Así define Javier Cercas los libros de autoayuda en su artículo de EP[S] de hoy y, entre otras cosas, añade:
- Una vez leí un libro de autoayuda y a punto estuve de hacerme ingresar de urgencia en un sanatorio psiquiátrico, presa de una salvaje depresión suicida. El libro era escalofriante, aunque no recuerdo absolutamente nada de él, salvo que estaba cebado como una bomba de hidrógeno de urgentes exhortaciones al éxito fulminante y a la felicidad sin fronteras.
- […] El malentendido consiste en creer que los libros más saludables para el espíritu son los más positivos y edificantes; la verdad es exactamente la opuesta: los libros más saludables para el espíritu son los más negativos y disolventes, puesto que suscitan la energía que los niega y obligan a reaccionar furiosamente contra su fuerza nociva, con el resultado natural de que quien los lee no tiene más remedio que aferrarse a la realidad con una alegría fabulosa.
- […] Tomemos a dos pesimistas verdaderamente venenosos: tomemos a Thomas Bernhard y tomemos a Cioran. Se trata de dos de los escritores más saludables,
antidepresivos, vitamínicos y proveedores de alegría que pueda imaginarse. ¿Qué dicen Bernhardt y Cioran? La verdad. Es decir: ¿La felicidad? Un timo. ¿El éxito? Un timo tremendo. ¿El amor, la amistad? Un timo total. ¿La virtud? Dios santo, menudo timo. ¿La historia? Un timo monstruoso. ¿El Estado? El timo más monstruoso que existe. ¿Los hombres? Un hatajo de malhechores, mentirosos, cobardes y perdedores natos. [...]
3 comentarios:
Exceptuando ciertos casos (muy muy pocos) que no dejan de ser cuentos con moraleja, a mí los libros de autoayuda no sólo me aburren, sino que me repatean. Tengo una amiga que es una gran aficionada a esta literatura y siempre le digo lo mismo: Jorge Bucay debería estar en la cárcel (sí, lo sé, es un poco radical, pero así lo diento y así lo digo).
Tú lo "dientes" así, y yo también. Y, además, están aquellas personas que no se encuentran a sí mismas y cuando leen estos libros, se encuentran. ¿Cómo puede uno perderse a sí mismo? Será una transmutación o algo así.
Dientes, dientes, que es lo que les jode! ;)
Yo creo, MariBerenjena, que tienes razón, que la gente realmente no se pierde a sí misma; lo que pasa es que en el lugar en el que está no les gusta... O no le gusta el lugar (no sólo como espacio físico en el que te encuentras), o no se gusta a sí mismo en ese lugar, o sencillamente, no es capaz de aceptar las cosas, y entonces se pasa la vida intentando cambiarlas y reubicándolas para, al final del camino, darse cuenta de que aceptarlo hubiera sido mucho más fácil y pragmático.
Todo esto no es una lección de autoayuda de "ten cuidado y no te pierdas", es tan solo una mera reflexión para ver en cuál de los casos me encuentro yo!
De todas formas yo huí de esos libros dejando miguitas de pan por el camino... práctico y barato.
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