sábado, 31 de diciembre de 2011
viernes, 30 de diciembre de 2011
Libros de 2011
- Libertad, Jonathan Franzen
- Poemas y Antipoemas, de Nicanor Parra
- Lugares que no quiero compartir con nadie, de Elvira Lindo
- Steve Jobs, de Walter Isaacson
- X, de Percival Everett
- Cerca del corazón salvaje, de Clarice Lispector
- Escorxador-5, de Kurt Vonnegut
- Stoner, de John Williams
- La verdadera vida de Sebastian Knight, de Vladimir Nabokov
- Roland Barthes, por Roland Barthes
- El juego del otro, Auster, Vila-Matas, Echenoz, B. Gifford, P. Klee, S. Calle
- Gente independiente, de Halldór Laxness
- La larga marcha, de Rafael Chirbes
- Los disparos del cazador, de Rafael Chirbes
- El hombre del salto, de Don DeLillo
- A la caza de la mujer, de James Ellroy
- Pálida luz en las colinas, de Kazuo Ishiguro
- El maestro de Petersburgo, de J.M. Coetzee
- Un momento de descanso, de Antonio Orejudo
- Las confesiones de un pequeño filósofo, de Azorín
- El món sobre rodes, de Albert Casals
- Trilogía de la Fundación, de Isaac Asimov
- No hay silencio que no termine, de Ingrid Betancourt
- El Canvi. Des de l'Eixample, de Miquel Bauçà
- La mort de Miquel Bauçà, de Abel Cutillas
- El final del amor (Joanna), de Marcos Giralt Torrente
- Habladles de batallas, de reyes y elefantes, de Mathias Enard
- El refugio de la memoria, de Tony Judt
- Los enamoramientos, de Javier Marías
- Pagodes i gratacels, de J. N. Santaeulàlia
- Viaje a Japón, de Rudyard Kypling
- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami
- Confesiones de una máscara, de Yukio Mishima
- Estupor y temblores, de Amélie Nothomb
- El gesto del hidalgo, de Kenzaburo Oé
- Botchan, de Natsume Sōseki
- La clau, de Junichiro Tanizaki
- Arquitectura milagrosa, de Llàtzer Moix
- Adéu a la universitat. L'eclipsi de les humanitats, de Jordi Llovet
- Tokio Blues, de Haruki Murakami
- Némesis, de Philip Roth
- Trenes hacia Tokio, de Alberto Olmos
- Mis rincones oscuros, de James Ellroy
- El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince
- Los sinsabores del verdadero policía, de Roberto Bolaño
- 1Q84, de Haruki Murakami
- Crónicas del desamor, de Elena Ferrante
- El libro de mi madre, de Albert Cohen
jueves, 29 de diciembre de 2011
miércoles, 28 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
Algunos lugares que volveré a compartir
Elvira Lindo (Cádiz 1962)
LUGARES QUE NO QUIERO COMPARTIR CON NADIE
Seix Barral, 2011 - 240 págs.
Colección: Biblioteca Breve
[muy interesante y práctico para viajar a NY]
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martes, 13 de diciembre de 2011
viernes, 2 de diciembre de 2011
Parra: escribir para vivir
De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa
Hijo mayor de un profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca del ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!
Epitafio (de Poemas y Antipoemas, 1954)
Nicanor Parra (Chile, 1914)
Con una voz ni delgada ni gruesa
Hijo mayor de un profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca del ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!
Epitafio (de Poemas y Antipoemas, 1954)
Nicanor Parra (Chile, 1914)
martes, 29 de noviembre de 2011
Libertad, de Jonathan Franzen
Jonathan Franzen (Illinois, 1959)
LIBERTAD
[Freedom, 2010]
Trad. Isabel Ferrer
Salamandra, 2011 - 667 págs. - inicio
— La opinión de Juan Gabriel Vásquez
— Y la de Rafael Narbona
[Peñazo]
«Patty y Walter Berglund son miembros de una nueva y floreciente clase urbana, pioneros en la recuperación de un barrio degradado. Además de madre modélica y esposa perfecta, Patty es la vecina ideal, la que sabe dónde se reciclan las pilas y cómo escoger un colegio adecuado para los niños. Junto con su marido Walter, abogado ecologista y ferviente defensor de la bicicleta, aportan su grano de arena a la construcción de un mundo mejor. Sin embargo, la llegada del nuevo milenio pone la vida de los Berglund patas arriba. Su hijo quinceañero se instala en casa de los vecinos republicanos, Walter acepta trabajar para una compañía minera, y Richard Katz, antiguo compañero de Walter, rockero extravagante y mujeriego empedernido, cobra un protagonismo insospechado en la pareja. Pero aún más desconcertante es la evolución de Patty, que de ser la figura más activa del barrio se ha transformado en una mujer ensimismada en la búsqueda de su propia felicidad. Con una efectiva combinación de humor y tragedia, Franzen desgrana las tentaciones y las obligaciones que conlleva la libertad: los placeres de la pasión adolescente, los compromisos despreciados en la madurez, las consecuencias del anhelo desenfrenado de poder y riqueza que arrasa el país. Así, en los aciertos y errores de un grupo de personas que tratan de adaptarse a un mundo confuso y cambiante, Franzen ha pintado un cautivador retablo de nuestra época.» (CONTRAPORTADA)
domingo, 27 de noviembre de 2011
Rendida a Boss
"¿La corrupción en Chicago? Eso no es noticia, es historia."
La (nueva) serie Boss se centra en la figura del alcalde de Chicago Tom Kane a partir del momento en que se le diagnostica una enfermedad neurológica degenerativa (DCL: demencia con cuerpos de Lewy). A pesar de ello, Kane decide ocultar su enfermedad, permanecer en el cargo y seguir siendo un cabronazo integral.
Boss es una serie política de la productora STARZ con sabor a clásico. Ha sido creada por el persa Farhad Safinia y está magistralmente protagonizada por Kelsey Grammer. Recién estrenada en Estados Unidos (octubre de 2011), sus primeros 6 capítulos presagian lo mejor.
Boss es una serie política de la productora STARZ con sabor a clásico. Ha sido creada por el persa Farhad Safinia y está magistralmente protagonizada por Kelsey Grammer. Recién estrenada en Estados Unidos (octubre de 2011), sus primeros 6 capítulos presagian lo mejor.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Universos Fringe
« ··· Fringe acabó siendo bestial, una trama adictiva y vertiginosa como J.J. Abrams nos tiene acostumbrados desde Lost. Hay razones para dejarla a la mitad, es cierto. Razón uno: se parece mucho a los Expedientes X. Razón dos: sus historias son auto conclusivas y ahora está de moda la trama coral que no acaba nunca. Etcétera ··· Está bien, son motivos decentes para no ver Fringe, pero es necesario trazar una línea a la mitad. Desde la segunda parte la cosa se pone intensa y no tiene nada que envidiar a las series consagradas. De hecho, a muchas las deja del tamaño de una nuez ··· Para los que estén al margen, un breve racconto: en Fringe hay tres protagonistas: un viejo científico que ha permanecido casi veinte años en un psiquiátrico (Walter Bishop); su hijo Peter, un hábil estafador clandestino; y la agente del FBI Olivia Dunham (la hermosa Anna Torv) ··· La temática de la serie enfoca lo que conocemos como pseudociencia: telequinesis, telepatía y otros fenómenos no explicados. La frontera en donde la ciencia se da la mano con lo paranormal ··· Ver Fringe es prioritario ··· »
"¡La única cosa mejor que una vaca es un ser humano! A menos que usted quiera un poco de leche. En ese caso no hay nada mejor que una vaca." Walter Wishop dixit.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Steve Jobs: «ah, sí, y una cosa más»
:: absurdamente genial :: alguien lleno de cristales rotos :: con las esquinas redondeadas, por supuesto :: deslizar para desbloquear :: desplazamiento con inercia :: dieta vegana o frutariana :: el atractivo emocional de apple :: él dijo que sí se podía y se pudo :: el viaje es la recompensa :: en la intersección entre las humanidades y la tecnología :: experiencia tecnozen :: keep hungry... keep foolish :: la máxima sofisticación es la sencillez :: las normas rectoras del universo no se aplicaban a él :: lo que ves es lo que hay :: para steve, menos es siempre más :: ¿pero dónde están los tornillos? :: sin paciencia por lo que no fuera la excelencia :: su famoso campo de distorsión de la realidad :: «steve entiende lo que es el deseo» :: think different :: visión binaria del mundo: genios o capullos :: / :: frecuencímetro :: cajas azules :: apple II :: macintosh :: next :: pixar :: tiendas apple :: iPod :: iTunes :: iPhone :: app store :: iPad :: iCloud ::
Steve Jobs según Walter Isaacson. Traducción de David González-Iglesias. Debate 2011.
:: más :: Steven P. Jobs: His Life, His Companies, His Products, The New York Times :: A celebration of Steve's Life, Apple Campus, 19/10/2011 :: El corazón de la manzana, El Mundo :: Se marcha el mago, Lola Galán :: Los múltiples rostros de Steve Jobs, Lola Galán :: “Just One More Thing…” Timeline by Leigh McMullen :: the circular Apple Campus 2, Apple Insider :: The Genius of Jobs by Walter Isaacson :: Su vida en 25 vídeos, Pixel y Dixel ::jueves, 10 de noviembre de 2011
X de Percival Everett (un gustazo total)
«Era la temporada del editor ausente o vago. Demasiadas de aquellas novelas eran innecesariamente gordas. Seis tenían más de novecientas páginas y doce pasaban de las setecientas, aunque con un mínimo de atención editorial cualquiera de ellas podría haberse quedado en una buena novela de cuatrocientas páginas. Había una novela increíblemente densa de un escritor de novelas densas muy huraño. Había una novela hábilmente construida y bastante delgadita de un escritor cuya reputación era sorprendentemente buena. Había un volumen de cuentos de un escritor muerto. Había una estantería entera de primeras novelas sobre abusos paternos y alcoholismos maternos (y viceversa); un libro de un escritor con ventas bastante aceptables que ofrecía una nueva visión (en realidad, terriblemente pasada) de la novela académica; veintiocho novelas que abordaban el tema de la vida doméstica y la infancia en la América profunda; cuarenta novelas de iniciación; treinta y cinco novelas sobre vidas rehechas tras un fracaso matrimonial; treinta novelas negras; Cuarenta novelas de lo que podría considerarse aventuras, y seis novelas de cristianos que lo eran y qué tenía eso de malo, a ver. En la mayoría de los casos, el título me pareció mucho mejor que la trama o el estilo. Aun así, di con treinta novelas que me habría gustado escribir a mí. De esas treinta, había diez con las que yo habría hecho un trabajo mucho mejor, diez que no habría sido capaz de mejorar y otras diez que simplemente me habían parecido bien construidas, serias, reflexivas.» (cap. 16. Pp. 312-313)
X (Erasure, 2001). Percival Everett (1956). Trad. de Marta Alcaraz. Blackie Books, 2011.
- 'En busca del éxito a través de una novela vergonzosa', A. Manguel, El País, 20/8/2011.
- P. Pron conversa con Everett: 'El estereotipo se convierte en la medida de lo auténtico'.
- 'X' en 'Huesos de Sepia'. Víctor Balcells, 16/5/2011.
- Y vídeo francés de Percival Everett.
- 'En busca del éxito a través de una novela vergonzosa', A. Manguel, El País, 20/8/2011.
- P. Pron conversa con Everett: 'El estereotipo se convierte en la medida de lo auténtico'.
- 'X' en 'Huesos de Sepia'. Víctor Balcells, 16/5/2011.
- Y vídeo francés de Percival Everett.
martes, 1 de noviembre de 2011
lunes, 31 de octubre de 2011
Cerca del corazón salvaje
«- ¿Qué es lo que se consigue cuando se es feliz? -su voz era una saeta clara y fina. La profesora miró a Juana.
- Repite la pregunta...
Silencio. La profesora sonrió mientras ordenaba los libros.
- Haz de nuevo la pregunta, Juana, no te he oído.
- Quería saber qué pasa después de que se es feliz. ¿Qué ocurre después? -repitió la niña con obstinación.
La profesora ponía cara de sorpresa.
- ¡Qué idea! ¡No entiendo qué quieres decir, vaya una idea!
Haz esta misma pregunta con otras palabras a ver...
- Uno es feliz, ¿para qué?» (p. 37)
Cerca del corazón salvaje (1944). Clarice Lispector (1920-1977). Traducción de Basilio Losada. Siruela 2002.
- Repite la pregunta...
Silencio. La profesora sonrió mientras ordenaba los libros.
- Haz de nuevo la pregunta, Juana, no te he oído.
- Quería saber qué pasa después de que se es feliz. ¿Qué ocurre después? -repitió la niña con obstinación.
La profesora ponía cara de sorpresa.
- ¡Qué idea! ¡No entiendo qué quieres decir, vaya una idea!
Haz esta misma pregunta con otras palabras a ver...
- Uno es feliz, ¿para qué?» (p. 37)
Cerca del corazón salvaje (1944). Clarice Lispector (1920-1977). Traducción de Basilio Losada. Siruela 2002.
martes, 25 de octubre de 2011
Billy Pilgrim en Tralfamadore
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Escorxador-5 (Matadero cinco / Slaughterhouse-Five, 1969). Kurt Vonnegut (1922-2007) |
sábado, 22 de octubre de 2011
viernes, 21 de octubre de 2011
El profesor Stoner
«...cuando daba clases, se encontraba de vez en cuando tan abstraído en su asignatura que se olvidaba de su insuficiencia, de sí mismo, e incluso de los alumnos que tenía enfrente. De vez en cuando se sentía tan arrebatado de entusiasmo que tartamudeaba, gesticulaba e ignoraba los apuntes de clase que normalmente guiaban sus discursos. Al principio le molestaban esos arranques, como si se tomara demasiadas confianzas con su asignatura, y se disculpaba con sus alumnos pero cuando empezaron a reclamarle después de las clases, y cuando sus ejercicios empezaron a mostrar indicios de imaginación y la revelación de un amor vacilante, se animaba a hacer aquello a lo que nunca le habían enseñado. El amor a la literatura, al lenguaje, al misterio de la mente y el corazón manifestándose en la nimia, extraña e inesperada combinación de letras y palabras, en la tinta más negra y fría -el amor que había ocultado, como si fuera ilícito y peligroso, empezó a exhibirlo, vacilante en un principio, luego con temeridad y después con orgullo.» (p. 103)
Stoner (1970). John Williams (1922-1994). Baile del Sol (2010).
Traducción de Antonio Díez Fernández.
- Obra mestra ignorada. Enrique Vila-Matas. El País, 18/10/2011.
- Todos a clase, Rodrigo Fresán, ABCD, 9/4/2011.
La iluminación de Stoner
That time of year thou mayst in me behold
When yellow leaves, or none, or few, do hang
Upon those boughs which shake against the cold,
Bare ruined choirs where late the sweet birds sang:
In me thou see'st the twilight of such day
As after sunset fadeth in the west,
Which by and by black night doth take away,
Death's second self that seals up all in rest:
In me thou see'st the glowing of such fire
That on the ashes of his youth doth lie
As the death-bed whereon it must expire,
Consumed with that which it was nourished by:
This thou perceivest, which makes thy love more strong
To love that well which thou must leave ere long.
Ese tiempo del año puedes en mí contemplar
cuando hojas amarillas, o ninguna, o pocas,
cuelgan de esas ramas que tiemblan contra el frío,
desnudos coros arruinados donde recientemente cantaban los dulces pájaros:
en mí ves el crepúsculo del día
que tras el ocaso se va apagando en el poniente,
el cual poco a poco la negra noche se lleva,
segundo yo de la muerte que todo lo sella en el descanso:
en mí ves la lumbre del fuego
que sobre las cenizas de su juventud reposa
como el lecho de muerte sobre el que debe expirar,
consumido por lo que lo nutrió:
esto percibes, lo que te hace el amor más fuerte
para amar bien lo que has de dejar en breve.
Soneto 73. William Shakespeare.
Traducción de Pedro D. Caballero de Rodas. Universidad de La Laguna (España)
When yellow leaves, or none, or few, do hang
Upon those boughs which shake against the cold,
Bare ruined choirs where late the sweet birds sang:
In me thou see'st the twilight of such day
As after sunset fadeth in the west,
Which by and by black night doth take away,
Death's second self that seals up all in rest:
In me thou see'st the glowing of such fire
That on the ashes of his youth doth lie
As the death-bed whereon it must expire,
Consumed with that which it was nourished by:
This thou perceivest, which makes thy love more strong
To love that well which thou must leave ere long.
Ese tiempo del año puedes en mí contemplar
cuando hojas amarillas, o ninguna, o pocas,
cuelgan de esas ramas que tiemblan contra el frío,
desnudos coros arruinados donde recientemente cantaban los dulces pájaros:
en mí ves el crepúsculo del día
que tras el ocaso se va apagando en el poniente,
el cual poco a poco la negra noche se lleva,
segundo yo de la muerte que todo lo sella en el descanso:
en mí ves la lumbre del fuego
que sobre las cenizas de su juventud reposa
como el lecho de muerte sobre el que debe expirar,
consumido por lo que lo nutrió:
esto percibes, lo que te hace el amor más fuerte
para amar bien lo que has de dejar en breve.
Soneto 73. William Shakespeare.
Traducción de Pedro D. Caballero de Rodas. Universidad de La Laguna (España)
jueves, 13 de octubre de 2011
La verdadera vida del Sr. Vladimir
«Después termina la pantomima. El pequeño apuntador calvo cierra su libro y la luz se desvanece poco a poco. El fin, el fin. Todos se marchan a su vida cotidiana (y Clare a su tumba), pero queda el héroe, porque a pesar de mis esfuerzos no consigo abandonar mi papel: la máscara de Sebastian se adhiere a mi cara, el parecido no quiere esfumarse. Soy Sebastian o Sebastian es yo, o quizá ambos somos alguien que ninguno de los dos conoce.»
La verdadera vida de Sebastian Knight (1938)
Vladimir Nabokov (1899-1977)
New Directions, 1941 / Anagrama, 1988
domingo, 9 de octubre de 2011
Los que leen (literatura)
«¿Cómo agradecer a los autores lo que hicieron por nosotros, aunque hayan muerto, aunque jamás nos crucemos con ellos por la calle? En el fondo, sin necesidad de proponérnoslo, les estamos mostrando nuestro reconocimiento y, de paso, la gratitud que nadie nos exige, que surge acaso de una emoción personal, de un incidente privado, de una simple reacción subjetiva, cuando nos adentramos en sus escritos con aplicación. Y no por nada, sino que la literatura presupone la participación de inteligencias curiosas y sensibles sobre las que ella pueda ejercer sus efectos innumerables, de la misma manera que la música logra su consumación, no en el aire que atraviesa, sino en los oídos que la escuchan. Ni siquiera quien está persuadido de escribir sólo para sí está exento de esta ley de la comunicación. Quien escribe para sí se dirige por fuerza a la sombra del lector que va a su lado. Serán uno y otro la misma persona, pero en modo alguno la misma perspectiva.»
Fernando Aramburu, de La literatura y los que la leen, Babelia, 8/10/2011
jueves, 6 de octubre de 2011
El mundo sin las personas que lo mejoran
«Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solo aquello que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón.»
Steve Jobs, creador de Apple, 2005 (texto completo de Stanford)
martes, 20 de septiembre de 2011
La luz de Antonio (López)
Antonio López: Terraza de Lucio (1962-1990), óleo sobre 5 tablas.
Exposición actual de Antonio López en el Thyssen de Madrid.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Roland Barthes por Roland Barthes
DE LA ESCRITURA A LA OBRA
Trampa que tiende la infatuación: hacer creer que acepta considerar lo que escribe como una "obra", pasar de una contingencia de escritos a la transcendencia de un producto unitario, sagrado. La palabra "obra" es ya un imaginario.
La contradicción es, en verdad, entre la escritura y la obra (el Texto, a su vez, es una palabra magnánima: no toma en cuenta esta diferencia). Gozo sin solución de continuidad, sin fin, sin término, de la escritura como de una producción perpetua, una dispersión incondicional, una energía de seducción a la que ninguna defensa legal del sujeto que echo sobre la página puede ya detener. Pero en nuestra sociedad mercantil 'hay que llegar a la postre a una "obra": hay que construir, es decir, terminar una mercancía. Así, mientras escribo, la escritura se ve en todo momento aplanada, banalizada, culpabilizada por la obra a la cual se ve obligada a contribuir. ¿Cómo escribir en medio de todas las trampas que me tiende la imagen colectiva de la obra? –Pues bien, ciegamente–. Perdido, enloquecido y presionado, durante el trabajo sólo puedo repetirme a mí mismo a cada momento la palabra con que termina el A puerta cerrada de Sartre: continuemos.
La escritura es ese juego en el cual me doy la vuelta más o menos bien dentro de un espacio demasiado estrecho: estoy arrinconado, me debato entre la histeria necesaria para escribir y el imaginario, que vigila, amanera, purifica, trivializa, codifica, corrige, impone la mira (y la visión) de una comunicación social. Por un lado quiero que me deseen y por el otro que no me deseen: histérico y obsesivo al mismo tiempo.
Y sin embargo: mientras más me dirijo hacia la obra, más desciendo hacia la escritura; me acerco a su fondo inaguantable; aparece un desierto y se produce, fatal, desgarradora, una suerte de pérdida de simpatía: ya no siento simpatía (hacia los demás, hacia mí mismo). Es en este punto de contacto entre la escritura y la obra donde se me aparece la dura verdad: ya no soy un niño. O bien ¿será la ascesis del goce lo que así descubro? (pp. 183-184)
Trampa que tiende la infatuación: hacer creer que acepta considerar lo que escribe como una "obra", pasar de una contingencia de escritos a la transcendencia de un producto unitario, sagrado. La palabra "obra" es ya un imaginario.
La contradicción es, en verdad, entre la escritura y la obra (el Texto, a su vez, es una palabra magnánima: no toma en cuenta esta diferencia). Gozo sin solución de continuidad, sin fin, sin término, de la escritura como de una producción perpetua, una dispersión incondicional, una energía de seducción a la que ninguna defensa legal del sujeto que echo sobre la página puede ya detener. Pero en nuestra sociedad mercantil 'hay que llegar a la postre a una "obra": hay que construir, es decir, terminar una mercancía. Así, mientras escribo, la escritura se ve en todo momento aplanada, banalizada, culpabilizada por la obra a la cual se ve obligada a contribuir. ¿Cómo escribir en medio de todas las trampas que me tiende la imagen colectiva de la obra? –Pues bien, ciegamente–. Perdido, enloquecido y presionado, durante el trabajo sólo puedo repetirme a mí mismo a cada momento la palabra con que termina el A puerta cerrada de Sartre: continuemos.
La escritura es ese juego en el cual me doy la vuelta más o menos bien dentro de un espacio demasiado estrecho: estoy arrinconado, me debato entre la histeria necesaria para escribir y el imaginario, que vigila, amanera, purifica, trivializa, codifica, corrige, impone la mira (y la visión) de una comunicación social. Por un lado quiero que me deseen y por el otro que no me deseen: histérico y obsesivo al mismo tiempo.
Y sin embargo: mientras más me dirijo hacia la obra, más desciendo hacia la escritura; me acerco a su fondo inaguantable; aparece un desierto y se produce, fatal, desgarradora, una suerte de pérdida de simpatía: ya no siento simpatía (hacia los demás, hacia mí mismo). Es en este punto de contacto entre la escritura y la obra donde se me aparece la dura verdad: ya no soy un niño. O bien ¿será la ascesis del goce lo que así descubro? (pp. 183-184)
Roland Barthes por Roland Barthes. Trad. Julieta Sucre. Ed. Paidós Ibérica, 2004
jueves, 8 de septiembre de 2011
Català-Roca, el instante decisivo
[Cartagena, 1968, foto de Francesc Català-Roca (ahora en la Pedrera)]
«El fotógrafo siempre duda: qué ángulo hay que tomar, qué diafragma y qué velocidad hay que elegir, qué película hay que preferir... No debe dudar nunca a la hora de disparar.»
«El fotógrafo siempre duda: qué ángulo hay que tomar, qué diafragma y qué velocidad hay que elegir, qué película hay que preferir... No debe dudar nunca a la hora de disparar.»
miércoles, 7 de septiembre de 2011
El juego del otro
Adoptar un lugar
(Instrucciones de P. Auster a S. Calle)
(Instrucciones de P. Auster a S. Calle)
«En Nueva York, no solamente se descuida a las personas. También se descuidan las cosas. No pienso sólo en las cosas importantes como los puentes o las vías del metro, sino también en las pequeñas cosas en las que apenas reparamos y que tenemos delante de las narices: trozos de acera o de muro, bancos públicos. Fíjate bien en los objetos que te rodean y verás que casi todos están en ruinas.
Elige un lugar en la ciudad y piensa en él como si te perteneciese. No importa ni dónde esté ni qué lugar sea. La esquina de una calle, una boca de metro, un árbol del parque. Asume este sitio como si tú fueras la responsable. Límpialo. Adórnalo. Piensa en él como si fuera una extensión de tu ser. Ten hacia él el amor propio que tendrías por tu propia casa.
Acude todos los días a la misma hora. Quédate una hora a observar lo que sucede, a anotar a todos los que pasan, si se paran o hacen cualquier cosa. Toma notas, haz fotografías. Graba estas observaciones cotidianas, y mira si puedes aprender algo de estas personas, del lugar o de ti misma. Sonríe a los que se acerquen. Háblales siempre que te sea posible. Si no sabes qué decirles, empieza hablando del tiempo.»
5 de marzo de 1994
El juego del otro: Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Jean Echenoz, Barry Gifford, Paul Klee, Sophie Calle. Errata Naturae, 2010. Contiene cien fotografías realizadas por Sophie Calle.
lunes, 5 de septiembre de 2011
The Killing (me softly)
[Joel Kinnaman como Stephen Holder y Mireille Enos como Sarah Linden en
The Killing (o Forbrydelsen en danés), una estupenda serie policiaca de Veena Sud]
jueves, 25 de agosto de 2011
Gente independiente (y bestial)
«Rosa, con los ojos enrojecidos y los codos embarrados, estaba sentada en el colchón de hierbas de la cama, mirándose fijamente las grandes manos indecisas que tenía sobre el regazo.
-Bien, ¿no te agrada? -preguntó Bjartur de la Casa Estival.
-No creerás que esperara nada mejor, ¿verdad?
-Bueno, pero hay algo de bueno en esto: nadie que viva aquí tendrá que esclavizarse todo el día con trabajos caseros -dijo-, y yo siempre pensé que tenías suficiente buen sentido como para apreciar tu independencia. La independencia es la más importante de todas las cosas de la vida. Por mi parte afirmo que un hombre vive en vano hasta que es independiente. Las personas que no son independientes no son personas. Un hombre que no es su propio amo está en tan mala situación como un hombre sin un perro.
-¿Un perro? -preguntó ella con indiferencia, y se sorbió los mocos.
Él miró por la ventana durante un momento, sin explicar el hilo de sus pensamientos, mirando en silencio hacia la montaña.
-Esta tierra no traicionará a sus rebaños -dijo al cabo.
Su esposa se limpió con el dorso de la mano una gota que tenía en la punta de la nariz.
-Donde vive la oveja, allí vive el hombre -continuó el novio-. Es como solía decir mi padre: en cierto modo, las ovejas y los hombres son uno.»
Halldór Laxness (Sjálfstætt fólk, 1934-1935)
Gente independiente (pp. 53-54), Ediciones Turner, 2004
Traducción de Floreal Mazía. Revisión de Enrique Bernárdez
-Bien, ¿no te agrada? -preguntó Bjartur de la Casa Estival.
-No creerás que esperara nada mejor, ¿verdad?
-Bueno, pero hay algo de bueno en esto: nadie que viva aquí tendrá que esclavizarse todo el día con trabajos caseros -dijo-, y yo siempre pensé que tenías suficiente buen sentido como para apreciar tu independencia. La independencia es la más importante de todas las cosas de la vida. Por mi parte afirmo que un hombre vive en vano hasta que es independiente. Las personas que no son independientes no son personas. Un hombre que no es su propio amo está en tan mala situación como un hombre sin un perro.
-¿Un perro? -preguntó ella con indiferencia, y se sorbió los mocos.
Él miró por la ventana durante un momento, sin explicar el hilo de sus pensamientos, mirando en silencio hacia la montaña.
-Esta tierra no traicionará a sus rebaños -dijo al cabo.
Su esposa se limpió con el dorso de la mano una gota que tenía en la punta de la nariz.
-Donde vive la oveja, allí vive el hombre -continuó el novio-. Es como solía decir mi padre: en cierto modo, las ovejas y los hombres son uno.»
Halldór Laxness (Sjálfstætt fólk, 1934-1935)
Gente independiente (pp. 53-54), Ediciones Turner, 2004
Traducción de Floreal Mazía. Revisión de Enrique Bernárdez
miércoles, 17 de agosto de 2011
The Good Wife
[Eli Gold : Peter Florrick : Alicia Florrick : Diane Lockhart : Will Gardner : Cary : Kalinda Sharma]
jueves, 4 de agosto de 2011
La literatura de Rafael Chirbes
«Así que don Vicente Tabarca, en su día jovencísimo cirujano en el Hospital Clínico de Madrid, y hoy generalista, espera y lee. Aún quedan unos cuantos libros de su gusto en la casa: los Episodios nacionales, La Regenta, La lucha por la vida, Tirano Banderas. Quevedo, Cervantes, San Juan de la Cruz, y también Balzac, Tolstói, Maupassant y Dostoievski. Los libros de Alberti, Lorca, Miguel Hernández, Blasco Ibáñez, Azaña, Trigo, Hoyos y Vinent, Sender y tantos otros, los quemó su mujer días antes de que entraran los nacionales en Madrid.» (pp. 45-46)
«Llegábamos de fuera dispuestos a conquistar una ciudad en la que resultaba fácil conseguir lo imposible. Bastaba un contacto, una puerta (a veces, sólo una ventana) por la que entrar en ese mundo de negocios veloces en el que todo se vendía y se compraba con avidez: el güisqui, el champán, la penicilina, el cemento, la morfina, el caviar, la seda con diseño de París. A nosotros nos bastaron un par de direcciones de proveedores con quienes nos puso en contacto Manolo, el hermano de Eva, antes de salir de Misent, y nuestras enormes ganas de trabajar y de vivir.» (p. 28)
martes, 2 de agosto de 2011
El maestro DeLillo
«- En los sitios en que esto ocurre, a los supervivientes, a las personas que están alrededor y resultan heridas, a veces, meses más tarde, les salen bultos, digamos, a falta de un término más adecuado; y resulta que estos bultos los producen pequeños fragmentos, verdaderamente diminutos, del cuerpo del suicida. El suicida explota en pedacitos, literalmente pedacitos, trocitos, y hay fragmentos de carne y de hueso que salen volando a tal velocidad y con tanta fuerza, que se quedan incrustados, anidados en el cuerpo de cualquiera que se halle dentro del radio de la explosión. ¿Puede usted creerlo? Una estudiante, sentada en la terraza de un café. Sobrevive al atentado. Luego, meses más tarde, le encuentran algo así como bolitas de carne, carne humana clavada en la piel. Lo llaman metralla orgánica.»
Don DeLillo (Falling Man, 2007) [+]
El hombre del salto (p. 22). Seix Barral, 2007
Traducción de Ramón Buenaventura
Don DeLillo (Falling Man, 2007) [+]
El hombre del salto (p. 22). Seix Barral, 2007
Traducción de Ramón Buenaventura
lunes, 1 de agosto de 2011
Ellroy íntimo
«Escritor de novelas de quiosco.
Mi primer libro se llamó Réquiem por Brown y apareció en septiembre del 81. Vendió pocos ejemplares. No llevaba foto del autor ni de ninguna mujer con violonchelo. La portada era mala con avaricia, joder: un hombre con una pistola y un campo de golf.
Encontré una vivienda en un sótano en el condado de Westchester. Conseguí curro de caddy en el Club de Campo de Wykagyl. Estaba a una estación de distancia de la Gran Manzana. Gasté la pasta del libro en ropa estilo Hancock Park confeccionada para el frío. Me la ponía para ir a Manhattan. Sabía que Ella estaría allí.
Mi agente literario dejaba el negocio y me recomendó a otros. Mi tercer manuscrito estaba a punto de caramelo. Era la historia de un pasma adicto al sexo que se enfrenta a un asesino adicto al sexo. Dos agentes literarios me instaron a reescribirla casi por completo. Una agente literaria se entusiasmó con la novela y se prendó de mí. Nueva York, los vitales años ochenta, una provocativa mujer de pedigrí. Tenía unos duros ojos castaños. Se limpió las gafas con el faldón de la blusa y su corazón asomaba difuminado (...)»
James Ellroy (The Hilliker Curse, 2010) [+]
A la caza de la mujer (p. 83). Literatura Mondadori, 2011
Traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté
Mi primer libro se llamó Réquiem por Brown y apareció en septiembre del 81. Vendió pocos ejemplares. No llevaba foto del autor ni de ninguna mujer con violonchelo. La portada era mala con avaricia, joder: un hombre con una pistola y un campo de golf.
Encontré una vivienda en un sótano en el condado de Westchester. Conseguí curro de caddy en el Club de Campo de Wykagyl. Estaba a una estación de distancia de la Gran Manzana. Gasté la pasta del libro en ropa estilo Hancock Park confeccionada para el frío. Me la ponía para ir a Manhattan. Sabía que Ella estaría allí.
Mi agente literario dejaba el negocio y me recomendó a otros. Mi tercer manuscrito estaba a punto de caramelo. Era la historia de un pasma adicto al sexo que se enfrenta a un asesino adicto al sexo. Dos agentes literarios me instaron a reescribirla casi por completo. Una agente literaria se entusiasmó con la novela y se prendó de mí. Nueva York, los vitales años ochenta, una provocativa mujer de pedigrí. Tenía unos duros ojos castaños. Se limpió las gafas con el faldón de la blusa y su corazón asomaba difuminado (...)»
James Ellroy (The Hilliker Curse, 2010) [+]
A la caza de la mujer (p. 83). Literatura Mondadori, 2011
Traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté
domingo, 31 de julio de 2011
El maestro Ishiguro
«Pero, Jiro, las cosas no son tan simples.Está claro que no comprendes lo eficaz que era todo aquello. Las cosas no son ni la mitad de simples de lo que crees. Nos dedicamos a asegurar la continuidad de las virtudes esenciales y a que los niños crecieran con una actitud correcta hacia su país y hacia el prójimo. Antiguamente, en Japón había un espíritu que nos mantenía unidos. Imagínate lo que supondrá hoy en día ser un muchacho, y no aprender en la escuela ningún valor moral, excepto pedirle egoístamente a la vida que satisfaga todos tus deseos. Además, llegar a casa y encontrar a sus padres discutiendo porque su madre no quiere votar al partido de su padre. ¡Qué panorama!»
Kazuo Ishiguro (A Pale View of Hills, 1982) [+]
Pálida luz en las colinas (pp. 72-73). Compactos Anagrama, 1998
Traducción de Ángel L. Hernández Francés
Kazuo Ishiguro (A Pale View of Hills, 1982) [+]
Pálida luz en las colinas (pp. 72-73). Compactos Anagrama, 1998
Traducción de Ángel L. Hernández Francés
viernes, 29 de julio de 2011
El maestro Coetzee
«Todo esto lo escribe con letra clara y esmerada, sin tachar una sola palabra. En el acto de la escritura experimenta hoy un placer excepcionalmente sensual, tanto en el tacto de la pluma como en la comodidad con que le encaja en el hueco entre el índice y el pulgar, pero más aún en la sensación de que su mano es arrastrada y desviada levemente de su curso natural sobre la página por la forma estricta e invariable de las letras, la disciplina del alfabeto.»
J.M. Coetzee (1994) [+]
El maestro de Petersburgo (p. 266)
Traducción de Miguel Martínez-Lage
DeBolsillo, 2001
J.M. Coetzee (1994) [+]
El maestro de Petersburgo (p. 266)
Traducción de Miguel Martínez-Lage
DeBolsillo, 2001
miércoles, 27 de julio de 2011
Una (otra) disciplina inútil
«En realidad el mundo había empezado a cambiar mucho antes. Antes incluso de que entráramos en la universidad. Pero no nos dimos cuenta. No lo advertimos por ceguera y sobre todo por soberbia: nos sentíamos cómodamente instalados en un saber que no había sido cuestionado en cinco siglos y que iba a seguir vigente, estábamos seguros, al menos otros cinco siglos más. Yo, por ejemplo, quise estudiar literatura porque creía que las Humanidades seguían estando en el centro del conocimiento, y porque pensaba que hombres como Augusto Desmoines no podían estar equivocados. Pero no faltaban indicios de lo contrario. Otros, menos ciegos que yo o más humildes, los vieron y supieron interpretarlos. Lo que nadie imaginó fue la velocidad a la que se produjo aquella revolución. En menos de cinco años el estudio de la literatura, esa tarea a la que habíamos consagrado nuestros años universitarios, pasó de ser una prestigiosa ocupación cuya utilidad nadie cuestionaba a considerarse una disciplina inútil que sólo conducía a la frustración y al paro.»
Un momento de descanso (p. 111), Antonio Orejudo, Tusquets, 2011.
[Véase también Llovet: Poseer cultura está desacreditado]
Un momento de descanso (p. 111), Antonio Orejudo, Tusquets, 2011.
[Véase también Llovet: Poseer cultura está desacreditado]
domingo, 24 de julio de 2011
María Rosario
«María Rosario, tú tenías entonces quince años; llevabas un traje negro y un delantal blanco; tus zapatos eran pequeñitos y nuevos. María Rosario, tú te ponías a coser en el patio, en un patio con un toldo y grandes evónimos en cubas pintadas de verde; el piso era de ladrillos rojos muy limpios. Y aquí, en este patio, tú te sentabas delante de la máquina; a tu lado estaba tu tía con su traje negro y su cara pálida; más lejos, en un ángulo, estaba Teresica. Y había un ancho fayanco atestado de ropa blanca y de telas a medio cortar, y tú revolvías con tus manos delicadas estas telas blancas y ponías una sobre la máquina. Tus pies pequeñitos movían los pedales de hierro, y entonces la máquina marchaba, marchaba en el sosiego del patio con un ruido ligero y rítmico.
María Rosario, yo pienso a ratos, después de tanto tiempo, en tus manos blancas, en tus pies pequeños, en tu busto suavemente henchido; yo quisiera volver a aquellos años y oír el ruido de la máquina en ese patio, y ver tus ojos claros, y tocar con las dos manos muy blandamente tus cabellos largos.
Y esto no puede ser, María Rosario; tú vivirás en una casa oscura; te habrás casado con un hombre que redacte terribles escritos para el juzgado; acaso te hayas puesto gruesa, como todas las muchachas de pueblo cuando se casan; tal vez encima de la mesa del comedor haya unos pañales… Y yo siento una secreta angustia cuando evoco este momento único de nuestra vida, que ya no volverá, María Rosario, en que estábamos los dos frente a frente, mirándonos de hito en hito sin decir nada.»
Las confesiones de un pequeño filósofo (pp. 41-42), Azorín (1904)
María Rosario, yo pienso a ratos, después de tanto tiempo, en tus manos blancas, en tus pies pequeños, en tu busto suavemente henchido; yo quisiera volver a aquellos años y oír el ruido de la máquina en ese patio, y ver tus ojos claros, y tocar con las dos manos muy blandamente tus cabellos largos.
Y esto no puede ser, María Rosario; tú vivirás en una casa oscura; te habrás casado con un hombre que redacte terribles escritos para el juzgado; acaso te hayas puesto gruesa, como todas las muchachas de pueblo cuando se casan; tal vez encima de la mesa del comedor haya unos pañales… Y yo siento una secreta angustia cuando evoco este momento único de nuestra vida, que ya no volverá, María Rosario, en que estábamos los dos frente a frente, mirándonos de hito en hito sin decir nada.»
Las confesiones de un pequeño filósofo (pp. 41-42), Azorín (1904)
sábado, 23 de julio de 2011
El rodamón
«Un cop has recollit i netejat roba de les escombre- ries t'adones que realment no hi havia cap raó per no haver-ho fet abans. Després que t'hagin acollit trenta-cinc vegades en cases diferents comences a sospitar que potser el món no és ple d'assassins en sèrie amb ganes d'obrir-te en canal. Quan et sorprens a tu mateix després d'una setmana sense tocar els diners, no pot evitar preguntar-te per què els trobaves tan importants abans. I encara que després tornis a casa, una part de l'experiència (de la llibertat, de la gent que has conegut, de la felicitat) sempre es queda amb tu. De vegades és xocant tornar i notar com n'estem, de limitats i lligats per la nostra societat. Sentir que de cop han tornat tots els rellotges, i que el que abans era un "encara falta bastant perquè es pongui el sol" ara és "les 16:13" és una experiència sorprenent.»
El món sobre rodes (p. 184), Albert Casals, laButxaca, 2009. |
domingo, 17 de julio de 2011
Fundación y lenguaje
«Se sentaron junto a la mesa, uno frente al otro. Ninguno de los dos hablaba del modo reconocido como "lenguaje" por los hombres de la Galaxia que no pertenecían a la Segunda Fundación.
Originalmente, el lenguaje fue el medio por el cual el hombre aprendió, de forma imperfecta, a transmitir las ideas y emociones de su mente. Estableciendo arbitrarios sonidos y combinaciones de los mismos que representasen ciertos matices mentales, desarrolló un método de comunicación, método que con su torpeza y falta de adecuación hizo degenerar toda la delicadeza de la mente en toscas señales guturales.» (p. 721)
«En realidad, los seres humanos son capaces de mucho más, pero la facultad del contacto emocional directo empezó a atrofiarse a raíz del desarrollo del lenguaje, hace un millón de años. Ha sido un gran adelanto de nuestra Segunda Fundación recuperar este sentido olvidado, al menos en algunas de sus potencialidades.» (p. 689)
«Channis y el Mulo sólo intercambiaron una o dos palabras..., una o dos palabras y la suprema y reveladora corriente de consciencia emocional que siempre será el verdadero diálogo entre las mentes poderosas como las suyas. Debido a nuestras propias limitaciones, es necesario traducir a palabras lo que ocurrió entonces.» (p. 678)
«A cada respuesta que daba, los Ancianos intercambiaban rápidos comentarios, debatiendo la información recibida. Era difícil seguir aquellas discusiones porque hablaban la lengua universal galáctica con un acento propio, y debido a su largo aislamiento de las corrientes modernas, sus formas se habían convertido en arcaicas.» (p. 651)
«Lo esencial es saber que las mentes allí reunidas comprendían perfectamente el trabajo de las demás, no sólo por teoría general, sino también por la aplicación específica de esas teorías durante un largo período a individuos particulares. El lenguaje, tal como nosotros lo conocemos, era innecesario. Un fragmento de una frase equivalía casi a una larga explicación. Un gesto, un gruñido, la curva de una línea facial, incluso una pausa oportuna, comunicaba la información requerida.
Por lo tanto, nos tomaremos la libertad de traducir libremente una pequeña porción de la conferencia a las combinaciones de palabras extremadamente específicas que son necesarias para las mentes orientadas desde la infancia hacia una filosofía de las ciencias físicas, incluso aunque corramos el peligro de perder los matices más delicados.» (p. 616)
Trilogía de la Fundación (Segunda fundación), Isaac Asimov (escrito entre 1951 y 1952). Traducción de Pilar Giralt. Edición RHM - DeBolsillo, 2011.
jueves, 14 de julio de 2011
Treme II
: Antoine Batiste : Toni Bernette : Big Chief Lambreaux : Janette Desautel :
: LaDonna Batiste-Williams : Terry Colson : Delmond Lambreaux : Sonny :
: Nelson Hidalgo : Sofia Bernette : Davis McAlary : Annie Tallarico :
: TREME II : Created by David Simon & Eric Overmyer : + :
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