengo. Cuando termino un libro no hay un proyecto esperándome. Tengo que esperar a que se me condense algo, a que una historia me atraiga lo bastante como para ponerme a ella, mis historias además solamente cristalizan durante la propia escritura, nunca las tengo cabalmente en la cabeza antes de empezar, improviso mucho. Las historias crecen y se cuentan a la vez que las cuento."
De La ausencia y el azar, Babelia, 2/4/2011
Para Mercedes López-Ballesteros,
por visitarme y contarme
Y para Carmen López Mercader,
por seguir riendo a mi oído
y escuchándome
Estoy oyendo y leyendo muy buenos comentarios de la última obra de Marías y la verdad, no sé si atreverme de nuevo. Le abandoné en 'Corazón tan frío', y tanto, frío, y pausado... Pero siempre es bueno cambiar de opinión o, al menos, intentarlo. Saludos!!!!
Sobre gustos, dear Carnet, ya se sabe.
Yo salté directamente de Negra espalda del tiempo a Los enamoramientos pasando por Aquella mitad de mi tiempo. Y para mí es un balance estupendo.
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