"Nos plantean consultas y referendos para que las preguntas no
se las hagamos a ellos" [El Roto en El País, 27 diciembre 2012]
se las hagamos a ellos" [El Roto en El País, 27 diciembre 2012]
«Supongo que una de las razones por las que siempre he detestado la religión es su taimada tendencia a insinuar la idea de que el universo se ha diseñado pensando en "ti", o, todavía peor, que hay un plan divino en el que uno encaja al margen de que lo sepa. Esa clase de modestia es demasiado arrogante para mí. Sin embargo, he sido lo bastante impúdico como para escribir un libro que trata de mí en su mayor parte, y pensé que podría ser interesante que dijera unas palabras sobre "cómo" soy. (Esto, digo por lo que a menudo pienso como crítico, es lo que se echa en falta en las memorias y autobiografías comunes). Una forma de empezar. Cada mes, mis brillantes colegas de Vanity Fair seleccionan a una personalidad y la someten al llamado "Cuestionario Proust". El gran Marcel no ideó esta forma de autointerrogatorio, pero en dos ocasiones de su vida lo sedujeron para que respondiera. Aquí he mezclado las dos series de preguntas. |
HITCH-22. Memorias Cristopher Hitchens (1949-2011) Trad. Daniel Rodríguez Gascón Debate, 2012 |
So this is xmas And what have you done Another year over And a new one just begun And so this is xmas I hope you have fun The near and the dear one The old and the young A very merry xmas And a happy new year Let's hope it's a good one Without any fear And, so this is xmas For weak and for strong For rich and the poor ones The world is so wrong And so happy xmas For black and for white For yellow and red ones Let's stop all the fight |
A very merry xmas And a happy new year Let's hope it's a good one Without any fear And, so this is xmas And what have we done Another year over And a new one just begun And, so happy xmas We hope you have fun The near and the dear one The old and the young A very merry xmas And a happy new year Let's hope it's a good one Without any fear War is over if you want it, etc. War is over Hare rama now John Lennon (1940-1980) |
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Happy Xmas (War is Over) es una canción de John Lennon grabada a finales en 1971 con un coro de niños del Harlem Community Choir. Aunque era una canción protesta contra la Guerra de Vietnam, pronto se convirtió en un himno navideño. La grabación comienza con un leve susurro en el que John y Yoko felicitan las navidades a sus hijos, Julian y Kyoko. La letra se basa en una campaña de publicidad llevada a cabo a finales de 1969 por John y Yoko, quienes alquilaron vallas publicitarias y espacios en revistas para incluir el lema "War Is Over (If You Want It)" [La guerra ha terminado (si tú quieres)]. Las ciudades donde se desarrolló la campaña fueron Nueva York, Tokio, Roma, Atenas y Londres. Durante este tiempo, la opinión pública de Estados Unidos se había posicionado de forma unánime en contra de la Guerra de Vietnam. [from Wiki] |
«Pero para esto habría que estar, volver a Barcelona, a la Vía Augusta, cerca de la calle Marià Cubí. La calle que Sébastien Heayes considera, consideró du- rante un tiempo, la más bonita de Barcelona.» (pp. 47- 48) «A raíz de sus vagan- bundeos nocturnos, Sé- bastien Heayes considera la calle Marià Cubí una de las más bellas de Bar- celona. Parte de la Vía Augusta, que uno quisiera evitar (...) Este breve peregrinaje nos alejará y nos retrasará en nuestro deambular a lo largo de la calle Marià Cubí, consi- derada la más bella de Barcelona.» (pp. 103-104) |
«Para entonces estaba ya lo bastante alcoholizado, desinhibido, y paraba un taxi en las Ramblas para que me llevase a la parte alta de la ciudad, exactamente a la calle Marià Cubí, que se encuentra subiendo por la Vía Augusta a la izquierda (...) En aquella calle que por lo demás no tenía nada especial había cinco burdeles, o bares de chicas, o clubs, puticlubs, como se quieran llamar, que era lo que me atraía como un imán. En los alrededores también había algunas saunas, donde las chicas te recibían en braguitas y se pasaba directamente al acto sexual, sin preámbulos, sin palabras, pero aquello no me interesaba: incluso con las prostitutas necesitaba soñar. Sin embargo, a algunas de estas chicas el acto sexual sin preámbulo, sin la prostitución del lenguaje, les parecía menos envilecedor. Hacía un alto en el Más i Más, frente a la discoteca pija L'Atmosfera, donde ingurgitaba un último gin-tonic para desinhibirme del todo antes de lanzarme al asalto; se trataba de un bar pequeño y moderno (...)
De los cinco burdeles de la calle Marià Cubí, yo elegí como cuartel general el Preston, sobre todo por su discreta entrada. Invitaba a todas las chicas, una detrás de otra, a beber una copa, así que en aquel burdel regido por gallegos se me trataba muy bien.» (pp. 136-137)
Alexandre Diego Gary S. o la esperanza de vida (S. ou l'espérance de vie, 2009) Trad. Ignacio Vidal-Folch / Galaxia Gutenberg, 2010 |
Parad los relojes, desconectad el teléfono, dadle un hueso al perro para que no ladre, acallad los pianos y con tambores amortiguados sacad el ataúd, traed al cortejo fúnebre. Que los aviones vuelen lastimeramente en círculos escribiendo en el cielo el mensaje “Él ha muerto”, rodead con crespones los blancos cuellos de las palomas, que los policías lleven guantes negros. Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste, mi semana de trabajo y mi descanso dominical, mi mediodía, mi medianoche, mi conversación y mi canción; Yo creía que el amor duraba para siempre; me equivocaba. Las estrellas ya no hacen falta: apagadlas todas. Guardad la luna y desmontad el sol, vacíad el océano y barred los bosques; porque ya nada puede servir para nada. |
Noches Azules Joan Didion (Blue Nights, 2011) Trad. Javier Calvo Mondadori, 2012 |
13 de noviembre de 2009
Querido John:(...) Haces referencia a mi entrevista con Kevin Rabalais para The Australian. A decir verdad, no recuerdo absolutamente nada de lo que dije. Tampoco soy capaz de acordarme de nada que haya dicho a ningún entrevistador a lo largo de los años. Centenares de conversaciones de las que no queda ni una sílaba. Y sin embargo, con las conversaciones, digamos, normales, es decir, con Siri, contigo, con cualquiera de mis amigos, colegas o parientes, soy capaz de recordar la mayor parte de lo que se ha dicho. ¿Es una entrevista en cierto modo un acto que no vale nada, un episodio anormal, una conversación que no es una conversación? Incluso a lo largo de una entrevista, tiendo a olvidar lo que acabo de decir. Las palabras salen de mi boca y luego desaparecen para siempre. ¿Es la tensión de responder a la pregunta que ahora se me plantea lo que me hace olvidar la anterior? ¿Acaso el temor a decir alguna estupidez me inhibe la capacidad de recordar? ¿Es el tedio de hablar sobre mí mismo? (...) Me parece que la memoria quizá sea algo que podríamos investigar. O bien, si resulta un tema demasiado amplio, las decepciones de la memoria. Con los más afectuosos recuerdos, Paul |
15 de diciembre de 2009
Querido Paul:Me preguntas si alguna vez he tenido la experiencia de conceder una entrevista y luego no he conseguido recordar lo que dije en ella. Pues no exactamente. Pero a menudo he sentido un aburrimiento opresivo al escucharme a mí mismo fanfarronear con los entrevistadores. En mi opinión, una verdadera conversación solo tiene lugar cuando discurre alguna clase de corriente entre los interlocutores. Y esa corriente casi nunca discurre durante las entrevistas. Estaré encantado de conversar sobre la memoria contigo en algún momento del futuro, si nos acordamos de volver sobre el tema. (...) Cordialmente, John
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Relatos fantásticos Luciano de Samósata (Siria, s.II d.C.) Trad. & introducción Carlos García Gual Alianza Editorial (1998) «22. Quiero contar ahora las rarezas y maravillas que observé durante mi estancia en la luna. Lo primero es que los selenitas no nacen de mujeres, sino de los hombres. Porque los matrimonios son entre varones y ni siquiera conocen el nombre de mujer. Hasta los veinticinco años cada individuo actúa como esposa, y a partir de éstos como marido. No se quedan preñados en el vientre sino en las pantorrillas. Cuando el feto es concebido, empieza a engordar la pierna y, al pasar el plazo de tiempo, la abren de un tajo y sacan los fetos muertos; pero los colocan de cara al viento con la boca abierta y recobran la vida. Me parece que de ahí les vino a los griegos el nombre de "pantorrilla", por transportar allí el embrión en lugar de en la barriga. |
Pero voy a contar otra cosa aún más gorda que ésta. Hay entre ellos una raza de hombres, a los que llaman “arbóreos”, que nacen del modo siguiente: rebanan el testículo derecho de un hombre y lo plantan en el suelo, y de él nace un árbol altísimo, carnoso, como un falo, pero tiene además ramas y hojas y sus frutos son bellotas del tamaño de un codo. Cuando ya están maduras, las recolectan y, descorte- zándolas, extraen a los hombres de esta clase. Además tienen sus órganos sexuales artificiales: los unos los tienen de marfil y los pobres de madera. Y con ellos tienen relaciones y fecundan a sus cónyuges. 23. Cuando un individuo envejece, no llega a morir, sino que se disuelve como humo y se transforma en aire. Tienen todos la misma comida; pues encienden fogatas y tuestan ranas sobre las ascuas. Hay por allí muchas ranas que vuelan por entre la bruma. Mientras se van asando, ellos se sientan alrededor, como en torno a una mesa, inhalan el humo que despiden y así se banquetean. Ése es el alimento con el que se mantienen. En cuanto a la bebida, exprimen el aire en una copa y se destila un líquido como el rocío. Tampoco orinan ni excrementan, porque ni siquiera tienen agujero detrás, como nosotros, y los jovencitos no ofrecen sus posaderas para el trato sexual, sino el hueco en su rodilla sobre las pantorrillas, pues por allí están agujereados.» Luciano y sus
aeromosquitos, aerobailones, ajoguerreros, bucéfalos, cabalgabuitres, cabalgagrullas, cabalgahormigas, corchó- podos, gorrioniboludos, lechuguialados, mijotiradores, nubicentauros, perribellotas, pulguiarqueros, tallisetas, ventirraudos... |
Enrique Vila-Matas El mal de Montano Seix Barral, noviembre 2012 |
«Me habría gustado tener tres hermanas y hablar en lengua yiddish con ellas, hablar en una lengua que no pudieran entender mis padres. No fue bueno ser hijo único y afrontar en soledad el terror que me provocaban la sonoridad viril de la voz paterna y la voz débil —como un susurro de hojas caídas— de mi madre. Me habría gustado tener tres hermanas y que la mayor se pasara los días tumbada en el diván del salón de la casa de mis padres y tuviera unos hombros bien formados, desnudos, redondos, fuertes, morenos, que yo me dedicaría a espiar a todas horas, siempre orgulloso de que aquellos hombros formaran parte del patrimonio familiar. Me habría gustado que la segunda hermana anduviera muchas veces por la casa vestida con un corsé de color ceniciento, cuya parte inferior se separaría tanto de su cuerpo que uno podría sentarse encima de ella y cabalgar así en cierto modo a horcajadas. Me habría gustado que la hermana menor fuera la que más me gustara y sentir ternura por su locura, me habría gustado mucho que mi hermana menor me recordara a aquella joven descendiente de Lord Byron a la que vi una noche en el Café Florián de Venecia, a aquella bella joven trastornada que no hacía más que preguntar por su antepasado. "¿Dónde está mi George? ¿Qué le habéis hecho?", preguntaba gritando. No sé, me habría gustado tener tres hermanas y hablar en yiddish con ellas y no haber sido ese hijo único que fui, ese apelmazado soltero en casa de sus padres.» (p. 160) |
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Mujer de un pintor August Sander |
«No creo que haya enfermo de literatura más grande que Kafka. Su diario es aterrador. Por la mañana, a las ocho, llegaba puntual a su despacho. Escribía documentos e informes. Sus superiores no sabían que él trabajaba allí, entre esa multitud de trabajadores y empleados desdichados, sólo porque sabía que no debía dedicar todo su tiempo a la literatura. Temía que la literatura lo chupase, como un remolino, hasta hacerle perderse en sus comarcas sin límites. No podía ser libre, necesitaba una limitación, tener todo el tiempo para escribir le parecía peligroso, terrible. Volvía a casa de sus padres hacia las dos y cuarto de la tarde. Decía que se sentía como un extranjero aunque fuese grande el amor por la familia, los padres y las hermanas. De vez en cuando le llegaba la idea de que debía apartarse de los amigos y hacerlo sin la más mínima consideración, enemistarse con todos, no hablar con nadie. En otras lo contrario: buscaba a los amigos o a sus escritores favoritos para establecer un diálogo y ponerse a comentar de forma interminable el mundo, como si buscara llegar a las fuentes de la escritura.» (p. 161) |
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Las manos de Paul Arma André Kertész |
«En el fragmento de Teoría de Budapest el arranque tiene un ritmo poético aceptable —el gusto por no decir nada pero que suene bonito—, pero pronto cita a Séneca y pierde el ritmo de la narración —si es que había narración— y hasta dice cosas mal enunciadas, como por ejemplo "sueño en él", refiriéndose a Hamlet. Uno piensa que tal vez quiso decir que soñaba con Hamlet, no en Hamlet. Claro está que debo sentirme agradecido a este posible error materno, pues de él surgió en mí la idea del breve cuento 11 rue Simon-Crubellier, que atribuí a mi hijo en El mal de Montano, ese relato en el que se supone que se concentra en siete escuálidas cuartillas la historia de la literatura vista como una sucesión de escritores habitados imprevistamente por los recuerdos de otros escritores que les antecedieron en el tiempo: la historia de la literatura vista cronológicamente al revés. En ese cuento de Montano hay una serie de escritores que sueñan en, dentro, en el interior de la memoria de otros escritores anteriores a ellos en el tiempo. Yo creo que debo a ese "sueño en él" de mi madre hablando de Hamlet, debo a ese minúsculo error la idea del espectacular relato que le sirvió a Montano para escapar de su trágico bloqueo literario, de la condena al silencio que tanto le atormentaba allá en la librería de Nantes.» (p. 133) |
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Christopher Hitchens (1949-2011) Mortalidad (Mortality, 2012) Trad. Daniel Rodríguez Gascón Debate, 2012 «Me he despertado más de una vez sintiendo que me moría. Pero nada me había preparado para la mañana de junio en la que, al recobrar la conciencia, me sentí como si de verdad estuviera encadenado a mi propio cadáver. Toda la cavidad de mi pecho y mi tórax parecía haberse vaciado y después llenado con cemento de secado lento. Me oía respirar débilmente, pero no podía llenar de aire los pulmones. Mi corazón latía demasiado deprisa o demasiado despacio. Cualquier movimiento, por pequeño que fuera, requería premeditación y planificación. Me exigió un esfuerzo extenuante cruzar la habitación de mi hotel de Nueva York y llamar a los servicios de urgencias. Llegaron con gran rapidez y se comportaron con inmensa cortesía y profesionalidad. Tuve tiempo de preguntarme para qué necesitaban tantas botas y cascos y tanto pesado equipamiento de apoyo, pero ahora que visualizo la escena retrospectivamente la veo como una deportación muy amable y firme, que me llevó desde el país de los sanos a la frontera inhóspita del territorio de la enfermedad. En unas horas, tras realizar una buena cantidad de trabajo en mi corazón y mis pulmones, los médicos de ese triste puesto fronterizo me habían enseñado unas cuantas postales del interior, y me habían dicho que mi siguiente e inmediata parada tendría que ser con un oncólogo. Alguna clase de sombra se proyectaba en los negativos. |
La tarde anterior, había presentado mi último libro con una exitosa celebración en New Haven. La noche que siguió a esa terrible mañana debía ir a The Daily Show con Jon Stewart y luego acudir a un debate público con Salman Rushdie en la calle Noventa y dos. Y, en el Upper East Side, para el que se habían agotado las entradas. Mi brevísima campaña de negación asumió esta forma: no anularía esas citas ni decepcionaría a mis amigos, ni perdería la oportunidad de vender un montón de libros. Logré asistir a los dos actos sin que nadie percibiera nada extraño, aunque vomité dos veces, con una extraordinaria combinación de precisión, limpieza, violencia y profusión, justo antes de cada evento. Eso es lo que los ciudadanos del país enfermo hacen cuando siguen aferrándose desesperadamente a su viejo domicilio. El nuevo país es bastante acogedor a su manera. Todo el mundo sonríe para darte ánimos y parece que no hay absolutamente nada de racismo. Prevalece un espíritu en general igualitario y es obvio que quienes dirigen el lugar han llegado hasta allí a base de mérito y trabajo duro. Frente a eso, el humor es algo flojo y repetitivo, parece que casi no se habla de sexo y la comida es peor que la de cualquier destino que haya visitado nunca. El país tiene un idioma propio —una lingua franca que consigue ser insulsa y difícil y contiene nombres como ondansetrón, un medicamento contra las náuseas—, así como algunos gestos perturbadores a los que hay que acostumbrarse. Por ejemplo, un funcionario que acabas de conocer puede hundir abruptamente sus dedos en tu cuello. Así descubrí que el cáncer se había extendido a mis nódulos linfáticos, y que una de esas bellezas deformes —situada en mi clavícula derecha— era lo bastante grande como para verla y tocarla. No es del todo bueno que tu cáncer resulte «palpable» desde el exterior. Especialmente cuando, a esas alturas, ni siquiera se sabía cuál era la fuente primaria. El carcinoma trabaja astutamente desde el interior hacia el exterior. La detección y el tratamiento trabajan a menudo más despacio y a tientas, desde el exterior hacia el interior. Se hundieron muchas agujas en la zona de mi clavícula —«El tejido es la cuestión» es un eslogan de moda en la lengua local de Villa Tumor— y me dijeron que los resultados de la biopsia podrían tardar una semana.» [INICIO de MORTALIDAD]
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HITCHENS: DESMONTANDO a la MADRE TERESA de CALCUTA (ANGEL OF HELL) | ||
BIBLIOGRAFÍA de HITCHENS en CASTELLANO | ||
Foto: I.N. Nubes desde mi hamaca esta tarde, 2012 ISABEL NÚÑEZ (1957::2012) isabelnunez-zbelnu.blogspot.com.es |
«Desde este lugar extrañoEn que vivo, un mundo aparte distinto del de antes, del de los demás, un mundo óseo sin derecho a lo sensual ni a apenas a lo plácido (aunque a veces, cuando duermo una media hora de siesta con brisa natural o con aire artificial, me he sentido tan bien con la luz filtrada por una cortina naranja que casi podía imaginarme en mi cuerpo de antes y sin moverme experimentar aquella antigua felicidad entonces no sabida), un mundo sin certidumbres, lleno de dudas e interrogaciones sobre la vida y la curación, desde ese lugar extraño puedo aún contemplar las nubes, leer y ver películas maravillosas.»JUEVES, 23 DE AGOSTO DE 2012 |
«Él se acercó a la ventana y se quedó de pie mirando el jardín. Solo era una parcela de césped, rodeada de lechos de flores y encerrada en muros de cemento gris que Rose había disfrazado con hiedra y otra trepadora con hojas rojizas y puntiagudas. Solo era una parcela y ella había pasado gran parte de su vida intentando embellecerla, y su hijo había pasado su infancia en ella y él mismo se había pasado todas sus vacaciones de verano sentado allí en una hamaca. Nunca se iban a ninguna parte en vacaciones, porque irse costaba dinero y en cualquier caso, tampoco querían dejar la casa sola.» (p. 112) | «No enfermaba a menudo. Tenía una constitución fuerte. Venía de un lugar de campo. Le gustaba trabajar en su jardín, mantener la hierba brillante y fuerte y cultivar altramuces, aquilegias, alhelíes, fresias, campanillas de invierno, lirios de los valles, nomeolvides, margaritas, capuchinas, caléndulas y rosas. También tenía otras flores. En una esquina se había vuelto ambiciosa y había hecho un jardín con rocas y plantas alpestres. Enfrente de la casa, en el pequeño solar de tierra, apenas mayor que un mantel, tenía peonías, amapolas y azafranes de primavera y un rombo de frágil césped. En la ventana del salón tenía un grupo de helechos y, en primavera, jacintos y tulipanes en macetas rojas.» (p. 161) Las fuentes del afecto Cuentos dublineses (The Springs of Affection: Stories of Dublin) MAEVE BRENNAN (1917–1993) Trad. Isabel Núñez Ediciones Alfabia, 2012 [work & rain in progress] |
Doctor Glas (Doktor Glas, 1905) Hjalmar Söderberg (1869-1941) Prólogo y trad. Gabriel Ferrater (1963) Ediciones Alfabia, 2011 [auténtica casita en Canadá] |
Edward Abbey
La Banda de la Tenaza (1975) [The Monkey Wrench Gang] Trad. J. Bonilla y T. Lanero Ed. Berenice, 2012 |
Ilustraciones de Robert Crumb
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«—¿Qué era eso? —dijo la chica. —Glen Canyon City. —No, me refiero a eso —y señaló atrás. Él miró por el espejo retrovisor. —Eso era Glen Canyon City. Pasaron la desviación a Wahweap Marina. A millas de distancia, tras la pendiente de arena, las dunas, las hierbas de arroz indias, los matojos, se podía ver un grupo de edificios, un recinto para caravanas, carreteras, muelles, y un racimo de barcas en la bahía azul del lago. Lago Powell, la joya del Colorado, 180 millas de depósito amurallado por roca desnuda. Smith lo llamaba la muerte azul. Como el de Hayduke, su corazón estaba lleno de un odio bien alimentado. Porque Smith también recordaba algo diferente. Él recordaba el río de oro fluyendo hacia el mar. Recordaba un cañón llamado Paso Escondido, otro llamado Salvación, otro llamado Última Oportunidad, y otro llamado Prohibido y otros muchos más, algunos de ellos nunca tuvieron siquiera nombre. Él recordaba los extraños y grandes anfiteatros llamados Templo de la Música y Catedral del desierto. Todo aquello ahora estaba bajo las aguas de la reserva, desapareciendo lentamente bajo capas de sedimentos. ¿Cómo podía olvidarse? Había visto demasiado.» (pp. 46-47) | |
Lago Powell, 1990 | |
Construcción puente junto a la Presa Hoover, 2008 | |
Cañón del Colorado, 2009 | |
Grand Canyon : Blink of Time from GOTM Films on Vimeo. |