«[...] José María Moreno Galván. Lo vi otra vez, y muchas veces, en Madrid; huía de su casa para comer pinchos de tortilla en un bar que aun está en la plaza del Conde del Valle de Suchil, donde se hacía la revista Triunfo, para la que él escribía la crítica de arte. Allí se presentaba José María a mediodía, a buscar a Víctor Martínez Reviriego, uno de sus dos jefes de redacción [...] Víctor era, es, un hombre pausado y memorioso, capaz de recordar versos, historias y detalles, y recuerda esa ocasión mejor que nadie, como yo recuerdo quizás igual que él nuestros encuentros en Triunfo en los primeros años setenta, cuando la revista era el centro de las aspiraciones culturales, intelectuales y políticas de un país cansado de tanta posguerra. En aquella redacción estaban Víctor, César Alonso de los Ríos y un joven con una casaca marrón, Nicolás Sartorius [...] Nos recibieron, además de Víctor, José Ángel Ezcurra y Eduardo Haro Tecglen. Ezcurra era el director; entonces me parecía muy alto, con su bigote apaisado, cierta solemnidad en el rostro; miraba como si estuviera por encima de su propia estatura, afectuoso y gentil, un caballero de Valencia, siempre pendiente de que nadie en la reunión se sintiera fuera del circuito de la conversación. Haro era muy adusto, silencioso; escuchaba y asentía, pero opinaba poco. Ezcurra hacia preguntas [...]»
(Págs. 127-128 de EGOS REVUELTOS, JUAN CRUZ,
Tusquets, 2013)
«Desde 1962 al 1982, veinte años de Triunfo, una de esas revis- tas que eran como el carné de identidad que se llevaba doblada bajo el brazo, completamente digitalizada. Genial.» manuel_h
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