BALTHUS (1908-2001)
Memorias
Edición de Alain Vircondelet
[Memoires de Balthus, 2001]
Trad. Juan Vivanco
Debolsillo, 2003
Primeras páginas
[27]
«También ha sido constante esa búsqueda en todos mis dibujos. No creo que haya disciplina más exigente que las variaciones sobre las caras, las posturas de mis niñas soñando, porque se trata de volver a encontrar, con la caricia del dibujo, esa gracia de la infancia que se esfuma tan pronto y de la que se guarda para siempre el recuerdo inconsolable. Apresar esa dulzura, hacer que la mina de plomo recupere en la hoja de papel el óvalo todavía nuevo de un rostro, esa forma semejante al rostro de los ángeles. Siempre he tenido una complicidad natural, ingenua, con las niñas, Natalie de Noailles, Michelina, Katia, Sabine, Frédérique o más recientemente Anna. Lo que estaba en juego durante las largas sesiones de las modelos eran apuestas de alma, pues ante todo se trataba de que saliera el alma, la dulzura del alma, la inocencia del espíritu, lo que aún no se había alcanzado, que venía del principio de los tiempos y había que mantener a toda costa. Hay algo musical en este proceso, sopesar los silencios en una partitura, tan sensible en Schubert, por ejemplo, o cuando Mozart se deja de fantasías y se adentra en lo grave para llegar así al secreto, al "paraíso de esplendores desaparecidos" del que habla Lewis Carroll en A través del espejo. No hay nada más arriesgado ni más difícil de hacer que reproducir la claridad de una mirada, el terciopelo casi imperceptible de una mejilla, la presencia de una emoción que se advierte en la mezcla de pesadez y ligereza de los labios. Es al equilibrio milagrosamente musical de los rostros de mis jóvenes modelos adonde he querido llegar. En realidad mi meta no fue tanto el cuerpo, o el parecido de los rasgos, cuando lo que estaba más allá o más acá de sus cuerpos o de sus rasgos, en su noche o su silencio. El carboncillo puede dar todo eso, la gracia entrevista, la plegaria. Por eso todavía me indignan las interpretaciones estúpidas según las cuales mis niñas proceden de una imaginación erótica. Decir eso es no entenderlas, lo que me preocupa es su lenta transformación del estado de ángel al estado de niña, poder captar ese instante de lo que podría llamarse un pasaje.»
Memorias
Edición de Alain Vircondelet
[Memoires de Balthus, 2001]
Trad. Juan Vivanco
Debolsillo, 2003
Primeras páginas
No hay comentarios:
Publicar un comentario