Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936)
POQUER DE ASES
Ilustraciones de
Fernando Vicente
Punto de Lectura, 2011 - 320 págs. -
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enter 2011
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diguem no 2014
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mientras viva ::
[arqueológico]
«La vida es un caos entre dos silencios, según Samuel Beckett; ningún sabor es comparable al del pecado, dice Graham Greene; para Joseph Conrad el mar es una moral; el ciego Borges solo vislumbra la luz del ámbar; las páginas de Dorothy Parker liberan un humo de lejanas fiestas junto con el jazz, los martinis y las franelas blancas de Scott Fitzgerald; la culpa te convertirá en el escarabajo de Kafka mientras Bioy Casares se seduce a sí mismo ante el espejo y Virginia Woolf se adentra en el río con el abrigo cargado de piedras.
En este libro no hay retratos sino radiografías de grandes escritores contemporáneos. En ellas, si se miran al trasluz, como las placas de rayos X, aparecerá todo lo que nuestra memoria debe a su genio.» (CONTRAPORTADA)
MIENTRAS VIVA, Manuel Vicent,
El País, 18/06/2023
«Llegó la muerte sigilosamente de madrugada y con una certera puñalada
se llevó al ser que más queríamos. Qué artera ha sido la muerte, que en vez de dármela a mí eligió solo herirme en ese punto que más me podía doler. Nunca hay suficientes lágrimas a la hora de enterrar a un hijo. Ningún dolor puede ser tan profundo. Sé muy bien que con el tiempo todo se desvanece, pero, mientras viva, ni el tiempo ni la muerte podrán arrebatarme nunca el amor que sentía por mi hijo y el que él me regalaba con su furiosa alegría de vivir. La gloria es la única inmortalidad que está en poder de los humanos. “No consientas ―dice Isócrates― que toda tu naturaleza sea destruida a la vez; por el contrario, ya que te tocó en suerte un cuerpo mortal, intenta dejar el recuerdo inmortal de tu espíritu”. Cuando empezó a ejercer de corresponsal en La Habana, mi hijo me pidió algunos consejos. Le dije: ”Mauri, no uses adjetivos en los que podrías verte involucrado y desprotegido. El verbo es la acción con que se definen los hechos. Así lo han usado siempre los grandes periodistas. El prestigio de un corresponsal consiste en estar bien informado. Sé leal, solidario y generoso con los compañeros. Por lo demás, hazme el favor de no vivir tan deprisa”. Eso es lo que pasó, que el fuego de su vida encontró demasiado pronto sus cenizas. Vuela ahora mi pensamiento hacia los días felices del pasado, a los veranos compartidos con los amigos en que salíamos juntos a navegar. Esta vez la quilla partirá en dos su memoria y las olas batirán con ella los costados del barco. Llegará el otoño y su silueta se confundirá con una de las hojas doradas arrastrada por el viento y luego se irán alejando su voz y sus risas hasta perderse en la niebla de un extraño aeropuerto donde se embarcan solo las almas y allí ante la última aduana le diré: buen viaje, Mauri. Llámame en cuanto llegues a La Habana.»