sábado, 25 de agosto de 2018

La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach, escrita por Esther Meynell

Edición familiar de 1940
Esther Meynell (Reino Unido, 1878-1955)
LA PEQUEÑA CRÓNICA DE ANA MAGDALENA BACH
[The Little Chronicle of Magdalena Bach, 1925]
Trad. Carlos Guerendiáin
Editorial Juventud, 1940 - 224 págs. - imágenes
[interesante para acercarse a la vida de JSB, a pesar de
la impostura de la autora real y de los primeros editores]
«NUESTRA familia no cesaba de aumentar y la cuna estaba constantemente ocupada, aunque, ¡ay!, la mano estranguladora de la muerte nos había arrancado de ella a algunos de sus pequeños ocupantes. Hubo tiempos, tengo que confesarlo, en que me parecía cruel llevar hijos en el vientre para perderlos luego y tener que enterrar amor y esperanza en sus pequeñas tumbas, ante las que Sebastián y yo permanecimos muchas veces silenciosos, cogidos de la mano. [...] La mayor de mis hijas, Cristina Sofía, no vivió más que hasta la edad de tres años, y también mi segundo hijo, Cristian Gottlieb, murió a la misma edad. Ernesto Andrés no vivió más que pocos días y la niña que le siguió, Regina Juana, tampoco había llegado a su quinto cumpleaños cuando dejó este mundo. Cristina Benedicta, que vio la luz un día después que el Niño de Belén, no pudo resistir el crudo invierno y nos dejó antes de que el nuevo año llegase a su cuarto día. [...] Cristina Dorotea no vivó más que un año y un verano y Juan Augusto no vio la luz más que durante tres días. Así perdimos siete de nuestros trece hijos, siendo esto un rudo golpe para nuestros corazones. Pero lo admitimos como una prueba a que nos sometía la divinidad y quisimos más a nuestros hijos restantes.» (págs. 153-154)
[y de los siete hijos que Bach había tenido con su primera esposa
(su prima segunda, Maria Barbara Bach), sólo tres sobrevivieron]

Nota de TPM encontrada en el libro

«Cuando intento enumerar las obras que Sebastián compuso durante su vida, me quedo asombrada de la cantidad. Música para órgano, música de cámara, centenares de cantatas de iglesia, la gran misa latina, las cinco diferentes versiones musicales de la Pasión de Nuestro Señor según los Evangelios, los conciertos de violín, el Oratorio de Navidad, el Clave bien temperado, todas las suites y demás música para clave... [...] Sebastián jamás siguió ninguna moda. En el curso de su vida y en la época de su desarrollo artístico y de su madurez, estudió todas las formas de su arte y, con una perseverancia inflexible, siguió su impulso interior, que le impelía a descubrir la verdadera estructura y la importancia de la música. Pero, en todo lo que compuso, sólo siguió la inspiración de su genio, sin guardar ninguna consideración a las opiniones de sus contemporáneos. Eso explica por qué se abandona o no se comprende parte de su música. −Yo creo que escribirías la misma música aunque todos los hombres fueran sordos −le dije una vez. −Es muy posible −me respondió sonriente. −Además, muchos de ellos lo son, pero tal vez algún día lleguen a oír. Como escribo para placer mío, no puedo enfadarme porque mi arte no guste a todos.» (págs. 185 y 187)

La Pasión según San Mateo, de Bach, glosada por Macluskey

2 comentarios:

Pteromari dijo...

¡Ay! ¡Aaaaay!
Insuperable el JuanSe.
No hay palabras, sólo hay que dejarse llevar por ese violín, por esa voz..., por toda su obra.
Porque él era y es LA MÚSICA.

Elena dijo...

Verdaderamente.

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