Alia Trabucco Zerán (Santiago de Chile, 1983)
LIMPIA
Lumen, 2023 - 232 págs. - inicio
— La ficción trabaja en zonas grises, Rocío Montes
— Una historia de alienación y poder, K. Sainz Borgo
— La mirada de una trabajadora del hogar, Laura G. Higueras
[potente y desolador monólogo]
«Dame la sed, repitió.
No sé por qué en ese momento recordé mi viaje a Santiago, el aire usado y tibio del bus y el chico que se subió en Temuco y no cerró los ojos en toda la noche. Unos ojos grandes y negros igualmente tristes y cansados. Mi mamá me había advertido que no me fuera de la isla, que me quedara en el campo, que era preferible la pobreza del sur, sería difícil, casi imposible, dejar de trabajar como empleada. Es una trampa, me dijo. Te quedas esperando un golpe de suerte, y te dices, en secreto: esta semana me voy, la próxima sin falta, el otro mes es el último. Y no se puede, Lita, eso me advirtió mi mamá, No se puede partir, no se puede decir basta, no se puede decir no, me cansé, señora, me duele la espalda, me voy. No es como trabajar en una tienda o cosechar las papas en el campo. Es un trabajo que no se nota, eso dijo mi mamá. Y encima te acusan de robar, de comer demasiado, de lavar tu ropa junto a la suya en la misma lavadora. Y pese a todo, Lita, ocurre lo inevitable. Te encariñas, ¿entiendes? Así somos, hija, así somos las personas. Así que no te vayas, hazme caso. Y si te vas, no te encariñes. No hay que querer a los que mandan. Ellos solo se quieren entre sí.» (págs. 182-183)
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