Javier Melero (Barcelona, 1958)
EL ENCARGO
UN ABOGADO EN EL JUICIO DEL PROCÉS
Ariel, 2019 - 352 págs. - fragmentos
· Entrevista en El Confidencial
· Entrevista en El País
· A MVLl también le ha gustado
[sagaz]
«[...] Esa inquietud por el aspecto me pareció un magnífico augurio: la dejadez atrae al fracaso. Parece una tontería, pero es verdad. La gente con sensación de fracaso diseña el entorno apropiado para el fracaso y lo expande a su alrededor.
La declaración del cliente no tiene por qué suponer un problema, siempre y cuando se haya preparado al detalle. En un proceso penal nunca sabes cuáles son las preguntas que van a hacer el juez y las otras partes: no hay más secreto que intuirlas y tener a punto las respuestas oportunas. La tesis que quieres defender tiene que fluir, pero no como un discurso, sino a preguntas. De hecho, no hay interrogatorio más exitoso que aquél en el que la defensa —que actúa siempre en último lugar— no tiene que intervenir porque todo ha sido dicho de manera satisfactoria respondiendo a las acusaciones. Yo siempre pretendía que se interiorizaran unas reglas elementales, bastante intuitivas, para asegurar el tiro. La primera, no responder a preguntas que no te han hecho. No hay que avanzar información. Todos los sujetos que están en un estrado cobran por preguntar: que se ganen sus honorarios. Si algo de interés no ha sido preguntado, ya te lo preguntará tu defensa al final. Esta recomendación —que no deja de parecer una perogrullada— es especialmente importante en el caso de los políticos; sujetos que hablan mucho, suelen hablar en público frecuentemente, creen que hablan bien y tienen una gran confianza en su poder de convicción. Conviene recordarles cuantas veces sea preciso que se van encontrar ante el peor público del mundo: gente habituada a todos los recursos retóricos para quienes lo que tú consideras un original hallazgo resulta un tópico manido que han oído mil veces.
La segunda es que no des detalles que no te han pedido. No te refieras a sujetos por los que nadie ha preguntado: la ampliación del banquillo servirá para eso, para ampliar el banquillo, no para sacarte a ti. Todos tendemos a enriquecer nuestra historia para darle verosimilitud, pero no se gana nada y se puede complicar el interrogatorio abriendo vías de agua insospechadas. Si dices que de un hecho concreto también fue testigo tu cuñado, o el funcionario de guardia, sólo vas a conseguir que los citen, y ésa es una decisión que debería tomar tu defensa, en lugar de enterarse de ella en pleno interrogatorio. La tercera regla aún parece más obvia, pero conviene no olvidarla: los papeles dicen lo que dicen y poco hay que comentar sobre ellos. Explicar los documentos para intentar conferirles un sentido distinto del que expresan no tiene ningún sentido si, inmediatamente, no los tachas de falsos. Y por ahí se abre una deriva de consecuencias imprevisibles si el documento no es realmente falso. Todo esto, que parece evidente, no lo es.» (págs. 57-58)
Antoni Bassas conversa amb l'advocat de Quim Forn, Xavier Melero.
Aquí la entrevista de Josep Cuní. (Y aquí quién era quién)
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